La asamblea popular |
El siguiente texto corresponde a los
subtítulos en castellano de este documental, cuyo idioma original es el
euskera. Leire Saitua Iríbar y Jasone Mitxeltorena hicieron la adaptación del
guión sobre una idea original de Félix
Rodrigo Mora, con la música y realización de Angel Méndez Alvarez.
Texto del documental "Batzarre":
-La
asamblea es la forma natural de organizarse el pueblo. Se ha dado en todos los
pueblos y a lo largo de la historia, ya que es el único modo de asegurar la
participación de todas las personas, hombres y mujeres de un pueblo, para
reflexionar y para decidir.
-Para
que haya democracia de verdad, la totalidad de la vida política pasa por la
asamblea y se asienta en ella. Si no es así, sólo hay tiranía y dictadura. Un
orden político, para ser legítimo necesita estar sustentado en una red de
asambleas en cada pueblo, formando en conjunto el cuerpo social, sin distinción
de ideología, raza, credo, religión e integrando toda la diversidad. La
asamblea, por tanto, engloba a todas las personas. Es universalista,
integradora y no discrimina. Une en lo político lo que es plural y diverso,
convirtiendo al pueblo en sujeto creador, libre y soberano. La asamblea no
tiene una postura ideológica previa, de manera que las admite todas, con una
sóla condición: entender que es la propia asamblea la forma libre de
organizarse políticamente.
-Para
recuperar el batzarre y la comunidad que va unida al batzarre, está claro que
no podemos idealizar, que no podemos quedarnos a mirar lo que era o no era en
aquellos tiempos. Pensar en algo inmediato con nuestra forma de pensar actual,
pasar a algo sin ninguna remodelación será muy difícil, por no decir que
llegaremos a algo donde caeremos en grandes contradicciones. La asamblea es una
comunidad humana con las siguientes funciones: reflexiona, decide, ejecuta y
supervisa. Esto es, la asamblea es un gobierno integral. Es también una forma de
convivencia, de respeto mutuo y mutua comprensión. Y, así mismo, un foro donde
se desarrolla el arte de la comunicación oral.
-Por
tanto, son imprescindibles los siguientes valores e ingredientes: el valor de
la palabra (la verdad), ser dueño y dueña de una misma, la pasión por la acción
y la capacidad para evaluar lo realizado. Al mismo tiempo, requiere el amor
entre las personas, la honradez, el querer ayudar a los demás y el priorizar lo
común ante lo personal. Requiere la voluntad de hacer algo bello, para poder
recuperar la elegancia y precisión de la oratoria, hoy perdida y ridiculizada.
Tales
valores han de ser apreciados y desarrollados en oposición a otros, como por
ejemplo: el desdén por la verdad, la anulación de la libertad `personal y la voluntad
soberana de la persona, la inacción perezosa, la indiferencia ante los
resultados de lo realizado, la falta de amor, la búsqueda del interés personal,
el ansia de servirse a sí mismo y a sí misma, el desprecio por la ética y los
valores, etc, que perjudican a la asamblea.
-La
asamblea es soberana, posibilita la soberanía de sus integrantes, quienes
integran la asamblea toman decisiones, las decisiones que conciernen a su vida,
a la comunidad. Y tiene recursos propios, por lo que es autosuficiente. Las
integrantes de la asamblea son soberanas mediante la misma. Una sociedad que se
autogobierna por asambleas es un orden libre y, por tanto, sin Estado (tampoco el
Estado de Bienestar), ésto es, ni
trabajo asalariado, ni dominación, ni represión-explotación. Pero no es una
sociedad perfecta, sino una sociedad constantemente perfeccionable, mediante el
esfuerzo personal sin fin y debiendo afrontar cada quien sus carencias y
errores. Es un orden libre, precisamente porque gracias al esfuerzo individual
y de grupo, posibilita que mejoren tanto la comunidad como cada integrante de
ella. Ese es el sentido de la asamblea soberana: sin Estado, sin propiedad
empresarial, el pueblo y sólo el pueblo, en su complejidad, contradicción y
pluralidad. Si hay Estado no hay asamblea en su plenitud y, por el contrario,
si hay asambleas omni-soberanas, entonces no hay Estado.
-Por
un lado, tenemos que ver a qué nos referimos cuando decimos “la gente de hoy en
día”, si entendemos la gente que está en los valores del sistema actual. Así,
de repente, sinceramente no me veo metiéndome en un batzarre con cierta gente,
especialmente, en una comunidad que tiene como objetivo la liberación. Por el
contrario, puede suceder que la gente de hoy se vea en una situación concreta,
debido a ataques externos o situaciones insoportables y esa situación promoverá
una sacudida en los valores profundos de la gente, los moverá, los pondrá patas
arriba. La solidaridad no vendrá de las estructuras del Estado, todo lo
contrario, se va deshaciendo su carácter de Bienestar y demás. Por lo tanto, para que las personas vivan bien
unas junto a otras, de la forma más pacífica y equilibrada posible, para ello
tendrán que acordar unos valores comunes para la relación entre sí y la
convivencia.
-El
sujeto de la modernidad -yo, tú, el otro, todas y todos- no es apto para las
asambleas, pues está degradado, adoctrinado y aleccionado, es egotista y poco
inteligente. De aquí hemos de partir, para tomar conciencia de la realidad y
actuar con objetividad. Por tanto, sin una revolución del sujeto, sin una
revolución interior, sin renacimiento espiritual y sin rehumanización, no hay
nada que hacer. Es imposible avanzar hacia una sociedad asamblearia en lo
político sin, a la vez, impulsar una
transformación integral de la persona. Los males individuales y de la sociedad
situados en el ámbito externo es algo que pertenece al pasado. Ahora, yo, tú,
el otro, todas y todos, somos responsables. Si no nos autotransformamos, somos
cooperadores del Estado y del capitalismo. Necesitamos autoconocimiento y
autogestión, hacia dentro y hacia fuera. La politiquería, la ideología
burguesa, es una estafa y una mentira, pues como sujetos somos integrales,
cuerpo y espíritu, sociales e individuales, no solo animales políticos.
-Hoy
en día, el principal reto que plantea la asamblea es que asumamos esa
responsabilidad, asumir la responsabilidad de organizarnos y de satisfacer
nuestras propias necesidades, tomar decisiones en la asamblea y tener recursos
propios para satisfacer nosotras mismas esas necesidades. Ese es el reto que
plantea hoy la asamblea y su mayor dificultad. En primer lugar, la asamblea y
sus correlatos -los bienes comunales, el trabajo comunitario y la ayuda mutua-,
si queremos que sean parte integrante de la vida colectiva, si queremos que
sean decisivos y determinantes, necesitamos con urgencia revolucionar la ética.
La ética enseña lo que ha de tenerse por comportamiento correcto, no es
coercitiva y asume o rechaza el acto libre y soberano de la persona. El
nihilismo y amoralismo burgués llevan muchos años predicando el repudio de la
moralidad, precisamente, entre otros objetivos, para hacer imposibles las
asambleas. La moral se construye a base de meditar las elecciones y las
experiencias. Hacer una revolución ética para el siglo XXI es una de las grandes tareas pendientes.
-Yo
creo que si algo nos enseña el batzarre y la forma de vida comunitaria que nos
trae, es que podemos recuperar ciertos aspectos del pasado que podemos rescatar
y hacer nuestras algunas lecciones y especialmente, que en el momento de
hacerlas nuestras, debemos librarnos de la contaminación que supone el actual
sistema de valores. Cuando hablamos de ello, ya he mencionado antes la
idealización, pero también existe otro riesgo: nosotras mismas estamos
colonizadas, estamos como contaminadas por ciertos valores. Dependiendo de
nuestros objetivos, deberemos escoger entre unos y otros valores. Si tenemos en
mente crear una comunidad entre iguales, ciertos valores tendrán que ser
descartados.
-La
asamblea es causa de revolución, pero también su efecto. En la sociedad actual,
la asamblea sólo puede desarrollarse hasta cierto punto, pero no completamente,
ni mucho menos. En el actual orden, cada asamblea es muy imperfecta, lo que
hace que las personas que la integramos tengamos un gran margen de mejora. Una
sociedad de autogobierno por asambleas, lo ha de ser sin Estado, sin poderes
económicos y sin aparato de adoctrinamiento, por tanto, sin sistema educativo
estatal-empresarial.
-Sólo
la asamblea puede tomar decisiones, porque sólo debe existir soberanía popular
y no dictadura estatal. La asamblea no lo es todo, no es más que una parte de
una sociedad bien organizada, tiene una actuación limitada y no puede atacar la
libertad y la soberanía individual. El ser individual, por supuesto que existe
independientemente de la asamblea. Somos seres completos, libres, responsables
y con autodeterminación y, al mismo tiempo, seres convivenciales con la gente
de casa, amistades, grupos de trabajo productivos, de apoyo mutuo y otros
grupos. No puede haber una dictadura de la asamblea y no todo tiene por qué
pasar por ella, la asamblea no puede negar, ni a nivel individual ni a nivel
colectivo, la iniciativa y la creatividad. Su función principal es fijar las
líneas fundamentales de la acción comunitaria, garantizando después su
cumplimiento, pero tiene unos límites en su actuación, el abuso de la asamblea
la ridiculiza y la desacredita.
-La
asamblea, hoy en día, a pesar de que nos gustaría que ocupase el elevadísimo lugar
que le corresponde, sólo puede darse como una realidad limitada; pero, al mismo
tiempo, la asamblea actual es una escuela de vida participativa, de pensamiento
y convivencia, un instrumento para la lucha política, social y cultural. La
asamblea no puede ser el pretexto para delegar en ella las responsabilidades,
tareas y deberes personales. Si rechazamos el régimen partitocrático del
Parlamento porque supone delegar, no podemos admitir que recaiga sobre la
asamblea la responsabilidad de cada cual. No hay asamblea buena si no proviene
del esfuerzo de quienes la forman, esfuerzo reflexivo (dos horas de reflexión
personal por cada hora de asamblea), esfuerzo convivencial, esfuerzo de
generosidad, esfuerzo oratorio y otros más. La asamblea es mucho más que un
grupo de personas que se junta en una plaza. Eliminamos de nuestras mentes la
concepción simplista, fácil y expontaneista de la asamblea y nos la tomamos muy
en serio, haciendo todo lo necesario para hacer realidad el asamblearismo.
-La
asamblea y el autogobierno por asambleas son metas difíciles, un gran reto. Lo
más fácil es lo que el Parlamentarismo nos ofrece, meter un papelito en una
urna cada cuatro años y olvidarse, siendo además un gesto inútil y pernicioso.
La asamblea es todo lo contrario, tenemos la conciencia despierta en todo
momento y es por eso que nos da la posibilidad de desarrollarnos como seres
humanos. Persistiendo y esforzándonos aprenderemos a funcionar bien en las
asambleas, ahí reside una buena parte de su gran contribución: son escuelas de
empoderamiento, autoconocimiento y autogestión. La asamblea no es un sistema de
gobierno, sino la forma que tiene el pueblo de autoorganizarse.
1 comentario:
¿puede ser que esta sociedad nos haya hecho cobardes para exponer las ideas de esta forma, en una asamblea? Completamente de acuerdo de todo el artículo. Al hilo de esto ¿qué le parece el nuevo movimiento asambleario propuesto por Pablo Iglesias llamado "Podemos"? Saludos y gracias.
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