miércoles, 15 de enero de 2014

TEXTOS DEL DOCUMENTAL “BATZARRE, LA ASAMBLEA POPULAR”

La asamblea popular

El siguiente texto corresponde a los subtítulos en castellano de este documental, cuyo idioma original es el euskera. Leire Saitua Iríbar y Jasone Mitxeltorena hicieron la adaptación del guión sobre una idea original de  Félix Rodrigo Mora, con la música y realización de Angel Méndez Alvarez. 

Texto del documental "Batzarre":

-La asamblea es la forma natural de organizarse el pueblo. Se ha dado en todos los pueblos y a lo largo de la historia, ya que es el único modo de asegurar la participación de todas las personas, hombres y mujeres de un pueblo, para reflexionar y para decidir.

-Para que haya democracia de verdad, la totalidad de la vida política pasa por la asamblea y se asienta en ella. Si no es así, sólo hay tiranía y dictadura. Un orden político, para ser legítimo necesita estar sustentado en una red de asambleas en cada pueblo, formando en conjunto el cuerpo social, sin distinción de ideología, raza, credo, religión e integrando toda la diversidad. La asamblea, por tanto, engloba a todas las personas. Es universalista, integradora y no discrimina. Une en lo político lo que es plural y diverso, convirtiendo al pueblo en sujeto creador, libre y soberano. La asamblea no tiene una postura ideológica previa, de manera que las admite todas, con una sóla condición: entender que es la propia asamblea la forma libre de organizarse políticamente.

-Para recuperar el batzarre y la comunidad que va unida al batzarre, está claro que no podemos idealizar, que no podemos quedarnos a mirar lo que era o no era en aquellos tiempos. Pensar en algo inmediato con nuestra forma de pensar actual, pasar a algo sin ninguna remodelación será muy difícil, por no decir que llegaremos a algo donde caeremos en grandes contradicciones. La asamblea es una comunidad humana con las siguientes funciones: reflexiona, decide, ejecuta y supervisa. Esto es, la asamblea es un gobierno integral. Es también una forma de convivencia, de respeto mutuo y mutua comprensión. Y, así mismo, un foro donde se desarrolla el arte de la comunicación oral.

-Por tanto, son imprescindibles los siguientes valores e ingredientes: el valor de la palabra (la verdad), ser dueño y dueña de una misma, la pasión por la acción y la capacidad para evaluar lo realizado. Al mismo tiempo, requiere el amor entre las personas, la honradez, el querer ayudar a los demás y el priorizar lo común ante lo personal. Requiere la voluntad de hacer algo bello, para poder recuperar la elegancia y precisión de la oratoria, hoy perdida y ridiculizada.
Tales valores han de ser apreciados y desarrollados en oposición a otros, como por ejemplo: el desdén por la verdad, la anulación de la libertad `personal y la voluntad soberana de la persona, la inacción perezosa, la indiferencia ante los resultados de lo realizado, la falta de amor, la búsqueda del interés personal, el ansia de servirse a sí mismo y a sí misma, el desprecio por la ética y los valores, etc, que perjudican a la asamblea.

-La asamblea es soberana, posibilita la soberanía de sus integrantes, quienes integran la asamblea toman decisiones, las decisiones que conciernen a su vida, a la comunidad. Y tiene recursos propios, por lo que es autosuficiente. Las integrantes de la asamblea son soberanas mediante la misma. Una sociedad que se autogobierna por asambleas es un orden libre y, por tanto, sin Estado (tampoco el Estado de Bienestar), ésto es,  ni trabajo asalariado, ni dominación, ni represión-explotación. Pero no es una sociedad perfecta, sino una sociedad constantemente perfeccionable, mediante el esfuerzo personal sin fin y debiendo afrontar cada quien sus carencias y errores. Es un orden libre, precisamente porque gracias al esfuerzo individual y de grupo, posibilita que mejoren tanto la comunidad como cada integrante de ella. Ese es el sentido de la asamblea soberana: sin Estado, sin propiedad empresarial, el pueblo y sólo el pueblo, en su complejidad, contradicción y pluralidad. Si hay Estado no hay asamblea en su plenitud y, por el contrario, si hay asambleas omni-soberanas, entonces no hay Estado.

-Por un lado, tenemos que ver a qué nos referimos cuando decimos “la gente de hoy en día”, si entendemos la gente que está en los valores del sistema actual. Así, de repente, sinceramente no me veo metiéndome en un batzarre con cierta gente, especialmente, en una comunidad que tiene como objetivo la liberación. Por el contrario, puede suceder que la gente de hoy se vea en una situación concreta, debido a ataques externos o situaciones insoportables y esa situación promoverá una sacudida en los valores profundos de la gente, los moverá, los pondrá patas arriba. La solidaridad no vendrá de las estructuras del Estado, todo lo contrario, se va deshaciendo su carácter de Bienestar y demás.  Por lo tanto, para que las personas vivan bien unas junto a otras, de la forma más pacífica y equilibrada posible, para ello tendrán que acordar unos valores comunes para la relación entre sí y la convivencia.

-El sujeto de la modernidad -yo, tú, el otro, todas y todos- no es apto para las asambleas, pues está degradado, adoctrinado y aleccionado, es egotista y poco inteligente. De aquí hemos de partir, para tomar conciencia de la realidad y actuar con objetividad. Por tanto, sin una revolución del sujeto, sin una revolución interior, sin renacimiento espiritual y sin rehumanización, no hay nada que hacer. Es imposible avanzar hacia una sociedad asamblearia en lo político sin, a la vez, impulsar  una transformación integral de la persona. Los males individuales y de la sociedad situados en el ámbito externo es algo que pertenece al pasado. Ahora, yo, tú, el otro, todas y todos, somos responsables. Si no nos autotransformamos, somos cooperadores del Estado y del capitalismo. Necesitamos autoconocimiento y autogestión, hacia dentro y hacia fuera. La politiquería, la ideología burguesa, es una estafa y una mentira, pues como sujetos somos integrales, cuerpo y espíritu, sociales e individuales, no solo animales políticos.

-Hoy en día, el principal reto que plantea la asamblea es que asumamos esa responsabilidad, asumir la responsabilidad de organizarnos y de satisfacer nuestras propias necesidades, tomar decisiones en la asamblea y tener recursos propios para satisfacer nosotras mismas esas necesidades. Ese es el reto que plantea hoy la asamblea y su mayor dificultad. En primer lugar, la asamblea y sus correlatos -los bienes comunales, el trabajo comunitario y la ayuda mutua-, si queremos que sean parte integrante de la vida colectiva, si queremos que sean decisivos y determinantes, necesitamos con urgencia revolucionar la ética. La ética enseña lo que ha de tenerse por comportamiento correcto, no es coercitiva y asume o rechaza el acto libre y soberano de la persona. El nihilismo y amoralismo burgués llevan muchos años predicando el repudio de la moralidad, precisamente, entre otros objetivos, para hacer imposibles las asambleas. La moral se construye a base de meditar las elecciones y las experiencias. Hacer una revolución ética para el siglo XXI  es una de las grandes tareas pendientes.

-Yo creo que si algo nos enseña el batzarre y la forma de vida comunitaria que nos trae, es que podemos recuperar ciertos aspectos del pasado que podemos rescatar y hacer nuestras algunas lecciones y especialmente, que en el momento de hacerlas nuestras, debemos librarnos de la contaminación que supone el actual sistema de valores. Cuando hablamos de ello, ya he mencionado antes la idealización, pero también existe otro riesgo: nosotras mismas estamos colonizadas, estamos como contaminadas por ciertos valores. Dependiendo de nuestros objetivos, deberemos escoger entre unos y otros valores. Si tenemos en mente crear una comunidad entre iguales, ciertos valores tendrán que ser descartados.

-La asamblea es causa de revolución, pero también su efecto. En la sociedad actual, la asamblea sólo puede desarrollarse hasta cierto punto, pero no completamente, ni mucho menos. En el actual orden, cada asamblea es muy imperfecta, lo que hace que las personas que la integramos tengamos un gran margen de mejora. Una sociedad de autogobierno por asambleas, lo ha de ser sin Estado, sin poderes económicos y sin aparato de adoctrinamiento, por tanto, sin sistema educativo estatal-empresarial.

-Sólo la asamblea puede tomar decisiones, porque sólo debe existir soberanía popular y no dictadura estatal. La asamblea no lo es todo, no es más que una parte de una sociedad bien organizada, tiene una actuación limitada y no puede atacar la libertad y la soberanía individual. El ser individual, por supuesto que existe independientemente de la asamblea. Somos seres completos, libres, responsables y con autodeterminación y, al mismo tiempo, seres convivenciales con la gente de casa, amistades, grupos de trabajo productivos, de apoyo mutuo y otros grupos. No puede haber una dictadura de la asamblea y no todo tiene por qué pasar por ella, la asamblea no puede negar, ni a nivel individual ni a nivel colectivo, la iniciativa y la creatividad. Su función principal es fijar las líneas fundamentales de la acción comunitaria, garantizando después su cumplimiento, pero tiene unos límites en su actuación, el abuso de la asamblea la ridiculiza y la desacredita.

-La asamblea, hoy en día, a pesar de que nos gustaría que ocupase el elevadísimo lugar que le corresponde, sólo puede darse como una realidad limitada; pero, al mismo tiempo, la asamblea actual es una escuela de vida participativa, de pensamiento y convivencia, un instrumento para la lucha política, social y cultural. La asamblea no puede ser el pretexto para delegar en ella las responsabilidades, tareas y deberes personales. Si rechazamos el régimen partitocrático del Parlamento porque supone delegar, no podemos admitir que recaiga sobre la asamblea la responsabilidad de cada cual. No hay asamblea buena si no proviene del esfuerzo de quienes la forman, esfuerzo reflexivo (dos horas de reflexión personal por cada hora de asamblea), esfuerzo convivencial, esfuerzo de generosidad, esfuerzo oratorio y otros más. La asamblea es mucho más que un grupo de personas que se junta en una plaza. Eliminamos de nuestras mentes la concepción simplista, fácil y expontaneista de la asamblea y nos la tomamos muy en serio, haciendo todo lo necesario para hacer realidad el asamblearismo.

-La asamblea y el autogobierno por asambleas son metas difíciles, un gran reto. Lo más fácil es lo que el Parlamentarismo nos ofrece, meter un papelito en una urna cada cuatro años y olvidarse, siendo además un gesto inútil y pernicioso. La asamblea es todo lo contrario, tenemos la conciencia despierta en todo momento y es por eso que nos da la posibilidad de desarrollarnos como seres humanos. Persistiendo y esforzándonos aprenderemos a funcionar bien en las asambleas, ahí reside una buena parte de su gran contribución: son escuelas de empoderamiento, autoconocimiento y autogestión. La asamblea no es un sistema de gobierno, sino la forma que tiene el pueblo de autoorganizarse.




1 comentario:

Florentino dijo...

¿puede ser que esta sociedad nos haya hecho cobardes para exponer las ideas de esta forma, en una asamblea? Completamente de acuerdo de todo el artículo. Al hilo de esto ¿qué le parece el nuevo movimiento asambleario propuesto por Pablo Iglesias llamado "Podemos"? Saludos y gracias.