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La economía del miedo, de Joaquín Estefanía |
Con escasa repercusión,
vengo desde hace unos meses promoviendo una recapitulación autocrítica de lo ocurrido desde aquel 15 de Mayo
en que mucha gente saludamos la irrupción
de las movilizaciones ciudadanas y nos sumamos a la ocupación de las plazas con
el sentimiento emocionado de que algo muy grande estaba naciendo, porque nos
parecía que la ciudadanía estaba rescatando la democracia de los antros
parlamentarios en los que se haya reducida y secuestrada por una clase política considerada con desprecio por una mayoría
social que, contradictoriamente, la sostiene
con su voto. Pasado el verano, el 15M se dispersó por barrios
y pueblos, y desde éstos se dispersó en
múltiples acciones locales y sectoriales, probablemente justas y necesarias,
pero que estratégicamente creo que han resultado poco útiles, a tenor de la penosa
situación en la que estamos, tanto el 15M como toda la sociedad española: sumidos en el miedo.
Podríamos hacer un repaso detenido de todas las acciones
desplegadas, analizar sus causas, los avances y retrocesos, habrá tiempo para
ello, pero ahora prefiero ir al resumen de la situación, la que demanda la urgencia con que se plantea este verdadero “estado de
excepción” en el que estamos inmersos, como están reconociendo incluso algunos sindicalistas de
oficio, en este día de manifestaciones contra la reforma laboral decretada por
el gobierno del PP. De momento, somos los ciudadanos y ciudadanas quienes vamos
perdiendo en esta batalla…y por mucho. De la indignación hemos pasado al miedo,
lo están explicando muy bien muchos psicólogos y analistas sociales; incluso
acaba de publicarse un libro con el título de la “Economía del miedo”, escrito
por un periodista en absoluto radical, como es Joaquín Estefanía, de El País. Este miedo se
ha ido infiltrando con éxito en la médula social como un gas paralizante, esparcido
poco a poco, pero constantemente, por los medios de comunicación de masas. La primera lección que
desde el 15M deberíamos extraer es que el miedo es el primer olor de la batalla que
estamos librando (y, por ahora, perdiendo). Que, por tanto, sólo tendremos
certeza de estar en el buen camino cuando sean ellos (el 1% que concentra el
poder) los que estén paralizados por el miedo, y no nosotros (el 99% de la
población).
Acabo de leer un artículo
de Blas Dalmau Solé, activista del grupo de Democracia Inclusiva de Cataluña,
con el que coincido en su balance general sobre los aciertos y errores del 15M;
en la web de la democracia inclusiva
está en su versión original, en catalán,
por lo que me he permitido traducirla aquí al castellano:
Balance del 15M con miras a la emancipación
Artículo de Blas Dalmau Solé, del Grupo de Acción de Democracia Inclusiva de Cataluña