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Carteles de dos de los colectivos convocantes de la movilización |
Conviene prestar atención a las revueltas que suceden en Francia porque por experiencia histórica sabemos que tienen repercusión directa en el resto del continente, y especialmente a este lado de los Pirineos. Para el próximo 10 de este mes está convocada una movilización popular -huelga general- que comenzó a fraguarse en el mes de julio por iniciativa de un colectivo ciudadano autodenominado "Bloquons tout" (Bloqueemos todo), que viene circulando masivamente por las redes sociales desde julio. Esta movilización popular recuerda al movimiento de los Gilets Jaunes (Chalecos Amarillos) de 2018, con la misma voluntad de pasar por encima de las organizaciones políticas y sindicales tradicionales. Los orígenes exactos de esta convocatoria son muy imprecisos, las primeras convocatorias circularon ya el 14 de julio por las redes sociales, antes de cobrar un impulso considerable con la creación de un sitio web dedicado y un canal de Telegram.
"No queremos sufrir su crisis. Queremos cambiar de rumbo, para bien, con y para la gente", dice la llamada del 10 de septiembre. En la web del colectivo "Taller de ecología social y comunalismo" (https://ecologiesocialeetcommunalisme.org/es) se dice: "...en España, en Europa …¿Y si ahora tomásemos de una vez las riendas de nuestro destino? A partir del 10 de septiembre, hagamos germinar asambleas populares por todas partes. ¡Viva la Comuna! ¡Viva la democracia directa!"
Sabemos que las asambleas locales para la preparación del levantamiento popular están empezando a organizarse en todas partes para decidir qué objetivos serían los más significativos a nivel general y cuáles los específicos de este 10 de septiembre.
Durante los últimos cinco años, otro de los grandes colectivos convocantes, el movimiento ecológico radical denominado "Les soulevements de la terre" (los alzamientos de la tierra, https://lessoulevementsdelaterre.org) han fortalecido las luchas localizadas buscando maneras de actuar directamente: "cómo ocupar, bloquear, desarmar o desmantelar proyectos mortales e industrias tóxicas. Si hemos podido llevar a cabo victorias tácticas territorialmente ubicadas y ayudar a retrotraer los planes para la artificialización de la tierra, los megaproyectos industriales o las nuevas carreteras, también sabemos que no habrá una victoria más profunda sin una dinámica de insubordinación al sistema capitalista".
Figuras políticas como Jean-Luc Mélenchon han prestado su apoyo al movimiento, mientras que varias federaciones de la CGT han convocado oficialmente una huelga para esta fecha simbólica del 10 de septiembre coincidente con el inicio del curso escolar. En un giro estratégico significativo, Manuel Bompard, coordinador nacional de LFI (La France Insoumise), pidió oficialmente a los militantes de su partido que "se pusieran al servicio de este movimiento", lo que marca su acercamiento a una movilización nacida inicialmente al margen de los canales políticos tradicionales. Admiten compartir las reivindicaciones planteadas por "Bloquons tout": aumento salarial, defensa de los servicios públicos y lucha contra la austeridad. Esta estrategia recuerda al anterior intento de LFI de recuperar el movimiento de los Gilets Jaunes en 2018 y el deseo del partido de captar la fuerza política de esta creciente y espontánea ira popular, que consideran justificada, aunque carente de "organización" y "estrategia". Así han justificado su apoyo al 10 de septiembre: "frente a la política del Gobierno, necesitamos la movilización social, no podemos conformarnos con una batalla legislativa".
Estaremos atentos a este 10 de septiembre y sus posibles repercusiones en un contexto de máxima irrelevancia política de la Unión Europea, que yo veo perfectamente proporcional a la propia decadencia e irrelevancia de las izquierdas que a escala global están a punto de desaparecer, arrasadas por el tsunami neofascista. Esto es tan irreversible y devastador como ya es el calentamiento global. Hay que ser conscientes y organizarse para ello.
Pienso que pasará este 10 de septiembre y otros parecidos, sin mayor trascendencia para la revolución integral que es necesaria en la encrucijada existencial en que nos sentimos atrapados hoy, por primera vez a escala de especie. Esta es la única novedad del momento histórico que estamos viviendo.
Mi tesis acerca de esta imparable fuerza totalitaria es que tras el último periodo de "progresismo liberal", con una competencia por su parte izquierda prácticamente anulada, la Bestia está desatada, ya sin necesidad de más contemplaciones ante un futuro transhumano e hipertecnológico que le permite pensar en un Estado perfectamente ordenado, incluso ecológico, a condición de deshacerse de toda la población sobrante, sin la rémora de unas masas inservibles, innecesarias, que sin trabajar no podrán cotizar y que, por tanto, resultan obsoletas, tan inservibles para la Producción como para la Recaudación de los impuestos que durante los ultimos cinco mil años han servido para mantener a la Bestia.
Mi tesis al respecto de la batalla que se traen izquierdas y derechas desde su creación en la revolución burguesa del siglo XVIII, es que las derechas tienen todas las de ganar, porque siendo su principal diferencia la teoría de la igualdad social, para la izquierda ésta es un "objetivo" y no un principio. Así, la derecha es mucho más coherente con su principio de desigualdad, basada en la jerarquía individual y de clase. Dice y hace, mientras la izquierda solo dice, por eso su pensamiento es débil y resulta tan funcional como oposición al Sistema. Me resultan muy desacertadas las calificaciones de "antisistema" o de "antipolítica" que la izquierda lanza contra los partidos de extrema derecha, cuando las izquierdas defienden un mismo modelo de sociedad jeráŕquica/estatal y propietarista/capitalista.
Tengo el convencimiento de que a escala de especie estamos atrapados en un verdadero "atasco evolutivo" que, a mi entender, tiene sus antecedentes en la invención neolítica del irracional derecho de Propiedad Absoluta (sobre el conjunto de bienes naturales propios de la Tierra y sobre los frutos del trabajo ajeno), junto a las consiguientes instituciones del Patriarcado, la Herencia y el Estado. A poco que se siga el rastro, se verá el origen "bestial" de estas instituciones, fundadas a partir de los instintos animales más primarios de nuestra especie, que son los de jerarquía social basada en la fuerza bruta y en la propiedad, territorial y reproductiva.
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