La
amenaza de “proyectos basura” es permanente en las zonas rurales, más todavía
cuanto más deshabitadas. Ahora pende sobre el territorio de la antígua Merindad
de Campoo (alfoces de Reinosa y Aguilar de Campoo) la amenaza de dos proyectos
que así podemos catalogar; se trata de un vertedero de residuos industriales que
se pretende instalar en el municipio de Valderredible (1) y de otro proyecto para
la extracción de gas natural mediante el contaminante método de
fractura hidráulica, para el que se prevee un importante despliegue en
éste como en otros territorios
limítrofes (2). Y como en otras ocasiones, sendos proyectos vienen de la mano
de empresas que cuentan con la previa complicidad de algún ayuntamiento de la
zona, atraído por el cebo de prometidas inversiones y puestos de trabajo;
también este tipo de proyectos suelen contar con algún compromiso de subvención
pública por parte de la comunidad autónoma correspondiente o de la
administración estatal, normalmente complementarias de fondos europeos.
Su
estrategia está íntimamente relacionada con la dinámica habitual del sistema
productivo capitalista, en el que las empresas externalizan sus costes
ambientales, adulterando a su favor el balance de resultados al cargar dichos
costes en el haber de la sociedad, bien depredando recursos naturales que son
del común, bien trasladando a la hacienda pública la factura de dichos costes, cuando
es de cajón que éstos son claramente imputables
a quien los produjo.
Esta barbaridad se produce habitualmente con la
naturalidad e impunidad con la que la ideología neoliberal dominante nos tiene
acostumbrados, apoyándose sobre
argumentos de equívoca y torcida naturaleza, pero que encuentran notable audiencia
en las poblaciones rurales cuando vienen disfrazados de una cierta apariencia
de “razonables” y, sobre todo, cuando se presentan como apropiados al estado de
necesidad y abandono en el que se encuentran muchas zonas rurales, como ocurre
en nuestro caso. Veamos esos argumentos que aquí también encuentran eco:
1º. “En algún sitio habrá que
depositar los residuos”. Este es
un razonamiento falaz desde cualquier punto de vista –social, ecológico y
económico- mínimamente racionalista. ¿Por qué esos costes ambientales ligados
al tratamiento de residuos no son integrados in situ en el mismo lugar donde se
lleva a cabo el proceso productivo que los origina?, ¿por qué no existe una
legislación que obligue a asumir dicho proceso y sus costes a las empresas
contaminantes y a los territorios donde éstas se ubican?...evidentemente:
porque para ello se necesitaría una conciencia de responsabilidad social,
ecológica y económica de la que a todas luces carece el actual sistema
capitalista, amparado por las leyes del Estado.
Conocí
en Brasil a Jorge da Silva, un sencillo campesino y permacultor que en una
agradable conversación me resumió claramente su opción individual y ética como
productor: “yo no utilizo ningún material o herramienta que yo mismo no pueda
reciclar, no tengo derecho a cargar sobre el resto de la sociedad los problemas
que yo genero”,… esta sabiduría elemental encierra una enorme carga de sentido común,
que nos señala el camino a seguir.
2º. “Estos proyectos son una
oportunidad para nosotros, en las zonas rurales alejadas del desarrollo
industrial, porque significan puestos de trabajo y prosperidad”. Se trata de otro engaño de no menor tamaño;
recuérdese la ya larga lista de proyectos
similares que se han establecido en zonas rurales al olor de las subvenciones,
¿cuántos empleos nos ha generado, por ejemplo, una industria tan limpia como la
de la energía eólica?...puede que sí donde se fabrican los molinos, pero aquí
ninguno. Y aunque así fuera, es que los puestos de trabajo pueden ser utilizados como chantaje
permanente para cualquier proyecto y a
cualquier precio?
3º. “¿Qué vale ésto, un paisaje
despoblado e inservible?…mejor hacerlo rentable, aunque sea para almacenar la
porquería que otros producen”.
Perdida la sabiduría campesina, ligada durante siglos al amor a la tierra y a
su conservación, la percepción del valor de los recursos naturales está hoy
mediatizada por un inculto y peligroso utilitarismo que desprecia el valor del patrimonio natural si éste no se
traduce en “monetarismo”, en beneficio inmediato, contante y sonante, como se
suele decir.
En
definitiva, que no nos queda otra que resistir estos embites y cargarnos de
razones, desmontando la falsa “razonabilidad” de estos sucios, ruinosos y
antisociales proyectos.
Cartel de la Plataforma |
(1)
Vertedero de residuos industriales para recibir 350.000 toneladas al año que
serán almacenadas en tres gigantescas balsas para deposición de residuos no
valorizables. Estas balsas tienen unas dimensiones excepcionales de 6, 5 y 12 hectáreas
respectivamente.
El complejo de residuos industriales con estas tres balsas de tamaño desorbitado se situarían en la proximidad (en algún caso a pocos centeneras de metros) de localidades palentinas como Villanueva de Henares, Canduela, Quintanas de Hormiguera y Navas de Sobremonte (pertenecientes a Aguilar de Campoo), y de Cezura, Helecha de Valdivia y Lastrilla (de Pomar de Valdivia). De llevarse a cabo este proyecto se almacenarán plásticos, baterías, acumuladores, medicamentos, detergentes, pinturas, tintes adhesivos, líquidos acuosos, todo tipo de lodos, carbón activo usado, licores de tratamiento anaeróbico de residuos animales y vegetales, residuos vitrificados, residuos de pirolisis, polvo de caldera, cenizas volantes de fondo de horno y escorias, productos químicos, etc.
El complejo de residuos industriales con estas tres balsas de tamaño desorbitado se situarían en la proximidad (en algún caso a pocos centeneras de metros) de localidades palentinas como Villanueva de Henares, Canduela, Quintanas de Hormiguera y Navas de Sobremonte (pertenecientes a Aguilar de Campoo), y de Cezura, Helecha de Valdivia y Lastrilla (de Pomar de Valdivia). De llevarse a cabo este proyecto se almacenarán plásticos, baterías, acumuladores, medicamentos, detergentes, pinturas, tintes adhesivos, líquidos acuosos, todo tipo de lodos, carbón activo usado, licores de tratamiento anaeróbico de residuos animales y vegetales, residuos vitrificados, residuos de pirolisis, polvo de caldera, cenizas volantes de fondo de horno y escorias, productos químicos, etc.
(Información
procedente del sitio web de la plataforma NO AL VERTEDERO DE VALDERREDIBLE: http://stopvertederovalderredible.blogspot.com
)
(2) El Fracking o
Fractura Hidráulica es un método de extracción de gas natural del subsuelo a grandes
profundidades (de 1.000 a
5.000 metros )
utilizando enormes cantidades de agua, arena y decenas de productos químicos
contaminantes para romper la roca y extraer el gas natural que contiene. Este
método de extracción, novedoso en España (todavía no se ha llevado a cabo), se
lleva realizando en Estados Unidos desde hace una década y provoca muchos
impactos negativos en la naturaleza (contaminando el agua, el aire y el suelo),
además de afectar negativamente a la salud de los habitantes más cercanos. La
Agencia de Medio Ambiente estadounidense (EPA) inició una investigación en el
año 2010 ante el cúmulo de protestas y quejas, que todavía no ha hecho público.
De momento, estados como Nueva York, Pensylvannia o Nueva Jersey han aprobado
una moratoria de esta actividad hasta evaluar sus efectos. En Europa, países
como Francia, Bulgaria o Irlanda del Norte han prohibido o suspendido esta
actividad. En otros continentes, países como Australia, Canadá, Sudáfrica,… han
aprobado también la suspensión temporal (moratoria) hasta comprobar los efectos
que produce.
(Información
procedente del sitio web de la plataforma FRACTURA HIDRÁULICA NO: http://fracturahidraulicano.wordpress.com/
)
Jorge da Silva, campesino y permacultor |
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