Hace ya unos cuantos años que el grupo de acción local ADEMPA (Asociación para el
Desarrollo de la Montaña Palentina )
impulsó la denominación “País Románico” con el apoyo de unos pocos
ayuntamientos y asociaciones que creyeron en una idea que surgía como innovadora estrategia de desarrollo para los municipios incluidos en ese vasto territorio
en el que confluyen Palencia, Burgos y Cantabria, caracterizado por reunir la
mayor concentración europea de arquitectura románica. La idea-fuerza consistía
en que ese rico e inmenso patrimonio cultural era
idóneo para funcionar como eje estratégico y articulador del desarrollo integral
de un conjunto de territorios rurales sumidos en una situación de grave crisis demográfica y
económica y, por tanto, en una peligrosa deriva de contínua decadencia.
Tras pasar muchos avatares y desencuentros, tanto de naturaleza personal y colectiva, el
caso es que al día de hoy, quienes hemos trabajado en dicha estrategia sentimos
que ha pasado mucho tiempo y que con éste hemos perdido muchos recursos, energías y oportunidades. Pero en compensación, se ha producido
un dato muy positivo, consistente en que hemos alcanzado un consenso, prácticamente general, en torno al reconocimiento de “País Románico” como marca turística muy potente. Por todo ello, creo que
la situación ha madurado y que ha llegado el momento de dar un paso adelante y de
apostar definitivamente por dicha estrategia.
La
marca “País Románico” tiene su base en la cooperación intermunicipal, con un
carácter turístico-territorial que es
transversal, que se superpone a la organización administrativa del territorio, complementándola,
cualquiera que ésta fuera. Digo ésto porque en la parte palentina del
País Románico, parece cocerse un nuevo intento de ordenación territorial (que
yo sepa, con éste ya van tres), en torno a la creación de un área
funcional a la que le han puesto el
nombre de “Montaña Cantábrica Central”, que incluiría municipios leoneses
situados al occidente de la Montaña
Palentina; a ntes de cualquier otra consideración, esta
denominación carece de precisión geográfica, porque a buena parte del sur de Cantabria también le correspondería
dicha denominación. A la iniciativa de la Junta de Castilla y León le auguro el mismo futuro
que a los dos anteriores intentos, es decir, ninguno. Pero, incluso aunque este
gobierno regional se empecinara en dicho intento, el País Románico sería
siendo compatible, conveniente y posible.
Personalmente,
apuesto por una ordenación territorial de
base comarcal y municipalista. Para decirlo clara y resumidamente: lo mejor
sería un único municipio comarcal, con dimensión geográfica y poblacional óptima,
con cerca de treinta mil habitantes, que permitiera afrontar los retos del
próximo futuro con la racionalidad
democrática y económica que ahora es imposible en la actual estructura municipal, aquejada de patologías crónicas, como el
minifundismo y un grave déficit democrático, cuyas consecuencias más
palpables son la carencia de autonomía municipal y un sistema clientelista que anula toda capacidad de los municipios para promover verdaderas dinámicas
de desarrollo local. En un horizonte tan deseable como necesario, todos los municipios, sean urbanos o rurales, precisan de plena autonomía política y de plenas
competencias administrativas.
Inicialmente,
esta alternativa que propugno ("una comarca, un gran municipio") es más factible en el caso de Campoo, donde
Reinosa ostenta sin discusión la
capitalidad del territorio; tiene más dificultades en el caso de la Montaña Palentina ,
donde la capitalidad debería recaer en Cervera de Pisuerga, por lógica
geográfica y necesidad de equilibrio entre las dos grandes poblaciones de la comarca,
Guardo y Aguilar de Campoo. Y tendría más dificultades en la zona oriental, en la
parte burgalesa del País Románico, a la que denominamos Cañones del Ebro y Las Loras, donde la ordenación territorial es allí aún más complicada por no contar esa comarca natural con ningún núcleo de población de tamaño
medio y en condiciones de asumir la capitalidad de un enorme territorio, con muchos núcleos
pequeños y muy dispersos, que tienen una
dependencia funcional muy repartida, entre Villarcayo, Aguilar de Campoo, Villadiego y la propia capital de la
provincia. Es éste un debate que tiene que resolverse en cada una de las
comarcas, es un debate que llevará algo
de tiempo; espero que no más del escaso tiempo de vida que les resta
a las obsoletas Diputaciones
Provinciales que, como todo el mundo sabe, están condenadas a desaparecer. Afortunadamente.
Pero
mientras madura esa alternativa de racionalización democrática, territorial y administrativa,
para cuyo consenso mínimo todavía estamos lejos, lo que sí es posible es
poner a funcionar la marca “País Románico” con toda su enorme
potencialidad. Para ello, el actual grupo de acción local PR debiera dotarse de
un renovado impulso organizativo, incluyendo al máximo de municipios, empresas
turísticas y asociaciones cívicas del territorio, siendo capaz de aglutinar en
ese esfuerzo común a las agrupaciones de desarrollo rural que intervienen, total
o parcialmente, en el territorio: Montaña Palentina, Campoo-los Valles, Adeco-Canal
y Merindades. Simultáneamente a la necesaria redacción de un ambicioso plan del destino
turístico, es tan importante o más, la acometida de una serie de actuaciones de
carácter simbólico y con alto impacto demostrativo en la población local y en los sectores sociales
y económicos implicados, dirigidas al objetivo de “hacer visible el territorio" con toda su enorme potencialidad turística, y facilitando la apropiación popular de la marca "País Románico".
Con la única
pretensión de aportar mi visión y experiencia en este terreno, propongo algunas
acciones al respecto, que considero posibles en el corto plazo y que tendrían un presupuesto asequible:
1ª.
Publicar un buen mapa turístico del País Románico, a difundir entre las
empresas del sector turístico y hostelero, la población local, los operadores
turísticos y los visitantes del territorio, siguiendo ese orden. Un buen mapa,
atractivo y completo, contribuye decisivamente a fijar la imagen de marca del territorio, acercando el conocimiento de su geografía, de su poblamiento, de su patrimonio
natural y cultural, de sus comunicaciones, servicios públicos y recursos turísticos.
2ª.
Crear un potente portal turístico en la web, que incluya el máximo de
información sobre el destino País Románico y que lo haga con el atractivo e interactividad que hoy permiten las nuevas tecnologías, facilitando
al máximo la descarga de toda la información en los formatos digitales más populares e incluyendo la
reserva directa de servicios y productos turísticos.
3º.
Crear una iconografía simple y potente del territorio, en base a simples y rotundas líneas gráficas: una línea quebrada representativa del perfil
montañoso del territorio, varias líneas
curvas y paralelas que representen el arte románico en su dimensión europea y, sobre éstas, una
línea quebrada con la forma inequívoca del volumen cúbico y
triangular de las naves y espadañas románicas, representativas de la naturaleza diferencial de nuestro románico rural. Esta
iconografía convendría trasladarla a una
renovada imagen corporativa que, además, puede alcanzar dimensión artística y espectacular al convertirla en grupos escultóricos de gran tamaño, situados en los principales accesos
al territorio.
4º.
Sin perder su naturaleza de grupo de acción local, el grupo País Románico está
emplazado a asumir un rol organizativo de carácter sectorial, con operatividad
y funciones similares a las de un consorcio turístico,
aglutinando a todos los sectores sociales, empresariales y políticos implicados.
Esta función debiera completarse con la habilitación de un espacio público que
funcione como centro operativo, en el que desarrollar la gestión integral de la promoción
y comercialización del destino turístico, así como otras funciones complementaria,
tales como centro para exposiciones y acogida de visitantes. La villa de Aguilar
de Campoo, situada en la encrucijada de todas los rutas del románico es, sin
duda, el lugar idóneo para situar dicho centro operativo.
Se
trata de cuatro acciones discutibles y
perfectibles, pero también estratégicas y asequibles. Porque es el momento de
aplicar la inteligencia colectiva y de producir consensos de largo alcance, porque es el momento del País Románico.
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