La Tierra Plana |
En el quinto siglo antes de Cristo, Aristóteles da una
explicación razonada de por qué la
Tierra es una esfera y cita un valor para su circunferencia.
En el siglo tercero, Eratóstenes hizo una
estimación muy acertada que calculó en estadios egipcios, con un resultado de 39.614,4 kilómetros ( un corto error del 1% frente a los 40.008 km considerados en
la actualidad).
Que la Tierra es esférica nos parece
hoy una idea aplastante y definitiva. A
partir del siglo tercero, anterior a nuestra Era, prácticamente todos los
científicos aceptaban como hipótesis la forma esférica de la Tierra. Pero era sólo una
hipótesis que tuvo que esperar casi dos
mil años hasta que fue demostrada experimentalmente cuando Juan Sebastián
Elcano finalizó en 1522 la vuelta al mundo que dos años antes había iniciado
Fernando de Magallanes.
Sin embargo, a pesar de haber sido demostrada la esfericidad del planeta,
actualmente estamos en la texitura de recuperar
aquella antígua idea de la Tierra plana , porque hemos desarrollado un sistema económico a nivel global que, según sus promotores, a la larga será muy bueno para toda la humanidad, pero que tiene
un pequeño fallo y es que resulta
incompatible con la idea de una Tierra esférica. El sistema, que se
llama capitalismo, no puede existir sin crecimiento contínuo y como éste es
imposible en planetas esféricos y, por tanto, limitados, de ahí que les sea tan
necesario volver a la tradicional y genial idea
de un planeta plano, sin límites para el crecimiento.
Albert Allen Bartlett |
Un tal Albert Allen Bartlett,
profesor de física en la
Universidad de Colorado, afirma que el mayor
defecto de la raza humana es nuestra falta de habilidad para comprender la función exponencial. Y creo que
tiene toda la razón. Es una función que se usa para describir el tamaño
de cualquier cosa que está en continuo crecimiento, que la expresamos con un
porcentaje y con una medida de tiempo. Por ejemplo, cuando decimos “crecer un
5%”, solemos añadir “anualmente”. Al igual que hace falta un tiempo concreto para
crecer un 5%, también hace falta un tiempo concreto para crecer un 100%,
que es el tiempo necesario para doblar el crecimiento. Existe una fórmula para
calcularlo: es igual al resultado de dividir 70 por el porcentaje de
crecimiento anual. Por ejemplo, con una
tasa de crecimiento del 1,7 % al año
(tasa media de crecimiento de la población mundial entre 1950 y 2000), el tiempo
necesario para doblar la población es = 70:1,7= 41 años. Lo que quiere decir que
si a finales de 2.010 contabilizábamos
cerca de 7.000 millones de habitantes, con esa misma tasa en el año 2051
seremos 14.000 millones entre paisanos y paisanas. De mantener esta tasa de crecimiento (1.7%), la población mundial se incrementará hasta alcanzar
una densidad de 1.000.000 habitantes por kilómetro cuadrado dentro de 600 años,
es decir, que a cada persona le
corresponderá vivir en un metro cuadrado de la superficie de la Tierra.
Podemos hacer cálculos similares
para el crecimiento de la demanda energética global. En España ésta se dobla
cada 10 años, con una tasa anual del 7%; en los últimos veinte años el
incremento de consumo de productos petrolíferos ha sido en España del 51%, por
lo que España dobla su
consumo de petróleo cada 27 años. Si consideramos la cuestión exclusivamente desde esta
perspectiva matemática y cuantitativa, el sistema tiene una solución mágica a modo de cornucopia o cuerno de la abundancia (el cuerno
de la cabra que amamantó al dios Zeus en su primera infancia). Y es que aunque al capitalista sin estudios se la refanfinfla el futuro de la humanidad -tanto
como el presente, mientras no sea el propio-, no ocurre lo mismo con los capitalistas
instruídos, que son muy sensibles y cornucopianos ellos, que aunque
no venga en el diccionario, significa: “cachondos futuristas que piensan que
las innovaciones tecnológicas permitirán a la humanidad satisfacer por siempre sus necesidades
materiales, aún viviendo explotados y hacinados en un metro cuadrado del planeta”. Pretenden
encantarnos con sus brillantes ideas del crecimiento inteligente, pero no cuela, porque aunque a priori,
sea mejor un crecimiento inteligente que un crecimiento estúpido, también
destruye el medio natural y perjudica a la gente. La diferencia es que lo hace con estudios y como con buen gusto. Como dice el profesor Barlett: “es
como comprar un billete para el Titanic, si eres inteligente viajas en primera clase, si
eres estúpido viajas en clase turista, pero en ambos casos el resultado es el
mismo”.
Albert Allen Bartlett explica muy bien cómo el crecimiento sostenible es una contradicción, un “oximorón”. Y yo le
creo. Se refiere a la sobrepoblación como "el mayor de los desafíos" a los que se enfrenta la
humanidad. Y frente al crecentismo (cornucopiano-capitalista) propone la vida sostenible, algo tan lógico y ético, digo yo, como el crecimiento
cero de la población, la gestión sustentable de los recursos naturales y la distribución equitativa
de las riquezas del planeta común. Todo un recetario para la sustentabilidad, explicado en unas cuantas leyes, veintiuna, de las que extraigo las cuatro que más me preocupan y que, a mi entender, resumen
todas las demás:
-Novena Ley: los beneficios del crecimiento
de la población y/o aumento de consumo de recursos benefician a unos pocos; los
costes del crecimiento de la población y/o aumento de consumo de recursos son
asumidos por toda la sociedad. a) Los
individuos que se benefician del crecimiento continuarán ejerciendo fuertes
presiones apoyando y fomentando ambos crecimientos, poblacional y de consumo de
recursos. b) Los individuos que promueven el crecimiento están motivados por el
hecho de que el crecimiento es bueno para ellos. Para ganar apoyo popular y
poder lograr sus metas, deben convencer a la gente de que los crecimientos de
la población y de consumo de recursos son también buenos para la sociedad.
-Decimoséptima Ley: si, por cualquier razón,
los humanos fallan a la hora de detener el crecimiento de la población y el
crecimiento en el consumo de los recursos, la Naturaleza parará estos
crecimientos. a) Con los estándares
occidentales actuales, el método de la Naturaleza para parar el crecimiento es cruel e
inhumano. b) Trazos del método de la Naturaleza con poblaciones
que exceden la capacidad de carga de sus países pueden ser vistos cada noche en
las noticias de la televisión, que hablan de sitios donde grandes poblaciones
experimentan inanición y miseria.
-Decimonovena Ley: la gente hambrienta no se
preocupa de la sostenibilidad. Si se
tiene que alcanzar la sostenibilidad, entonces el liderazgo y los recursos
necesarios deben ser aportados por aquella gente que no esté en la miseria.
-Vigésimo primera Ley: una extinción es para siempre.
Como coralario a estas leyes, el profesor Barlett
nos deja un pensamiento estratégico, además de inteligente: cuando
diferentes “expertos” recomiendan caminos diametralmente opuestos de actuación
en cuanto a recursos, capacidad de carga y futuro, ayudamos a la causa de la sustentabilidad
eligiendo el camino conservador, que se define como el camino que dejaría a la
sociedad en la situación menos precaria, en caso de que el camino elegido
resultara ser un camino incorrecto.
Lo que yo digo:... ¡que la Tierra es redonda, ostias!
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