«Sólo
una fina y transparente hoja de frágil cristal separa la civilización de su
recaída catastrófica en el abismo de la historia» (Mike Davis, "Ciudades
muertas. Ecología, catástrofe y revuelta")
“El sujeto se tambalea al borde del nihilismo absoluto; y
si esta mecanización, con o sin propósito, este agotamiento universal del
sentido, llegara a su plena realización, entonces puede que el vacío futuro
resultara igual que todas las angustias acerca de la muerte en la baja
antigüedad y que todas las angustias medievales sobre el infierno”. (Ernest Bloch, “La
ansiedad del ingeniero”)
“Los males pequeños espantan y los grandes
amansan”. (Anónimo, del Refranero Popular)
Surgió
esta conversación en torno al pesimismo que inunda el ambiente social y que se
ha hecho recurrente en todas las conversaciones normales y no sólo entre la gente más interesada en
las cuestiones políticas. Aún reconociendo que algo parece moverse, que hay un
cierto olor a rebeldía social, mi amigo y yo acabamos coincidiendo en una común
apreciación acerca de ese pesimismo general. Ambos pensamos que –lamentablemente-
en cuanto se produzca una ligera mejora en la capacidad adquisitiva, es
altamente probable que veamos disiparse esa apariencia de rebeldía que hoy se
percibe en las múltiples y nutridas manifestaciones de protesta. Y, más aún,
coincidimos en que buena parte de esas masas hoy tan indignadas, volverán a su
mansedumbre acostumbrada y apoyarán electoralmente al primer partido (incluyendo el PP) que les
prometa una subida del sueldo.
A
propósito de eso, le comento que desde la izquierda se acostumbra a confundir
los conceptos de “masa” y “pueblo”, que
todavía no se han enterado de que las masas son un producto de las élites y que
quienes hoy siguen padeciendo esta confusión forman parte, conscientemente o no,
de las élites o de las masas, y que juntas -como pastor y rebaño- constituyen la
inmensa mayoría de la sociedad y que por eso hoy es tan necesario como difícil que
prenda la idea de revolución integral. Se pica…, mi amigo sabe que estoy en
ésto de la “revolución integral”, me ha oído hablar de ello algunas veces y me reconoce que ha leído algunas cosas al
respecto, pero que no tiene más que dudas; y a partir de este momento, él mismo
dirige la conversación en ese sentido. (El
caso es que estos días andaba yo empeñado en reflexiones acerca de la
estrategia que a mí me parece más conveniente para extender el proyecto de
revolución integral, preocupado en cómo podría explicarlo para que no fuera un
peñazo teórico, y veo ahora, tras esta larga conversación, que las dudas de
este amigo pudieran serme más útiles a tal propósito que cualquier guión que a
mí se me pudiera ocurrir).
Así
que me pongo al intento de resumir tan larga y enjundiosa conversación.
Me
dice, de entrada y con cierto cabreo, algo así como que: “…todo me parecen palabras,
palabras y masturbaciones filosóficas, estoy harto de teorías y análisis
políticos, para que todo siga igual, para no hacer nada que realmente cambie
las cosas… y vosotros, además, haciendo de tocahuevos de la izquierda… ¡me
quieres decir cuándo empieza, cómo se organiza, cómo se hace eso de la
revolución integral!…que, por cierto, es una etiqueta que quiere abarcar tanto
que no explica nada, nada de en qué consiste esa revolución integral de la que habláis”
Puede
que tengas razón en lo de la etiqueta, si quieres, llámalo “democracia integral y
confederal”. Integral, porque estamos hablando de democracia al completo y eso
significa abarcar todos los aspectos de la vida en comunidad, todo “lo
público”, es decir, el autogobierno político, económico, social, ecológico,
cultural, etc. Y confederal, porque no concebimos una vida en comunidades
aisladas, aunque fueran perfectamente democráticas,
sino en cooperación y libremente asociadas al resto de comunidades del mundo.
Todas las democracias que hemos conocido a lo largo de la historia han
intentado aproximaciones, pero hasta ahora no se ha conseguido porque ha sido más grande la fuerza contraria, la de las
élites que se han opuesto a ello.
Esas fuerzas negativas han alcanzado hoy el máximo de poder, porque han creado estructuras tan potentes como el Estado y el Capitalismo, que les han
permitido concentrar todo ese poder y dominar “integralmente” a toda la sociedad, hasta conseguir que la
mayoría piense lo mismo: “que la vida es así, como ellos han decidido, y que además, es imposible que sea de
otra manera”.
¿Pero,
dime a qué viene entonces lo de meteros con la izquierda, cuando tánta falta nos
hace la unión de todos los que estamos en contra del sistema?
¿Cuando
tú dices “izquierda” te refieres a la gente o a los partidos de la izquierda?...yo me refiero a estos últimos, a las organizaciones dirigidas por élites
políticas y económicas. Quienes promovemos la revolución integral tenemos el
deber de hacer de moscas cojoneras, perdona, de los partidos políticos,
tanto de la izquierda como de la derecha, porque ambas facciones representan un
mismo sistema de pensamiento, que se traduce en una forma de realidad que no es otra que ésta en la que vivimos, que no es imaginaria, que es la
producida e impuesta por el sistema real. Lo que tú llamas “ataque a la
izquierda” forma parte de la ancestral lucha por la emancipación humana y que
necesariamente ha de producirse en contra del sistema hoy dominante en su
conjunto (izquierda-derecha-arriba-abajo)…igual me entiendes mejor con un esquema en el que podamos comparar las
características del sistema-dominante y las del antisistema-alternativo…verás
que tanto a la izquierda como a la derecha sólo puedes colocarlas en la columna
del sistema dominante, en la de la heteronomía:
Heteronomía (sistema)
|
Autonomía (antisistema)
|
Sistema de vida tutelada: comunidades jerarquizadas,
gobernadas por élites.
|
Sistema de vida emancipada: comunidades igualitarias,
autogobernadas.
|
Forma histórica de organización política: dictaduras o democracias
limitadas (repúblicas/monarquías parlamentarias).
|
Forma histórica de organización política: asambleas comunales.
|
Sistema económico: economía de mercado, gestión empresarial. Propiedad
privada o estatal, trabajo asalariado.
|
Sistema económico: economía comunitaria, autogestión. Propiedad comunal,
trabajo cooperativo.
|
Relación con la naturaleza: insostenible (la sociedad domina
y explota la naturaleza).
|
Relación con la naturaleza: sostenible (la sociedad forma
parte y cuida la naturaleza).
|
Concepción del ser humano: objeto de derechos, sin
responsabilidad sobre sí mismo ni sobre la comunidad. Modelo de individuo
aislado, obligado a competir.
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Concepción del ser humano: sujeto de deberes, responsable
de sí mismo y la comunidad. Modelo de individuo convivencial, inclinado a
cooperar.
|
Sistema democrático hegemónico: global-concentrado,
estatal-capitalista, regimen parlamentario, de mínima e indirecta
participación.
|
Sistema democrático alternativo:
global-descentralizado, confederal-comunitario, regimen
asambleario, de plena y directa participación.
|
Como
ves, mi visión es que no nos enfrentamos a una u otra facción del sistema hegemónico, sino al sistema en su totalidad. Sé que la idea predominante en la
lucha política es que ésta consiste en una competencia entre izquierdas y
derechas, pero ésta es una idea totalitaria, que excluye la existencia
histórica del pensamiento libre y la voluntad de emancipación humana…el
gravísimo problema del mundo actual es que ese pensamiento y esa voluntad nunca
habían sido tan débiles, nunca habían sido tan anulados como ahora. Creo que el único aspecto positivo de la actual
crisis del sistema es que está siendo una oportunidad para que mucha gente -es verdad
que mayoritariamente procedente de la izquierda- actualicemos nuestra visión del mundo y de la propia existencia, para que podamos ser conscientes de esta antiquísima verdad, no a
partir de las ideologías políticas o de interesadas interpretaciones de la
historia, sino a partir de nuestra propia experiencia.
Disculpa, pero si los de la
revolución integral os consideráis antisistema, entonces os sentiréis identificados, o al
menos próximos, a los encapuchados violentos, sean anarquistas o no, que la preparan
en las manifestaciones, ¿no?
No.
Al menos yo no les identifico como antisistema, rotundamente no. Recuerda que
una estrategia muy conocida del Estado es meter policías encapuchados entre los
manifestantes, para provocar el enfrentamiento violento, buscando la confusión
de la opinión pública al identificar a los violentos con grupos a los que el
propio Estado les pone la etiqueta de “anarquistas” y “antisistema”. Entre esos
encapuchados, los que pudieran ser anarquistas pertenecen a una facción muy
minoritaria, dotada de un programa tan simple e imposible como la de “acabar
con el Estado mediante la violencia”, precisamente en aquél terreno en el que
el sistema estatal-capitalista es más experto y poderoso. Y tampoco hay que olvidar que entre los que
ni son policías ni ese tipo de anarquistas, hay gente que actúa violentamente de forma instintiva y primaria,
porque no ven otro modo de reaccionar, porque creen que así se toman la
revancha por la extremada precariedad en la que viven, pero son gente que
dejarían de ser “antisistema” en cuanto el Estado les diera un subsidio, una
renta básica o cualquier empleo, aunque fuera de policía.
…De
todos modos, sabes que no soy pacifista incondicional, que soy partidario de la
autodefensa y creo que ante una agresión violenta y gratuita -sea de un policía
o de cualquiera- no es que tengamos derecho a la autodefensa, es que ésta es un
deber.
Continúa...
Continúa...
1 comentario:
Cada vez más claro y más sembrao. Megusta.
Baldomero
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