jueves, 26 de junio de 2014

DEMOCRACIA DE ALDEA EN LA MEGÁPOLIS GLOBAL (1)



Perdóneseme que desatienda los acontecimientos actuales, los aforamientos exprés de la realeza española, los falsos dilemas entre monarquía y república, las congojas del nacionalismo catalán y españolista, las consecuencias anímicas por el hundimiento de la escuadra española en los mares de la américa futbolera, la competencia desatada por la jefatura del partido del ocaso socialista o el relevo de éste por un nuevo partido de la clase media de izquierdas...pero es que me urge más aclarar aquello que trata de anticipar el futuro y que pudiera ser decisivo para cambiar esta actualidad, la averiada realidad que acontece cada día.
 

domingo, 15 de junio de 2014

LA UTILIDAD DE LA ALDEA



Revilla de Pomar, una aldea de la Montaña Palentina

Desde antes de venirme a vivir a una aldea, hace ya más de dos décadas, vengo reflexionando sobre un mundo rural que siempre me pareció de una dimensión superior a lo agrario. Esa reflexión ha sido impulsada desde mi propia experiencia, en la que incluyo mi condición de vecino y mi trabajo como agente de desarrollo rural durante más de dos décadas en las que dicha reflexión ha ido evolucionando hacia una posición crítica a partir de esa experiencia vital. También han contribuido a ello las aportaciones al respecto de algunos expertos en la materia que he conocido en este tiempo, como Jaime Izquierdo Vallina (1), que desde hace muchos años viene construyendo su propia visión sobre la ruralidad de la que, en parte, la mía es deudora. Su último artículo, publicado recientemente en el periódico “La Nueva España” de Oviedo, indaga en torno a una pregunta que a mí me sigue pareciendo pertinente y de plena actualidad: “¿Para qué sirve la aldea?” (2). Ese artículo me sirve hoy de pretexto para volver a ahondar en mi personal reflexión, que, en lo esencial, coincide con la intención y sentido de esa pregunta, aunque no tanto con sus respuestas. Mis discrepancias conciernen a algunas de sus premisas históricas, si bien son perfectamente compatibles con el propósito común de repensar hoy la utilidad de la aldea.

lunes, 2 de junio de 2014

¿PODEMOS...SALVAR AL SISTEMA? (EL DÍA QUE EL REY ABDICÓ Y EL PRINCIPE SE DEJÓ LA COLETA)

 

El 43,09% de los electores europeos acudió a las urnas, sólo 0,12 puntos más que en las elecciones de 2009. La mayor movilización del voto en Francia y Alemania (los dos países más poblados de la UE), donde la participación aumentó en casi cinco y tres puntos respectivamente, ha logrado compensar la bajísima participación  cosechada en los países del este.
Por mucho que se camuflen los resultados estadísticos oficiales, no se me negará la validez de este resúmen: el 87,72 % de los electores europeos no ha votado al partido que dirigirá la política europea en los próximos cinco años y en España no lo ha hecho el 88,5 %, que son los que no han votado al PP.