lunes, 23 de septiembre de 2013

PREASAMBLEAS MUNICIPALES: HACIA EL MUNICIPIO AUTOGOBERNADO

Asamblea popular en un pueblo de Madrid
Propuesta para la reflexión estratégica.

"Si se trata de transformar hay que hacer reflexión estratégica. Si se trata de poseer creencias personales, una fe, doctrina o dogma para, real o pretendidamente, dotar de sentido a la propia vida, aquélla es innecesaria.…/… La reconstrucción del sujeto demanda el trabajo interior tanto como el trabajo exterior. Estas tareas se han de hacer de acuerdo a proyectos y planes cuya raíz sólo puede ser la reflexión estratégica. Ambas, sumadas, son la revolución integral". (De "Para pensar estratégicamente". Félix Rodrigo Mora)


Estoy de acuerdo en que la verdad y la virtud son necesarias para vencer, pero también pienso que no son suficientes. Si el sistema de dominación no se derrumba por sí mismo, habrá que esperar una eternidad para encontrar el momento en que la verdad y la virtud se extiendan a la mayor parte de la humanidad y, además, ello habría de coincidir con la oportunidad histórica en la que el sistema se halle en situación de máxima debilidad. Ni puedo ni quiero esperar una eternidad. Si la revolución no es un momento sino un proceso, podemos considerar que éste ya se ha iniciado desde el instante en que concebimos la necesidad de la revolución, por improbable que ahora nos parezca. Pero esta conciencia no es útil a la revolución si le falta una estrategia, un plan encaminado a su resolución, por largo y difícil que resulte  dicho proceso.


Conviene a este propósito no olvidar que la aniquilación del sujeto de la que partimos, no es producto de una deriva natural de la sociedad hacia el mal, sino que es el resultado de una acción planificada y desarrollada a través de un complejo mecanismo de estructuras de poder con profunda raíz histórica, que han sido institucionalizadas y perfeccionadas en los dos últimos siglos, hasta alcanzar el predominio absoluto bajo sus formas actuales de Capital y Estado. Como tampoco conviene olvidar que, a pesar del continuado fracaso de todas las experiencias históricas que han intentado subvertir el orden impuesto, dicho fracaso  es atribuible a la responsabilidad de las élites que lideraron todos los intentos de rebelión mediante formas organizativas (partidos y sindicatos) que reproducían los valores y los mecanismos de dominación del sistema que se pretendía derribar.

Subvertir el estado de dominación significa tener por finalidad  la emancipación, individual y colectiva, que nos permita tomar las riendas de nuestra propia vida y superar el estado de sumisión generalizada. La forma política de la emancipación es el autogobierno mediante asambleas comunitarias, en las que todos sus integrantes tengan plena e idéntica responsabilidad en la toma de decisiones que les afectan,   por lo que el objetivo estratégico que propongo a reflexión es el de crear la estructura organizativa encaminada a preparar la futura constitución de las asambleas  soberanas que habrán de sustituir a las actuales instituciones estatal-capitalistas. Esa estructura organizativa debe ser útil a tres objetivos claves: a) realizar la paideia o autoeducación de los individuos y su comunidad para autoconstruirse  como sujetos del cambio revolucionario pretendido; b) extender los valores de la revolución integral en su teoría y praxis y c) ser espacio de convergencia de todos los movimientos sociales  que coinciden en la finalidad de la emancipación y, por tanto, en la lucha frontal contra las instituciones que favorecen el actual estado de sumisión-dominación.

La organización propuesta es la preasamblea municipal, integrada por la paisanía local comprometida en su propia autoeducación para la emancipación y la autonomía;  comprometida en la resistencia y lucha revolucionaria contra las instituciones dominantes; y comprometida en la autoconstrucción del  regimen político necesario para lograr la emancipación, o sea, el autogobierno de la sociedad mediante asambleas municipales autónomas y soberanas.

Una carta de compromiso paisano debería ser la tarea primera de la preasamblea, que exprese el consenso de sus miembros acerca de los principios y valores de la revolución integral que tiene por objetivo prioritario la reconstrucción de las cualidades humanas que habrán de favorecer la autoconstrucción del sujeto individual y colectivo, para alcanzar el estado de emancipación que es propio de la condición humana. La participación en la preasamblea debería presuponer la aceptación de esta carta de compromiso, que podría ser anulado en cualquier momento por decisión de la asamblea o por decisión individual y voluntaria.

Paisanía es la condición de habitante del país o territorio local y, por tanto, son paisanos quienes se reconocen como habitantes del mismo paisaje, del mismo territorio. La ciudadanía es la condición de habitante de la ciudad, por lo que fuera de esa circunstancia su aplicación es desechable, por errónea y porque contribuye a la confusión interesada, propiciada por los Estados,  que incluyen en ella al conjunto de “ciudadanos” de esa comunidad ficticia de súbditos  a la que denominan “nación”.

El municipio es la institución natural y propia del autogobierno, es anterior al Estado y es la institución que históricamente ha estado más próxima al autogobierno, al ideal de democracia. Es  la institución que se corresponde con el ámbito vital en el que se producen las relaciones humanas en su inmensa mayor parte. Toda la soberanía, en todos los ámbitos y sin ninguna excepción, le corresponde a la sociedad local, que ha de ejercerla mediante su autogobierno en asambleas locales. No hay ninguna forma mejor de la democracia que aquella en la que cada individuo la ejerce directamente, siendo plenamente responsable de sus decisiones, que no delega en nadie su propia responsabilidad como ser social y como miembro de la comunidad en la que vive.

La finalidad de la preasamblea municipal es realizar el proceso de autoconstitución de la asamblea municipal como institución de autogobierno, lo que habrá de suceder en un momento avanzado del proceso revolucionario, previo a la sustitución de las instituciones  hoy dominantes, integradas en la superestructura del Estado, fundamentalmente: el patriarcado, la propiedad privada de los  bienes comunales y el trabajo asalariado.

La participación en la preasamblea municipal implicaría la militancia autónoma, comprometida con los principios y valores de la revolución integral, acordados por la comunidad local y, por tanto, debería ser incompatible con cualquier grado de filiación a organizaciones partidarias, sean sindicales o políticas. La iniciativa de pertenencia a un municipio sería de las asambleas de los núcleos  de población del territorio (pueblos, barrios o villas) y la decisión debería corresponderle a la asamblea municipal.

Todas las formas de oposición y lucha contra el sistema estatal-capitalista son admisibles si son coherentes con la ética y los valores revolucionarios, si sirven para aproximarse a los objetivos finales de la revolución, si están por encima de los procedimientos reivindicativos propios de la contestación reformista y son beligerantes con los procedimientos electorales que falsifican la democracia. La violencia debe ser rechazada como procedimiento de lucha revolucionaria y sólo debería ser admisible en situación de autodefensa.

Las preasambleas deberían servir para prefigurar la democracia real y directa, para hacer visibles y reales los procedimientos de autogestión y autogobierno de las sociedades locales. Bastan dos paisanos o paisanas para tomar la iniciativa de constituir la preasamblea municipal en su territorio. La preasamblea es el ámbito propio para la reflexión y la acción revolucionaria, cuyos contenidos  no deberían limitarse al ámbito de lo local, sino al ámbito global del sistema que se pretende  derribar en el proceso revolucionario. Lo ahora considerado como “política local” está reducido al tamaño de la nula soberanía de los actuales municipios, conformados como apéndices del aparato Estatal y sometidos a su ordenamiento totalitario, bajo la ficción denominada “autonomía local”.

Al igual que las futuras Asambleas Municipales, las preasambleas podrían construir redes confederadas, para ejercer la ayuda mutua, reforzar la lucha común y ensayar los procedimientos de cooperación intermunicipal en ámbitos territoriales de tamaño regional, continental e, incluso, global.

La autonomía de todas las iniciativas de lucha y resistencia democrática radical, de naturaleza autogestionaria y, por tanto, antiestatal y anticapitalista (como los grupos de afinidad, las cooperativas integrales, ateneos, etc) es compatible con la participación de sus miembros en las preasambleas municipales,  en las que estas iniciativas deberían converger para reforzar la organización que habría de prefigurar la forma política propia de la revolución integral: la Asamblea Municipal

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