Impresionante despliegue mediático de la abstención |
La
categoría de “negocio”, atribuida a las convocatorias
electorales, no es gratuita. Es un negocio cuando el Estado pone
tanto empeño, propaganda y recursos públicos para que funcione,
para que la gente vayamos a votar. Es un negocio cuando la clase
política, los partidos, despliegan para ello, junto al Estado, no
menos medios y esfuerzos. Todo para convencer a los electores de la
necesidad de votar. Debe ser un gran negocio que se alimenta del
voto, cuando allí donde la gente deja de votar el Estado lo
convierte en obligatorio, como ya ocurre en algunos países, como
acabará ocurriendo en España si el negocio sigue decayendo, si la
abstención sigue creciendo.