viernes, 3 de enero de 2014

KURDISTÁN, EL PROYECTO DE UNA NACIÓN SIN ESTADO


Apenas tenemos noticias del Kurdistán, el territorio atravesado por los ríos Tigris y Eufrates, la Mesopotamia, cuna de civilizaciones, territorio fértil como ninguno, cuyo nombre es hoy ocultado y borrado del mapa. Un territorio ocupado desde hace muchos siglos por el pueblo kurdo, por 40 millones de habitantes ignorados hoy por los medios de comunicación de Oriente y Occidente, un silencio que tiene origen simple:  el abundante petróleo allí existente. La llamada “comunidad internacional” repartió ese territorio en cuatro países: Turquía (190.000 km2), Irán ( 125.000 km2), Irak ( 65.000 km2) y Siria (12.000 km2). Está en el corazón geográfico de Oriente Medio, en el ojo del huracán, en medio del tablero de ajedrez en el que todo el mundo sabe que se juega la gran partida geopolítica-militar de nuestro tiempo. Muchos de sus habitantes fueron forzados al exilio, sólo en Alemania viven un millón de kurdos.

Desde hace décadas, el pueblo kurdo vive en contínua sublevación, en un intento de autodeterminación aparentemente imposible, en permanente confrontación con cuatro estados diferentes. El aglutinante de ese movimiento popular fue el partido de los trabajadores kurdos (PKK), fundado en 1978, entre otros, por el que hoy es considerado como líder e ideólogo del movimiento, Abdullah Öcalan. Con la colaboración de la CIA y el Mossad, los servicios secretos de Turquía detuvieron a Öcalan en Kenia, en 1998, y le condenaron a muerte; posteriormente esta pena le fue conmutada por la de cadena perpetua y actualmente sigue preso en la isla-cárcel de Imrali (Turquía). 

En su origen, el PKK abordó su lucha de autodeterminación desde una visión marxista-leninista, que pretendía la creación de un nuevo Estado. Con el paso del tiempo esa perspectiva se ha ido modificando a raíz de la propia experiencia del movimiento, abocado a una guerra de antemano perdida y su enfoque actual es bien distinto. Ellos lo llaman “confederalismo democrático”, una propuesta de radical transformación de la sociedad kurda, organizada como nación sin estado. Öcalan, intelectualmente influenciado por el sociólogo Immanuel Wallerstein y por el pensamiento libertario de  Murray Bookchin, piensa hoy que su propuesta interesa también al resto de pueblos del mundo que buscan hoy liberarse de la pesadilla estatal-capitalista.

En partes bien lejanas del mundo, vemos como otros movimientos rebeldes buscan su propia vía de liberación, en circunstancias completamente diferentes, pero que tienen en común una componente libertaria, que enfatiza el ideal del autogobierno de la sociedad (que no es otra cosa que la democracia), por encima del fracasado objetivo de apropiarse del Estado, identificado éste, por fin,  como un mal en sí mismo, subsistema integrado en el organigrama y la estrategia global del sistema capitalista. No obstante, la mayoría de la izquierda mundial sigue obcecada en el viejo y frustrado sueño de la revolución concebida como “asalto al Palacio de Invierno”. Sabemos que toda esa izquierda mayoritaria, de tradición marxista-leninista, extremadamente debilitada, está hoy sumida en una profunda reflexión, lamiéndose las heridas de su continuada derrota, y que de esa reflexión surge de vez en cuando una evolución en su diagnóstico de la realidad, una esperanza que nos aproxima a la revolución integral que hoy toca. Cuando alcancen a comprender el alcance civilizatorio de esa revolución, sabrán que ya ha comenzado, que no se trata de un suceso concreto -ni electoral, ni militar- sino de un proceso permanente de renovación del ser humano y de la sociedad hacia su emancipación y autonomía, que incluye necesariamente la radical confrontación con el sistema estatal-capitalista, no para arreglarlo, sino para lograr su erradicación definitiva.

La izquierda kurda ya hizo esa reflexión y modificó acertadamente su pensamiento y estrategia (en los próximos años veremos si las actuales negociaciones con el Estado turco no les desvían de su actual estrategia política hacia el autogobierno comunal y confederal). Es cierto que vemos importantes carencias en su pensamiento, excesivamente politicista, nacionalista y economicista, pero no dejamos de reconocer en ello una aproximación a la idea de revolución integral. Por eso, nos puede resultar interesante seguir hoy la evolución del conflicto kurdo, como de otros movimientos con esa misma componente libertaria –como el movimiento zapatista o el comunalismo venezolano-, procurando tender puentes de acercamiento y confluencia hacia la estrategia de revolución integral.

Cuando aquí  y ahora el estado español  está desviando el debate político  hacia el que llaman “problema catalán”,  cuando las élites dirigentes de Cataluña –incluida la izquierda estatista- están “comiéndole el coco” al pueblo catalán con el proyecto perverso y regresivo de crear un Estado propio -tan ajeno a la soberanía del pueblo como el Estado español-, parece oportuno recordar la idea kurda de una nación sin estado, ni propio ni ajeno. Ningún Estado. Como ellos mismos afirman, su experiencia histórica y su crítica al estado-nación  les ha llevado a “interpretar el derecho de los pueblos a su autodeterminación como la base para el establecimiento de una democracia de base, sin necesidad de buscar nuevas fronteras políticas”.

Notas:
-Para conocer la propuesta kurda de Confederalismo Democrático, descargar AQUÍ el libro de Abdullah Öcalan.

-Para conocer más sobre el movimiento kurdo de liberación, ir a la web Solidaridad Kurdistán





1 comentario:

MAMADOC dijo...

Y cada pueblo mantiene su esencia según su lengua... que sean las lenguas identificadas con el alma de los pueblos y preservadas y evolucionadas en el tiempo según el genio de los que comparten un mismo vehículo de comunicación!