jueves, 3 de abril de 2014

CONVERSACIÓN CON UN AMIGO DE IZQUIERDAS (parte 1)


«Sólo una fina y transparente hoja de frágil cristal separa la civilización de su recaída catastrófica en el abismo de la historia» (Mike Davis, "Ciudades muertas. Ecología, catástrofe y revuelta")

 “El sujeto se tambalea al borde del nihilismo absoluto; y si esta mecanización, con o sin propósito, este agotamiento universal del sentido, llegara a su plena realización, entonces puede que el vacío futuro resultara igual que todas las angustias acerca de la muerte en la baja antigüedad y que todas las angustias medievales sobre el infierno”. (Ernest Bloch, “La ansiedad del ingeniero”)

 “Los males pequeños espantan y los grandes amansan”. (Anónimo, del Refranero Popular)



Surgió esta conversación en torno al pesimismo que inunda el ambiente social y que se ha hecho recurrente en todas las conversaciones normales y no sólo entre la gente más interesada en las cuestiones políticas. Aún reconociendo que algo parece moverse, que hay un cierto olor a rebeldía social, mi amigo y yo acabamos coincidiendo en una común apreciación acerca de ese pesimismo general. Ambos pensamos que –lamentablemente- en cuanto se produzca una ligera mejora en la capacidad adquisitiva, es altamente probable que veamos disiparse esa apariencia de rebeldía que hoy se percibe en las múltiples y nutridas manifestaciones de protesta. Y, más aún, coincidimos en que buena parte de esas masas hoy tan indignadas, volverán a su mansedumbre acostumbrada y apoyarán electoralmente al  primer partido (incluyendo el PP) que les prometa una subida del sueldo.


A propósito de eso, le comento que desde la izquierda se acostumbra a confundir los conceptos de  “masa” y “pueblo”, que todavía no se han enterado de que las masas son un producto de las élites y que quienes hoy siguen padeciendo esta confusión forman parte, conscientemente o no, de las élites o de las masas, y que juntas -como pastor y rebaño- constituyen la inmensa mayoría de la sociedad y que por eso hoy es tan necesario como difícil que prenda la idea de revolución integral. Se pica…, mi amigo sabe que estoy en ésto de la “revolución integral”, me ha oído hablar de ello algunas veces  y me reconoce que ha leído algunas cosas al respecto, pero que no tiene más que dudas; y a partir de este momento, él mismo dirige la conversación en ese sentido. (El caso es que estos días andaba yo empeñado en reflexiones acerca de la estrategia que a mí me parece más conveniente para extender el proyecto de revolución integral, preocupado en cómo podría explicarlo para que no fuera un peñazo teórico, y veo ahora, tras esta larga conversación, que las dudas de este amigo pudieran serme más útiles a tal propósito que cualquier guión que a mí se me pudiera ocurrir).
Así que me pongo al intento de resumir tan larga y enjundiosa conversación.

Me dice, de entrada y con cierto cabreo, algo así como que: “…todo me parecen palabras, palabras y masturbaciones filosóficas, estoy harto de teorías y análisis políticos, para que todo siga igual, para no hacer nada que realmente cambie las cosas… y vosotros, además, haciendo de tocahuevos de la izquierda… ¡me quieres decir cuándo empieza, cómo se organiza, cómo se hace eso de la revolución integral!…que, por cierto, es una etiqueta que quiere abarcar tanto que no explica nada, nada de en qué consiste esa revolución integral de la que habláis”

Puede que tengas razón en lo de la etiqueta, si quieres, llámalo “democracia integral y confederal”. Integral, porque estamos hablando de democracia al completo y eso significa abarcar todos los aspectos de la vida en comunidad, todo “lo público”, es decir, el autogobierno político, económico, social, ecológico, cultural, etc. Y confederal, porque no concebimos una vida en comunidades aisladas, aunque fueran perfectamente  democráticas, sino en cooperación y libremente asociadas al resto de comunidades del mundo. Todas las democracias que hemos conocido a lo largo de la historia han intentado aproximaciones, pero hasta ahora no se ha conseguido porque ha sido más grande la fuerza contraria, la de las élites que se han opuesto a ello. Esas fuerzas negativas han alcanzado hoy el máximo de poder, porque han  creado estructuras tan potentes como el Estado y el Capitalismo, que les han permitido concentrar todo ese poder y dominar “integralmente” a toda la sociedad, hasta conseguir que la mayoría piense lo mismo: “que la vida es así, como ellos han decidido, y que además, es imposible que sea de otra manera”.

¿Pero, dime a qué viene entonces lo de meteros con la izquierda, cuando tánta falta nos hace la unión de todos los que estamos en contra del sistema?

¿Cuando tú dices “izquierda” te refieres a la gente o a los partidos de la izquierda?...yo me refiero a estos últimos, a las organizaciones dirigidas por élites políticas y económicas. Quienes promovemos la revolución integral tenemos el deber de hacer de moscas cojoneras, perdona, de los partidos políticos, tanto de la izquierda como de la derecha, porque ambas facciones representan un mismo sistema de pensamiento, que se traduce en una forma de realidad que no es otra que ésta en la que vivimos,  que no es imaginaria, que es la producida e impuesta por el sistema real. Lo que tú llamas “ataque a la izquierda” forma parte de la ancestral lucha por la emancipación humana y que necesariamente ha de producirse en contra del sistema hoy dominante en su conjunto (izquierda-derecha-arriba-abajo)…igual me entiendes mejor con un esquema en el que podamos comparar las características del sistema-dominante y las del antisistema-alternativo…verás que tanto a la izquierda como a la derecha sólo puedes colocarlas en la columna del sistema dominante, en la de la heteronomía:

Heteronomía (sistema)
Autonomía (antisistema)
Sistema de vida tutelada: comunidades jerarquizadas, gobernadas por élites.
Sistema de vida emancipada: comunidades igualitarias, autogobernadas.
Forma histórica de organización política: dictaduras o democracias limitadas (repúblicas/monarquías parlamentarias). 
Forma histórica de organización política: asambleas comunales.
Sistema económico: economía de mercado, gestión empresarial. Propiedad privada o estatal, trabajo asalariado.
Sistema económico: economía comunitaria, autogestión. Propiedad comunal, trabajo cooperativo.
Relación con la naturaleza: insostenible (la sociedad domina y explota la naturaleza).
Relación con la naturaleza: sostenible (la sociedad forma parte y cuida la naturaleza).
Concepción del ser humano: objeto de derechos, sin responsabilidad sobre sí mismo ni sobre la comunidad. Modelo de individuo aislado, obligado a competir.
Concepción del ser humano: sujeto de deberes, responsable de sí mismo y la comunidad. Modelo de individuo convivencial, inclinado a cooperar. 
Sistema democrático hegemónico: global-concentrado, estatal-capitalista, regimen parlamentario, de mínima e indirecta participación.
Sistema democrático alternativo:
global-descentralizado, confederal-comunitario, regimen asambleario, de plena y directa participación.

Como ves, mi visión es que no nos enfrentamos a una u otra facción del sistema hegemónico, sino al sistema en su totalidad. Sé que la idea predominante en la lucha política es que ésta consiste en una competencia entre izquierdas y derechas, pero ésta es una idea totalitaria, que excluye la existencia histórica del pensamiento libre y la voluntad de emancipación humana…el gravísimo problema del mundo actual es que ese pensamiento y esa voluntad nunca habían sido tan débiles, nunca habían sido tan anulados como ahora. Creo que el único aspecto positivo de la actual crisis del sistema es que está siendo una oportunidad para que mucha gente -es verdad que mayoritariamente procedente de la izquierda- actualicemos nuestra visión del mundo y de la propia existencia, para que podamos ser conscientes de esta antiquísima verdad,  no a partir de las ideologías políticas o de interesadas interpretaciones de la historia, sino a partir de nuestra propia experiencia.

Disculpa, pero si los de la revolución integral os consideráis antisistema, entonces os sentiréis identificados, o al menos próximos, a los encapuchados violentos, sean anarquistas o no, que la preparan en las manifestaciones, ¿no?

No. Al menos yo no les identifico como antisistema, rotundamente no. Recuerda que una estrategia muy conocida del Estado es meter policías encapuchados entre los manifestantes, para provocar el enfrentamiento violento, buscando la confusión de la opinión pública al identificar a los violentos con grupos a los que el propio Estado les pone la etiqueta de “anarquistas” y “antisistema”. Entre esos encapuchados, los que pudieran ser anarquistas pertenecen a una facción muy minoritaria, dotada de un programa tan simple e imposible como la de “acabar con el Estado mediante la violencia”, precisamente en aquél terreno en el que el sistema estatal-capitalista es más experto y poderoso.  Y tampoco hay que olvidar que entre los que ni son policías ni ese tipo de anarquistas, hay gente que actúa  violentamente de forma instintiva y primaria, porque no ven otro modo de reaccionar, porque creen que así se toman la revancha por la extremada precariedad en la que viven, pero son gente que dejarían de ser “antisistema” en cuanto el Estado les diera un subsidio, una renta básica o cualquier empleo, aunque fuera de policía.
…De todos modos, sabes que no soy pacifista incondicional, que soy partidario de la autodefensa y creo que ante una agresión violenta y gratuita -sea de un policía o de cualquiera- no es que tengamos derecho a la autodefensa, es que ésta es un deber.

Continúa...


1 comentario:

Anónimo dijo...

Cada vez más claro y más sembrao. Megusta.
Baldomero