jueves, 3 de abril de 2014

CONVERSACIÓN CON UN AMIGO DE IZQUIERDAS (parte 1)


«Sólo una fina y transparente hoja de frágil cristal separa la civilización de su recaída catastrófica en el abismo de la historia» (Mike Davis, "Ciudades muertas. Ecología, catástrofe y revuelta")

 “El sujeto se tambalea al borde del nihilismo absoluto; y si esta mecanización, con o sin propósito, este agotamiento universal del sentido, llegara a su plena realización, entonces puede que el vacío futuro resultara igual que todas las angustias acerca de la muerte en la baja antigüedad y que todas las angustias medievales sobre el infierno”. (Ernest Bloch, “La ansiedad del ingeniero”)

 “Los males pequeños espantan y los grandes amansan”. (Anónimo, del Refranero Popular)



Surgió esta conversación en torno al pesimismo que inunda el ambiente social y que se ha hecho recurrente en todas las conversaciones normales y no sólo entre la gente más interesada en las cuestiones políticas. Aún reconociendo que algo parece moverse, que hay un cierto olor a rebeldía social, mi amigo y yo acabamos coincidiendo en una común apreciación acerca de ese pesimismo general. Ambos pensamos que –lamentablemente- en cuanto se produzca una ligera mejora en la capacidad adquisitiva, es altamente probable que veamos disiparse esa apariencia de rebeldía que hoy se percibe en las múltiples y nutridas manifestaciones de protesta. Y, más aún, coincidimos en que buena parte de esas masas hoy tan indignadas, volverán a su mansedumbre acostumbrada y apoyarán electoralmente al  primer partido (incluyendo el PP) que les prometa una subida del sueldo.

martes, 25 de marzo de 2014

22 M, ERROR DE FONDO


Si hubiera podido, habría estado en Madrid el 22 M, aún considerando errónea la estrategia de quienes promueven estas formas de resistencia. Hubiera ido por una razón de fraternidad con vecinos, amigos y muchísimas personas, conocidas o no, que sé participan en estas movilizaciones con la buena fe y el convencimiento de que sirven para hacer frente al gobierno y para detener sus continuadas  agresiones a la gente más vulnerable con la excusa de la crisis.
A día de hoy, mi discrepancia con estas convocatorias es de fondo y no sólo estratégica. Para realizar mi propio análisis crítico, intento prescindir de todo condicionamiento político, evito en lo posible dejarme influir por la opinión de organizaciones políticas o medios de comunicación, no menos políticos; ni siquiera por las personas a las que políticamente me siento más próximo. Ello no me impide saber que, aún en discrepancia radical con las élites que dirigen la izquierda, quienes criticamos sus errores tenemos por delante un largo camino que habremos de recorrer junto a la gente que les sigue, nuestros vecinos, amigos y mucha otra gente, que no ve otra salida a la encerrona de la crisis en la que estamos atrapados y que todavía mantiene su fe en los partidos y sindicatos de la izquierda, porque -todavía- piensan que éstos, por competir con la derecha gobernante, son de naturaleza contraria, cuando en realidad forman parte del mismo sistema.

jueves, 13 de marzo de 2014

DESTAPAR AL ESTADO

Estamos en la fase inicial del nuevo paradigma de la revolución integral y, dado el alcance de su programa y finalidad básica –reconstruir la esencia humana y vivir en democracia-, no parece aconsejable forzar el periodo de análisis y reflexión que nos ha de llevar a la adopción de una estrategia proporcionada a tal propósito de emancipación personal y social. Sin embargo, este periodo supone, a mi entender, un esfuerzo personal  y colectivo que, en sí mismo, ya forma parte de la estrategia revolucionaria e implica la necesidad de una organización básica que considero ha de prefigurar la de la nueva sociedad alternativa. A esta parte de la organización estratégica pienso dedicar mis próximas reflexiones, si bien, ahora me parece sustancial y prioritaria la parte de esa tarea que corresponde, nada menos, que al esfuerzo por (des)educarnos del amaestramiento al que cada individuo hemos sido sometidos durante toda nuestra vida; porque ese y no otro es el propósito de la educación estatal,  conseguir nuestra adaptación-aceptación, del sistema de sumisión en el que vivimos.

sábado, 8 de marzo de 2014

EL DÍA INTERNACIONAL DE LA ALIENACIÓN FEMINISTA


La alienación es una patología individual que es contagiosa, que infecta a toda la sociedad. Consiste en el extrañamiento del ser, conduce a negar la realidad e impone la exclusión de interpretar y cuestionar la realidad personalmente. La realidad deja de ser una construcción histórica de la humanidad, dinámica y perfectible, quedando así constituida en realidad estática, inamovible y totalitaria, preexistente y superior a la voluntad humana. Significa la defunción del pensamiento propio, la renuncia a esta facultad, que es cedida a “otro” que piensa y decide por mí, perdiendo así mi condición natural de sujeto, transformándome en objeto. Afectados por esta enfermedad del ser, la realidad es negada al igual que la posibilidad de ser pensada, se llega así a la muerte del pensamiento libre y propio, para no enfrentarse al límite extremo en el que el ser humano se ve ante el esfuerzo y el sufrimiento que supone  comprender la realidad de su existencia.

Vengo ahora mismo de asistir a una charla conmemorativa del Día Internacional de la Mujer (¿Trabajadora?), organizada por un partido de la izquierda; y he vuelto a escuchar el mismo discurso feminista que ha hecho suyo esta izquierda empecinada en profundizar su propia alienación,  su renuncia definitiva al inalienable derecho de la emancipación individual y social, derecho que es anterior y superior al Estado y a toda declaración de los Derechos Humanos. Este discurso de la izquierda es alienado y alienante, es feminismo de Estado,  es colaboracionista y reproductor del sistema de dominación vigente, un sistema que en la actual fase de la historia tiene la forma resultante de una  hibridación perfecta, estatal-capitalista.

lunes, 24 de febrero de 2014

EL TRABAJO COMO DERECHO, EL DERECHO COMO ZANAHORIA

La maldad, que parece gobernar al mundo y guiar su evolución, no es capaz de ocultar la maravilla que es la vida, que incluye la belleza del trabajo creativo y los esfuerzos necesarios a la existencia humana. Esa maldad la ensombrece y afea, es verdad, pero no puede impedir el impulso de perfección que la alienta. Por eso que no tengamos otra opción que enderezar el rumbo, rebelarnos, trabajar para hacer del mundo el mejor lugar para esa maravilla que es la vida.


El derecho al trabajo es considerado como fundamental y así se reconoce en las principales normas internacionales sobre derechos humanos, como la “Declaración Universal de Derechos Humanos” o el “Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales” y otros cuantos, además de figurar en los textos constitucionales de la mayor parte de los estados.(1)
Existe general coincidencia en situar el origen histórico del derecho al trabajo en las nuevas relaciones de dominación  surgidas en la revolución industrial. En sus comienzos, los propietarios de las industrias consideraban que su poder no necesitaba de la intromisión de las leyes del Estado para regular el contrato de trabajo, un contrato privado que sólo concernía a las partes.  

miércoles, 19 de febrero de 2014

¿QUÉ AUTODETERMINACIÓN, QUÉ INSURRECCIÓN?



“Nada de lo que se presenta está, ni de lejos, a la altura de la situación. Incluso en su silencio, la propia poblacion parece infinitamente más adulta que todos los títeres que se pelean por gobernarla”. (De “La insurrección que viene”. Comite Invisible- La fabrique editions. Paris. Marzo 2007)


Cuando hablamos con pasión de la tierra en la que vivimos,  a veces nos ocurre que tenemos que soportar la descalificación de tal sentimiento, tildado  como nacionalismo de aldea, una especie de burla hacia este vínculo de pertenencia e identidad que para algunos de nosotros - muy pocos, es verdad-, tiene una entidad política, además de emocional.  Pero la expresión “nacionalismo de aldea” es errónea a todas luces, porque siendo la nación una invención del Estado, cuando decimos “nacionalismo” estamos hablando de una ideología que hace referencia a una comunidad ficticia,  a la nación, mientras que la aldea es, no, mejor, fue durante siglos una comunidad real, de vecinos reales que convivían realmente, compartiendo cosas reales: un territorio, unos recursos naturales, un conocimiento y unas costumbres, una cultura común surgida de una experiencia histórica común, originada en la común relación con el territorio y en la producción de bienes comunes, en convivencia y en proximidad.

No dudo que quienes vivimos en la Montaña Palentina tengamos algunas cosas en común con gente que vive en la Alpujarra granadina, por poner un ejemplo. Pero sólo unas pocas más que las que podemos tener en común con otra gente que viva en Manhattan, por poner otro ejemplo…quizá el uso de un mismo idioma para comunicarnos, quizá algunos principios éticos y morales que, por otra parte, suelen ser universales, pero poco más. Pero, sobre todo, lo que sí tenemos en común con todos ellos, es que todos nosotros vivimos bajo la imposición de un Estado que determina nuestras vidas, tanto en la Montaña Palentina como en la Alpujarra granadina o en Manhattan.