Nos equivocamos si pensamos que el actual Orden, me refiero al dominante a escala mundial, es algo distinto a lo que parece: un campo de batalla que en las últimas décadas fue tomando la apariencia de un mercado-único-global, en el que compiten corporaciones y estados, que desde la disolución de la URSS (1991) vienen alineándose en tres grandes “bloques”, conformados en virtud de la misma ley capitalista del mercado, la misma que también rige en el mercado electoral de las indemocracias estatales (*). También va siendo hora de que a esos bloques - integrados por los estados/nación, de USA, Rusia y China- empecemos a nombrarlos por su propio nombre de “imperios”.
Todo
ello compone la batalla espectacular de la Metapolítica, cuyas nefastas
consecuencias van a poder comprobar las actuales generaciones A ESCALA DE ESPECIE, por
primera vez en la historia de la humanidad...y ésta es la gran
novedad del momento, a mi entender; ahí está la fisura más débil del Nuevo Orden
Imperial en ciernes: justo por donde habría que atacar, "localmente" a escala global, en caso de querer sobrevivir
al Sistema: un pacto político (sobre lo Común) y de especie (del Común
humano), para cortarle los pies al Estado en cada territorio habitado, en ese espacio
comunitario donde se produce la convivencia real y cotidiana, allí donde la "razón de humanidad" tiene su
mayor potencia democrática, todavía inédita, sobre la razón jerárquica del Estado.
En esa guerra total, los actuales imperios de Rusia y de USA están inmersos en un acelerado y radical proceso de transmutación o metamorfosis, dirigido a imitar al “exitoso” regimen imperial de la República Popular de China, cuyo sistema de gobernanza neomedieval no puede ser más innovador: una república monárquica/comunista, con una economía feudal/capitalista.
Téngase en cuenta que la metamorfosis del Sistema desde su actual modo apolítico (**) solo puede ser "metapolítica" en el sentido de una revolución cultural operada al interior de sí mismo, que da muy bien la imagen de una "revolución antisistema" que solo puede ser virtual, imaginaria y simbólica por tanto, porque solo quiere cambiar su cáscara "liberal-democrática"...pero no su sustancia, bien corpórea, de macho bruto y capitalista.
Sin duda, China es el modelo al que quieren ir las élites que gobiernan esta desquiciada parte occidental (***) de nuestro mundo, guiadas por las respectivas monarquías de Donald Trump y Vladimir Putin. Ambas monarquías tienen su mirada puesta en la disciplinada monarquía comunista de la República Popular de China, gobernada por el poderoso partido único/comunista, cuyo calificativo viene de “común" partido único. Su exitoso modelo de gobernanza neomedieval, consiste en una alianza sistémica entre la monarquía comunista y las grandes corporaciones capitalistas, tecnológico-financieras, que funcionan ad-hoc, como eficientes señoríos feudales. Al igual que en el medievo, estos señoríos (algunos con un PIB mayor que el de muchos Estados), lo mismo cooperan que compiten con el poder central del imperio, cuyo soberano, a fin de cuentas, no deja de ser uno de los suyos.
Tanto en su variante occidental como en la oriental, el Sistema está agotado en su forma económica-capitalista, por haber topado con los límites de la energía fósil que le sirviera de motor y fundamento en su eclosión global, tecnológica y financiera que siguió a la Segunda Guerra Mundial. Y también considero que está agotado en su forma política de "Estado", porque tras cinco milenios de experiencia, también ha topado con su límite histórico: su "indemocracia" es el máximo al que puede llegar, ya no da para más y ya solo puede intentar una réplica de su momento medieval, de dominio más sólido y duradero. En sus planes, la fe en la Tecnología sustituye ventajosamente a la fe religiosa de las sociedades campesinas del Medievo, cuya fe siempre fue proclive a la herejía. De nuevo, la fuerza militar y el derecho de pernada vuelve a ser el Derecho primero y superior por excelencia. El poder aliado de las grandes corporaciones tecnológicas, industriales y financieras, le otorga consistencia a una "nueva economía" feudal. Y para completar el esquema del imperio neomedieval, solo falta asegurar la sumisión mayoritaria de las clases subalternas, lo que espera tener asegurado mediante la poderosa tecnología que permite el control algorítmico de las voluntades.
La sostenibilidad ecosocial de este Orden está en grave riesgo, lo saben, y por eso andan buscando una salida, por la izquierda y por la derecha. La salida por la izquierda ya ha fracasado en su intento reformista, básicamente socialdemócrata; su proyecto de Democracia Estatal con capitalismo sostenible, "del bueno", distributivo, feminista, verde y renovable, ha resultado inviable cuando se ha llegado al límite de los recursos fósiles que hicieron posible la extensión y dominio capitalista a escala global. La IE (inteligencia Estatal) lo sabe, pero tienen que ganar tiempo mientras lo vuelven a intentar por su parte derecha y más radical.
La IE sabe que a partir de ahora los desórdenes sociales van a intensificarse y a multiplicarse a medida que las economías de mercado se vayan enfriando, en un forzado e inevitable “decrecimiento”, que acabará siendo insoportable, como siempre, para las clases sociales más bajas, acostumbradas al decrecimiento perpetuo; pero que será aún más insoportable para una aburguesada clase-media-trabajadora-sindical-occidental, que aunque pueda soportar un decrecimiento de sus “derechos y libertades”, no tragará fácilmente con retroceder en su nivel de ingresos y capacidad de consumo.
La fiabilidad científica de tal diagnóstico y previsión acerca de un masivo y contagioso conflicto social a corto plazo, es lo que viene acelerando la metamorfosis o cambio de pellejo del Orden dominante en su parte occidental (euroamericana y euroasiática). Eso justifica que estemos ahora mismo en medio de una “batalla total” que comenzó siendo cultural o “metapolítica”, de la que tiraron los populismos a derecha e izquierda del Sistema, tras copiar a Gramsci por la izquierda: me refiero al éxito de un marxismo cultural, más académico que político, al que siguieron otros fallidos intentos en 2011: la Primavera Árabe, el 15m español y el Occupy Wall Street.
El rebote que siguió a ese continuado fracaso de "salida por la izquierda", explica el auge que ahora nos parece imparable, de la extrema derecha. El inmediato futuro es suyo, de momento, de esas clases medias-trabajadoras, que ahora están ganando todas las elecciones en el mercado electoral de las indemocracias estatales y capitalistas. Esta es su verborrea vociferante hecha carne, la de esas masas “obreras” educadas en la teoría marxista de clases, al mismo tiempo que en una praxis de vida pequeñoburguesa. Nunca quisieron acabar con el trabajo asalariado, solo querían un convenio mejor, con más vacaciones y mayor salario. Son esas gentes que hace muy poco eran,“de natural” internacionalistas y fieles votantes socialistas o comunistas, que de modo no menos natural ahora están transmutando, a toda prisa, hacia un exaltado fervor nacionalista, xenófobo, conservador, bocazas y mal educado, al modo neofascista que en Occidente han reinventado las élites estatales propietarias de la Tierra y titulares del Estado...están probando a ver cómo salen del Atasco en el que nos han metido.
Respecto de las izquierdas del Sistema: si ya no sirven, si se han disipado en apenas una década, si ya no existen porque ellas mismas cavaron su propia tumba, lo mejor será celebrar su entierro con honores e inventar algo nuevo. A toda esa gente trabajadora metida a la derecha y a Vox, que hoy se sienten ganadores solo porque les llega el soplo favorable del todopoderoso Donal Trump, les digo muy seriamente que van a flipar mucho, pero que mucho, cuando se enteren de que su patriótica "unidad de destino en lo universal" está en la China.

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