Me apoyo en una conversación con Manuel Monereo (1), que publica El Viejo Topo en su último número, el de junio, con el título “Reconstruyendo la izquierda”. Y antes que nada me permito apuntar lo desacertado de ese título, que ya anuncia las graves contradicciones que siguen; porque entiendo que mucho más coherente hubiera sido el uso del infinitivo “reconstruir”, planteado así como objetivo pendiente de una izquierda que, como en este caso, se reconoce a sí misma como inexistente. Y que yo sepa, ahora mismo no hay nadie reconstruyendo la izquierda. A quien pudiera tener interés en este debate, recomiendo la lectura de esa conversación:
https://www.elviejotopo.com/articulo/reconstruyendo-la-izquierda-entrevista-a-manolo-monereo/
En “Tiempos de confusión”, obra de Josep Burgaya, que es uno de los últimos libros editados por El Viejo Topo, en mi opinión se resume muy bien las insuperables contradicciones de unas izquierdas desnortadas y confusas, incluido el sector representado por Monereo y el Viejo Topo, tan atraídos por las ideas “rojipardas” del filósofo italiano Diego Fusaro. Esta es una izquierda que hace buenos diagnósticos, junto a pésimas propuestas estratégicas, radicalmente contradictorias también en lo teórico. Es un sector minoritario que resume muy bien el viaje a la deriva que en España, como en todo el mundo, siguen hoy las izquierdas, camino de su extinción o, como poco, de su irrelevancia en los próximos años. Véase el resumen publicitario que hace El Viejo Topo del citado libro de Josep Burgaya (“Tiempos de confusión”), que viene a ser su diagnóstico acerca del estado de confusión de las izquierdas: “Desde la clase adscriptiva a la identidad electiva. ¿Desde cuándo la izquierda ha dejado de centrarse en la lucha de clases? ...En este libro, Josep Burgaya surca las turbias aguas de la actualidad política y social para arrojar un poco de luz sobre la confusión”.
Si a este diagnóstico le añadimos el de Monereo concerniente al “estado nacional”, el “problema” de las izquierdas queda sintetizado, principalmente, en estas dos cuestiones: a)las políticas de identidad y b)el estado nacional.
a) Josep Burgaya: “Distraído por el canto de sirena de las políticas de identidad, el progresismo navega a la deriva”.
b) Manuel Monereo: “El estado nacional sigue siendo el centro de anudamiento de todas las contradicciones sociales, si no partimos de ese estado nacional, si no partimos de sus realidades, de reforzar y retomar ese estado, si no partimos de la soberanía popular, de la lucha por la independencia nacional, todo está perdido y no encontraremos respuesta a lo que está ocurriendo”.
En sus respectivos diagnósticos, ambos aciertan al identificar el catastrófico error que supone el abandono de la lucha de clases, para pasar al abrazo de las políticas de identidad (nacionalismo y políticas de género), como de los estilos de vida propiamente “burgueses” (feminismos y ecologismos superficiales y básicamente liberales) que, como dice Monereo: no cuestionan los fundamentos del sistema que hoy es dominante a escala global. No se olvide que los dos principales fundamentos del sistema son el Estado y el Mercado, y que a poco que tengamos perspectiva histórica y estratégica, veremos que la actualidad está determinada por una “competencia interna” a la clase dominante, entre dos estrategias opuestas (nacional y global) de entender y practicar el poder absoluto, concentrado en el control totalitario del aparato conjunto Estado/Mercado; en resumen: nacionalismo contra globalismo, una lucha entre derechas, una extrema derecha nacionalista y nostálgica de las viejas costumbres autoritarias, religiosas y feudales, en competencia con la moderna derecha neoliberal-progresista que a partir de los años setenta lidera el rumbo global del orden/sistema dominante (que básicamente es estatal y capitalista en cualquiera de sus versiones, todas estatales y capitalistas, es decir, “de derechas”...no se olvide).
Y aquí es donde van apareciendo las insuperables contradicciones que meten a las izquierdas residuales, las realmente existentes, en una patética doble competencia: a) por un “nacionalismo patriótico” (a disputar con los neofascismos en auge, tipo Vox) y b) por liderar el relato identitario en modo “progresista”, insustancial y superficialmente ecologista y feminista, a disputar con las derechas neoliberales y más o menos “modernas” o ”progresistas”. Es una competencia que las izquierdas tienen perdida de antemano por jugar en terreno ajeno; más aún cuando se juega validando las condiciones y reglas que impone la clase propietaria y titular del campo de juego.
A estas alturas de nuestra experiencia histórica, incluso los más fieles patriotas de Podemos ya podían saber que el reino de la Política (estatal) y de la Economía (capitalista), es el propio de las derechas: un reino a destruir, pero no a conquistar.
Pues bien, el remedio que propone Monereo, para la reconstrucción de las izquierdas, consiste en su propuesta de convocar un debate en profundidad, lo que denomina unos “estados generales”, donde “lo que nos una sea, por un lado un programa alternativo a lo existente y por otro lado el intento de construir desde abajo organización, vínculos sociales, insertarse en el conflicto social en cada territorio”.
No resultará, lo veremos. Porque todas las izquierdas están hoy atrapadas en el mismo círculo vicioso, todas mareando la misma perdiz de hace cincuenta años (los petroleros años setenta, fundacionales del neoliberalismo). Porque si haces lo contrario de lo que dices, o si defiendes los mismos fundamentos que sostienen al omnímodo poder de las derechas, si justificas sus políticas propias, indemocráticas o de Estado, junto a las economías capitalistas de Mercado, acabas por no saber quién eres. Y entonces, lo más probable es que te vuelvas loco, o idiota como poco.
Nota:
(1) Manuel Monereo cumple este año 74 años, es abogado, polítólogo y político que ejerciera de diputado por Podemos durante la XII legislatura, entre 2016 y 2019, año éste en que fueron disueltas las Cortes Generales y convocadas elecciones anticipadas por el presidente Pedro Sánchez (antes, en junio de 2018, al Gobierno del presidente Rajoy le fue retirada la confianza del Congreso mediante una moción de censura que concluyó en la investidura de Pedro Sánchez como nuevo presidente). Ha sido miembro del Partido Comunista de España (partido del que fue expulsado en 1978), del Partido Comunista de los Pueblos de España, de Izquierda Unida y de Podemos. Dentro de la izquierda española ha sido muy criticado por su defensa del filósofo italiano Diego Fusaro y sus teorías “rojipardas” (“valores conservadores e ideas de izquierda”). En el estado español, la editora de El Viejo Topo es la principal difusora de las ideas de Manuel Monereo y Diego Fusaro.
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