1. ¿Quién es ese neofascista medio que no sabe que lo es?
Tengo el convencimiento de que no podremos superar al fascismo mientras no sepamos lo que es y hasta qué punto nos constituye, como individuos criados y educados durante generaciones -ya por tres siglos- en el modo de vivir moderno o burgués, es decir, en el modo de vivir propio de las modernas y estatales sociedades de mercado (capitalistas), que a día de hoy ya son todas.
Ese ciudadano medio mayoritario, que en Alemania aclamara a Adolf Hitler tras las elecciones democráticas de noviembre de 1933, es el mismo proletario que en la Rusia de 1917 había aclamado a Vladimir Lenin y hecho posible la revolución socialista de octubre.
El ciudadano medio de nuestras modernas sociedades de consumo, ese individuo-común, ciudadano-mayoritario que de media somos todas y todos, aislados en medio de las multitudes, privados de toda forma de comunidad que sea real o convivencial (y no imaginaria o abstracta, como las del “Pueblo” o la “Nación” creadas por los Estados modernos), ese individuo, decía, es alguien que a sí mismo se ve como “un cualquiera que no pinta nada”, alguien obsoleto, sobrante e intercambiable, condenado de por vida al anonimato, a la irrelevancia y a la mediocridad, ese moderno individuo y ciudadano común, consumidor siempre insatisfecho, ese es un fascista en potencia, un ser sistemáticamente desposeído de un Mundo al que observa como mercancía de propiedad ajena, exhibida y puesta a la venta en escaparates relucientes...ese individuo mediocre, humillado por la representativa o irreal democracia de masas, ese es un individuo resentido y vengativo, tarado por ese daño sistémico que le constituye desde el nacimiento. Ese posmoderno neofascista, de moral nihilista y relativa, que no sabe que lo es -al menos en potencia- ese es un individuo que puede llegar a ser muy peligroso, sobre todo cuando actúa en rebaño.
2. Las 7 prioridades estratégicas del trumpismo
El resultado electoral en EEUU ha suscitado una alarma generalizada en buena parte del mundo, especialmente en la órbita ideológica de las izquierdas posmodernas europeas. Considero muy conveniente, por básica integridad intelectual, no dejarse atrapar por la imagen simplona y esperpéntica de Donald Trump que proyectan los aparatos de propaganda de buena parte de las organizaciones políticas adscritas a la órbita ideológica autodenominada “progresista”. Pienso que hay que tomarse muy en serio la victoria de Donald Trump, no por respeto a la persona y menos aún al personaje, pero sí por respeto al tsunami neofascista que se expande por todo el mundo y que tiene su faro en los EEUU. Conviene saber que allí su mejor referente doctrinario es la Fundación Herencia (Heritage Foundation) (1), que es el principal laboratorio de ideas y estrategias ultraconservadoras-neofascistas, que dirige un tal Kevin Roberts.
Luis Castro, en la revista electrónica “Mientrastanto.e” (2) de este mes de noviembre, lo analiza en detalle; y aunque lo haya escrito antes de conocer el contundente resultado electoral, creo que acierta en señalar “la institucionalización del trumpismo” como el principal objetivo del Proyecto 2025 de la citada Fundación. Dice Luis Castro en ese artículo que “un segundo mandato de Donald Trump suscita alarmas generalizadas. Por lo que viene diciendo en campaña, no cabría esperar cambios importantes en su política sobre inmigración, cambio climático o minorías, ni en su subordinación a los intereses de las grandes corporaciones. Su alianza con Elon Musk es algo más que un símbolo. Pero, si se desea ver en detalle cómo seguiría su actuación en esos temas y muchos otros, conviene consultar el Proyecto 2025, de la Heritage Foundation, un compendio del programa general del neoconservadurismo ultra norteamericano. En la hipótesis de una toma de posesión de Trump el próximo 1 de enero, la HF remedia su indigencia mental y moral con propuestas políticas detalladas y aportaría personal adiestrado para llevarlas a cabo, como ya hizo en el mandato anterior”.
Efectivamente, Kevin Roberts, actual director de la Heritage Foundation señala, sin rodeos, que el papel de la HF consiste ahora en “institucionalizar el trumpismo”. Y algo así es lo que pretende fundamentar el “Proyecto 2025. Un mandato para el liderazgo. La promesa conservadora”, que es un tocho de más de 900 páginas en el que han colaborado unos 400 académicos y muchas asociaciones ultraconservadoras. Ahí se anuncia que la HF tendrá preparados argumentos y propuestas políticas, así como el personal idóneo para ponerlos en práctica en la administración Trump a partir del 1 de enero de 2025. Para ese momento la HF habrá adiestrado mediante cursillos a toda una cohorte de expertos simpatizantes dispuestos a trabajar para ella desde el primer día. Una de las ideas clave del proyecto es la de expulsar masivamente a “burócratas” de la administración federal, supuestamente ajenos al sentir popular y a la voluntad del presidente, y sustituirlos por personal de confianza de la Casa Blanca. Para algunos, eso sería volver al clásico “spoil system” (3), por el cual el partido vencedor en las elecciones coparía los cargos y empleos públicos.
El programa político e ideológico de la HF no es nuevo, ya que viene teniendo gran influencia desde la época de Ronald Reagan, incluso con presidentes demócratas como Clinton, cuando el republicano ultra Newt Gingrich ocupó la presidencia de la Cámara de Representantes. Pero la HF reivindica especialmente la memoria de Reagan, en el que ven al pionero que recuperó el genuino espíritu americano de los Padres Fundadores.
Es muy desconocida en Europa la estrategia neofascista de activismo y organización social a través de una organización vinculada, la Heritage Action, fundada en 2010, cuya misión es definida así: “Convertimos ideas en proyectos de ley y proyectos de ley en leyes”. Y para lograr su implantación social cuentan con “Sentinels”, una “red de centinelas”, que son ciudadanos de base, que trabajan sobre el terreno, caracterizados como “ciudadanos comprometidos y líderes locales que trabajan para mejorar Estados Unidos en todos los niveles de la sociedad”. Heritage Action refuerza el trabajo de base de Sentinels con equipos propios de directores estatales y especialistas en relaciones gubernamentales. La propia organización define así la misión de esa red de centinelas: “el programa Sentinel de Heritage Action fue creado para ser la punta de lanza en la lucha por lograr victorias conservadoras en Washington”.
Reproduzco a continuación el mensaje del presidente de la Foundation Heritage, Kevin Roberts, titulado “Luchando por el futuro de Estados Unidos”, que tiene el interés de concretar las 7 prioridades estratégicas del trumpismo para los próximos años:
Mensaje de Kevin Roberts:
“La misión de Heritage Foundation y Heritage Action es promover el florecimiento humano mediante la restauración del autogobierno del pueblo estadounidense. Como puesto de avanzada del ciudadano común estadounidense en Washington, DC, Heritage promueve y aboga por políticas públicas basadas en los principios de un gobierno limitado, la libertad económica, una sociedad civil sólida y una defensa nacional fuerte. En los últimos años, esos principios han sido objeto de ataques por parte de los ideólogos izquierdistas que dirigen las instituciones de élite de Estados Unidos.
El lugar del patrimonio en esta lucha se encuentra principalmente en el terreno de las ideas, las políticas públicas y la rendición de cuentas del gobierno. Como conservadores, nuestras armas no son las tendencias pasajeras del momento, sino los fundamentos probados y permanentes del florecimiento humano: la fe, la familia, la libertad y la nación.
A través de un análisis riguroso de las políticas públicas, la opinión y los acontecimientos, Heritage ha identificado siete desafíos en los que nuestros esfuerzos son más necesarios y en los que podemos hacer el mayor bien. La Fundación Heritage se posicionará en estos siete frentes para:
1-Empoderar a los padres para que tomen decisiones educativas
2-Proteger las fronteras de Estados Unidos y reducir el crimen
3-Garantizar elecciones libres y justas
4-Revertir el crecimiento de las regulaciones, el gasto y la inflación
5-Contrarrestar la amenaza de la China comunista
6-Exigir responsabilidades a las grandes tecnológicas
7-Proteger la vida del feto y la formación de la familia
Éstas son las cuestiones que decidirán la lucha por el futuro de Estados Unidos y el éxito del movimiento conservador en los próximos años.
Los derechos de los padres. El estado de derecho. La responsabilidad democrática. La libertad individual. La seguridad nacional. La igualdad de oportunidades. La dignidad humana. Como cuestiones de debate político y de políticas públicas, estas cuestiones parecen distintas, pero en el contexto de la creciente guerra cultural del totalitarismo progresista, se funden en una sola lucha, la misma lucha que los estadounidenses han estado librando (y ganando) desde 1776. ¿Nuestro gobierno servirá a “Nosotros, el pueblo” o a una aristocracia política, cultural y corporativa que los odia?
Heritage ofrece soluciones a los desafíos que enfrentamos y las reformas concretas que Estados Unidos necesita para lograr los resultados que buscamos. A diferencia de los partidarios de Washington, creemos que los líderes le deben al país una agenda de este tipo antes de que se emitan los votos, como un acto de deber patriótico y virtud republicana. Esta agenda propone un retorno a nuestros principios fundadores, la confianza en la cultura constitucional única de Estados Unidos y la adhesión tanto a los hechos científicos como a la verdad moral.
En nuestras escuelas, a lo largo de la frontera y en nuestras calles, en nuestras urnas, en nuestra economía, en el mundo y en el útero, enfrentamos la misma elección: defender al pueblo estadounidense o inclinarnos ante las élites que están tratando de subyugarlo y cancelarlo.
Hay mucho en juego y las líneas de batalla están trazadas, pero ninguna de ellas es intimidante ni desconocida, pues son las mismas hoy que en Bunker Hill y Gettysburg, en las Ardenas y en la Puerta de Brandeburgo, en Independence Hall y en el Puente Edmund Pettus.
La historia está llamando una vez más a Estados Unidos —la última y mejor esperanza de la Tierra— a desafiar a los privilegiados y poderosos y a defender nuestra Revolución, nuestra Constitución y nuestro Patrimonio.
Únase a nosotros en esta segunda Revolución Americana y, una vez más, juntos, ganaremos.
Kevin Roberts, Presidente de la Fundación Heritage
Epílogo.
Si se quiere confrontar al fascismo, resulta imprescindible saber lo que realmente es a día de hoy, sus contenidos, formas y estrategias, yendo más allá de los tópicos y estereotipos que corresponden a fascismos de otra época. Estoy muy de acuerdo con mucho de lo que dice al respecto Zenda Liendivit (4), directora de la revista argentina “Contratiempo” en su libro “La seductora pesadilla del capitalismo”, en el que dedica un capítulo al tema “disidencia y fascismo”, porque pienso, como ella, que nos interesa mucho saber qué es el fascismo, su sustancia más allá de formas y contenidos, lo que solo averiguaremos a partir de un saber práctico que a mí me parece elemental, tal como puse al comienzo de este escrito: tan básico como saber, por la práctica, que en esencia todo fascista es un individuo mediocre y humillado, que a mi entender es el producto principal de la revolución burguesa que clausurara en falso el Antiguo Regimen, erigiendo al Estado Nación, al Mercado y a la Ciencia relativista como nuevas deidades de la nueva religión moderna o burguesa, una religión igualmente trinitaria y no menos totalitaria que la de la viejas sociedades campesinas del Medievo, religiosas y monárquicas a imagen del "reino de Dios".
Refiere Zenda Liendivit en ese capítulo a lo mucho que nos interesa ese conocimiento del fascismo (un interés que yo pienso es a escala de especie), y lo hace con referencia a la “dialéctica del iluminismo” de Adorno y Horkheimer, en síntesis: que los jefes fascistas se forman del entrecruzamiento de pasiones y deseos de las multitudes y que su propia propaganda se constituye a partir de la proyección dilatada y colectiva del yo impotente de cada individuo/rebaño. Como Albert Camus, ambos autores insisten en la mediocridad manifiesta, física y espiritual, del jefe fascista.
La imagen de seres vacuos, comunes y corrientes, recipientes de poder, ratifica el hecho de que el ascenso o el declive de todo fascismo estaría en relación directa con un sentir colectivo que tendría que ver con la idea de falta o de elevación de la comunidad en su conjunto, una instancia percibida como preponderante y sobre todo unificadora. El hombre mediocre asciende en un terreno fertilizado por la indigencia e impone su moral sobre sí mismo: un individuo desintegrado.
Solo así se entiende cómo pueblos enteros y más allá del miedo, no solo han amado a líderes y caudillos, a pesar de sus tropelías manifiestas, sino que han encontrado en ese temor y reverencia una medida de valor. Este sentido comunitario del fascismo es una de sus características más peligrosas. La capacidad de infiltrarse en las relaciones y de actuar contra los cuerpos disidentes es parte de aquel. Esa disidencia puede ser tanto pública como privada, radica esencialmente en un decir no, no hacer lo que se espera de uno. Y como lo que casi siempre se espera de uno es la obediencia a los valores de la sociedad, de la familia o del grupo, el microfascista se ensaña por partida doble, porque reniega de lo establecido y porque le muestra posibilidades no pensadas, que suelen otorgarle al díscolo un sentimiento de libertad que contrasta con la humillación y la esclavitud aceptadas como dogmas por parte de su represor, un estado de desgracia al que se había acostumbrado y que, encima, lo había erigido como valor. De allí que “en la base de todo fascismo, de la escala que fuera, yace el resentimiento contra ese "otro" dispuesto a abandonar la manada. Esto se da tanto en el seno de las familias, mucho más a menudo de lo que se podría suponer, y de las relaciones personales, con celadores (los centinelas de la Heritage Action) siempre atentos para ejercer el moralismo correctivo”.
"La autocensura exige cumplimiento colectivo, es una de las razones del ensañamiento por parte de individuos comunes cuando ejercen de torturadores. Más allá del disciplinamiento, la crueldad sobre el cuerpo violentado tiene como fundamento esta degradación que deja en evidencia la complicidad y el espíritu de rebaño".
Lo dicho, en resumen: que nos interesa mucho saber lo que realmente es el fascismo en nuestros días y que todo fascista es, en esencia, un resentido ciudadano/masa medio, ninguneado y humillado.
Notas:
(1) Artículo de Luis Castro en la revista Mientrastanto.e de Noviembre, n.º 239 : “El Proyecto 2025 de la Heritage Foundation: la institucionalización del trumpismo”. Esta revista fue fundada en 1979 por Giulia Adinolfi y Manuel Sacristán, autodefinida como revista político-cultural y democrática, contraria a las desigualdades, al expolio del planeta y de sus gentes, a las guerras, cuyo objetivo es aportar un referente analítico y cultural a los proyectos que afrontan estos conflictos. Como revista impresa, mientras tanto fue editada conjuntamente por la Fundación Giulia Adinolfi-Manuel Sacristán e Icaria Editorial. La limitación de la edición impresa, así como la evolución de la edición digital, hicieron que a partir de 2014 se concentrara todo el esfuerzo en esta última. Actualmente, con dos centenares largos de números publicados, se ha convertido en una revista mensual, y desde 2020 opera en el marco de la Asociación de la Revista Electrónica Mientrastanto.e. Actualmente su consejo editorial está integrado por: Rosana Alija, Marco Aparicio, Asier Arias, Antonio Antón, Ana Almirón, Alfons Barceló, Francesc Bayo, Lourdes Benería, Soledad Bengoechea, Juan-Ramón Capella, Xavier Domènech, José Antonio Estévez Araújo, Antonio Giménez, Josep González Calvet, José Luis Gordillo, Elena Grau, Antonio Izquierdo, Miguel Ángel Lorente, Carmen Madorrán Ayerra, Antonio Madrid, Francisco Mena, Carles Mercadal, Giaime Pala, Alejandro Pérez Vidal, Joan Ramos, Albert Recio, Víctor Ríos, Jordi Roca, Joaquim Sempere, Verena Stolcke, Enric Tello y Josep Torrell.
(2) El origen de la Foundation Heritage se remonta a 1973, año en el que analistas del American Enterprise Institute pusieron en marcha un laboratorio de ideas de índole conservadora “para profesionalizar las técnicas de influencia política”. Con sede en Washington DC, asociada a la corriente ideológica del neoconservadurismo actual, esta organización ha trabajado para políticos y gobiernos del Partido Republicano, asumiendo un papel de liderazgo en el movimiento conservador de los Estados Unidos de América durante y después de la presidencia de Ronald Reagan. Según sus propios estatutos, la finalidad de la Fundación Heritage es promover la difusión de los principios de libertad individual, gobierno limitado, libre empresa, defensa nacional y valores tradicionales estadounidenses. Como lobby, esta fundación posee una influencia muy elevada y significativa en la política interna de los Estados Unidos en diferentes temas de política pública, habiéndose convertido también en parte muy activa de la política exterior intervencionista de los EEUU durante las últimas décadas.
(3) La expresión “spoils system” hace referencia a una práctica en la que un partido político gobernante otorga los cargos públicos a sus militantes, en lugar de hacerlo meritocráticamente.
(4) Zenda Liendivit es arquitecta-urbanista. Ensayista, investigadora, docente, editora y prolífica escritora, cuyos libros de narración o ensayo se ocupan principalmente del estudio y crítica de la Modernidad capitalista.Enlaces:
Vídeo“Lecturas filosóficas. La seductora pesadilla del capitalismo”
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