"Caín huyendo ante la maldición de Jehová", c. 1880, pintura de Fernand-Anne Piestre Cormon (1845-1924), museo de Orsay, París. |
Re-evolucionar
viene a significar “volver a evolucionar”, retomar la evolución, identificando los
puntos fallidos, para corregirlos y reiniciarlos en la dirección correcta. El
concepto, acuñado por el movimiento 15M, me parece muy interesante aplicado a
la evolución de la sociedad humana; en la terminología clásica de la
evolución científica, biológica, estaríamos en un campo regido por las leyes naturales
de adaptación al medio, inmanejables y, por tanto, de imposible modificación. Así,
pues, el concepto de re-evolución, referido a la evolución social implica, de
entrada, el reconocimiento de ciertos errores en la evolución (social) que nos
conducen en una dirección “incorrecta” y que, por tanto, debemos y tenemos que
modificar. Es, sin duda, un concepto incluyente de claves morales y políticas,
que nos emplaza a la acción a partir del reconocimiento de una frustración
humana y universal. Una frustración que presupone el conocimiento actualizado
de la dirección “correcta”, del tipo de
sociedad hacia el que deberíamos haber evolucionado. No sólo creo que casi todo
el mundo lo sabe, sino que además creo que esa re-evolución es imparable: hacia
una sociedad justa, igualitaria, respetuosa de la dignidad y libertad de cada
individuo y respetuosa con el planeta que es nuestra hacienda común.
Si
no fuéramos una especie racional y social, todas estas reflexiones carecerían de
sentido, ni siquiera podríamos imaginar la posibilidad de una corrección del
rumbo, simplemente nuestra evolución seguiría un proceso biológico, irracional,
de permanente adaptación al medio.
¿Cuáles serían, pues, los errores cometidos, aquellos desde los que debemos
re-iniciar la evolución social de nuestra especie?... el más antíguo, probablemente, sea el de haber construido comunidades cuyas relaciones entre individuos se han ido estructurando
sobre principios de autoridad jerárquica, no fundamentados en la autoridad que otorga la
experiencia, el conocimiento o la edad, sino a partir de la imposición mediante
el uso de la fuerza física o por otras formas violentas de dominio; otro error, poco menos antíguo, y consecuencia quizás
del anterior, es el de haber aceptado como normal la apropiación individual de
los recursos comunes del planeta que compartimos, lo que ha supuesto una fuente
permanente de dominio (poder) y desigualdad (injusticia), provocando una
gestión egoísta, discrecional, caótica e
irresponsable, de los recursos
necesarios para la supervivencia de las comunidades humanas como para la continuidad de nuestra especie,
abocándonos a los riesgos que ahora se nos presentan como un abismo cierto e inminente,
que tenemos que sortear, sí o sí .
Se
me ocurre que el error autoritario tiene su expresión más primigenia y brutal
en la leyenda bíblica de los hermanos Caín (el primogénito, el agricultor) y
Abel (el pastor, el hermano menor). Su expresión histórica ha sido expandida y continuada desde tiempos inmemoriales en un relato bélico permanente, que identifica la violencia como método
preferido para establecer el dominio de los unos, individuos y pueblos, sobre los
otros; el dominio que se impone por la fuerza para constituir la autoridad, la apropiación
que se convierte en propiedad (dominio, poder, violencia al cabo)…con el mito
religioso siempre de por medio, un dios que todo lo justifica, que a todos es
útil, que todos adoran, verdugos y víctimas, Caín y Abel; ese Yahavé que manifiesta
su preferencia por Abel, el cazador desheredado, que provoca la envidia de
Caín, el agricultor y primogénito que siente agredida su autoridad y amenazada
la herencia de su padre… siempre por medio la propiedad, el dominio, la envidia, la herencia, la desigualdad,
el poder, la violencia en definitiva.
Sabemos
que hubo un tiempo en que las pocas gentes que poblaban el planeta cubrían sus
necesidades actuando de forma colaborativa, que eran nómadas, que consideraban a
la Tierra entera como habitat propio y colectivo, que recolectaban frutos y
cazaban animales con los que alimentarse comunitariamente, compartiendo lo que
consideraban que les pertenecía en común. ¡Cómo podrían haber imaginado aquella
gente su propio planeta al día de hoy, este paisaje superurbanizado,
superpoblado, superdesarrollado, supertecnológico, superinjusto, superamenazado!…
Antes
de llegar aquí, abrumados por el rastro de sangre que causa el ejercicio violento del poder, hemos ensayado la Intermediación,
todavía estamos en ello, como subterfugio para
institucionalizar el ejercicio del poder por medios pacíficos, en un
intento de erradicar la violencia explícita. Y es ahora, quizá todavía a tiempo, cuando hablamos de
re-evolución, cuando nos damos cuenta de que no es sino el propio poder (dominio, propiedad), el manantial inagotable del fratricidio universal (de
la injusticia, de la desigualdad) la fuente original de la propia violencia.
Hablamos
de la intermediación del Estado, creado para defender la propiedad y el ejercicio del poder al amparo (subterfugio) de sus leyes y con la apariencia de justicia que éstas le otorgan; hablamos de estados feudales,
soviéticos, capitalistas, dictaduras militares, hablamos del Estado, de la propiedad,
del poder, del dominio, hablamos de violencia.
Hablamos
de la intermediación en forma de
representación política de los individuos, del secuestro de la autonomía que
les es propia a cada uno de ellos y ellas, de la que se han apropiado los partidos en las democracias
estatales y parlamentarias o “el partido”
en las otras falsas democracias ensayadas, llamadas populares, estatales al
cabo.
Hablamos
de la intermediación en la producción de bienes y servicios, la que establece el trabajo asalariado, el
dominio (poder) de unos individuos sobre otros, del individuo o grupo de individuos propietarios de los medios de producción (la empresa),
sobre otros individuos a su vez obligados a vender su trabajo a cambio de un salario, para poder sobrevivir, convertido su conocimiento y su esfuerzo en mercancía, como perfecto icono de su propia miseria, de su condición de individuo
desposeído (no propietario), aquél al
que no hace mucho llamábamos esclavo.
Y
hablamos también de la poderosa intermediación
del lenguaje, manipulado por el poder del Estado, propietario intelectual de la semántica, violencia al cabo; la interesada
semántica que nos hace llamar “democracia” (gobierno del demos, de la comunidad) a otra cosa que no es sino el gobierno de la oligarquía titular (propietaria) de la Intermediación; que nos
lleva a denominar “opinión pública” a lo que dicen y escriben en los medios de masas los
propietarios de los mismos, llamar “pueblo” a la lista del censo electoral, llamar “trabajadores” a los
esclavos, “consumidores” a los clientes y “contribuyentes” a los súbditos.
Voy concluyendo:
a)
Puede que no andemos tan despistados quienes desde el pasado mayo nos
juntamos a la intemperie, en muchas
plazas de barrios, pueblos y ciudades del mundo; puede que estemos aprendiendo el significado del verbo
re-evolucionar.
b)
Tenemos la certeza de que la Intermediación (propietarios, políticos, financieros,
rentistas, empresarios, inversionistas, mediáticos y todas las subclases que se
reparten el poder del Estado) constituyen
una especie irremediablemente condenada a la extinción. Tenemos un sueño compartido y toda la esperanza depositada en esa certeza.
c)
La re-evolución debería ser racional y, por tanto, pacífica, a los
intermediarios les corresponde colaborar pacíficamente en el empeño, ser conscientes de que la re-evolución es para ir a mejor, tener muy presente que la violencia
sólo es justificable en caso de legítima defensa (nunca lo olviden).
d)
Puede que esté cerca el día de la re-inauguración de la ciudad de Nod, ésta donde vivimos, ésta donde todavía Caín sigue matando a Abel.
2 comentarios:
Excelente publicacion. Yo busqué de pronto algo en gogle sobre lo que vengo pensando desde hace ya algunos años...Lo llamé :
La re evolución.
Se me ocurrió un dia que asi tenia que ser. La manera correcta de cambiar al mundo. Y que bueno que llegué aquí.
Es un ensayo de súper el exelente calidad gracias,
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