lunes, 27 de mayo de 2024

LAS VERDADES DEL BARQUERO

Decirle a alguien “las verdades del barquero” equivale a quitarle la careta, ponerle las orejas coloradas, cantarle las cuarenta, decirle cuántas son dos más dos, o ponerlo de vuelta y media. Se trata de una expresión muy común en la lengua castellana, que se suele utilizar cuando a alguien le toca ser quien diga las cosas como son, hacer de mosca cojonera y expresar claramente lo que otros no quieren decir o ver. Sin embargo, es muy desconocido que tal dicho popular trata de unas verdades que, según cuenta la leyenda, refieren a un viaje en barca ocurrido hace mucho tiempo...pero ¿qué verdades son esas y de qué viaje en barca estamos hablando?…

Hay varias versiones, pero la más corriente tiene su origen en un hecho localizado en la Alta Extremadura, a orillas del Río Tajo, cerca del Palacio de Alcántara, donde un paisano de por allí se ganaba la vida ayudando a los viandantes a cruzar en su barca las turbulentas aguas del río, para ir entre las localidades de Talaván y Casas de Millán. Cierto día, un estudiante le pidió que le llevara "gratis" a la otra orilla, pues andaba escaso de recursos, ante lo cual el barquero le respondió que lo haría de buen grado si conseguía impactarle con tres verdades irrefutables. Y así fue como el estudiante le soltó al barquero toda una retahíla de verdades en forma de refranes: pan duro, mejor duro que ninguno”, “zapato malo, más vale en el pie que no en la mano”, “quien da pan a perro ajeno, pierde pan y pierde perro” o “el que no está hecho a bragas, las costuras le hacen llagas”...y llegado aquí, el estudiante preguntó al barquero: “dime, barquero, si como a mí, a todos pasas gratis, dime ¿qué ganas tú aquí?”, a lo que el barquero respondió: ésta es la mayor verdad que has dicho, porque oficio que no da de comer, tontería es ejercerlo”.

Sea imaginada o no esta leyenda, inspirada en ella fue la publicación en 1.843 de un folleto satírico titulado “Las verdades del barquero” en el que se dice, entre otras, la siguiente sentencia, que hace referencia a la ceguera y supuesta veleidad de las mayorías en las elecciones democráticas:

Ese pueblo, en sus fallos siempre ciego,

hoy eleva en sus brazos a un tribuno,

y en sucio lozadal le arroja luego.

 

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Por otra parte, viene a cuento recordar un texto de Ivan Illich (“El silencio es un bien comunal”), que fuera  leído por su autor, al modo de "las cuatro verdades del barquero, en un congreso, nada menos que en Japón. Lo que sigue es un extracto de dicho texto, en el que los subrayados son de mi exclusiva responsabilidad:

1. El proceso político se resquebraja debido a que la gente deja de ser capaz de gobernarse a sí misma y exige ser conducida: aún más degradante fue la transformación de las personas en miembros de una fuerza de trabajo industrial y consumidores, lo que fue tomado como algo natural. Durante más de cien años la mayoría de los partidos políticos no atinaron a distinguir lo que estaba sucediendo con los bienes comunales. Y tan es así que a día de hoy, la mayor parte de la política anticapitalista sigue ciega a esa transformación, legitimando la transformación de los bienes comunes en recursos productivos.

2. Al menos que tengamos acceso a un altavoz, estamos silenciados: la usurpación provocada por los altavoces destruye ese silencio que durante toda la historia le otorgara a cada hombre y mujer su propia voz.

3. Según las tradiciones occidental y oriental, el silencio es necesario para que surja la persona: los bienes comunales de expresión son tan vulnerables como los bienes relativos al territorio común y, como éstos, pueden ser tan fácilmente destruidos, ahora por la usurpación de los modernos medios de comunicación.

4. A los partidos políticos “anticapitalistas”, esta usurpación les volvió a pasar tan desapercibida como el robo de los bienes comunales relativos al territorio.Y así, no pudieron atisbar el significado y trascendencia de los cercamientos que alambraron la Tierra, alterando para siempre la historia de nuestro mundo, en la dirección autodestructiva que ahora aceleradamente seguimos.

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Hay demasiada gente de izquierdas, digamos "bien intencionada", a la que hoy le vuelven a pasar desapercibidos los cambios radicales que han experimentado la Naturaleza y la Sociedad (o sea, la Política), tras la reciente globalización del viejo orden Mercado/Estado (capitalista en esencia, nacionalista, patriarcal y antidemocrático siempre, sin excepción, en todo lugar y tiempo). Semejante transformación del medio natural y social, tan brutal transmutación "de bien común a recurso productivo", constituye la forma básica de la degradación política y ambiental que caracteriza a nuestra actual civilización estatal-capitalista. Es una degradación que tiene una larga historia, que se reduce a la biografía del capitalismo solo si nos fijamos en la destrucción de la biodiversidad y el equilibrio  ecológico, pero pasamos por alto la destrucción de los modos de vida comunitarios.   Por desgracia, la importancia de esta transformación destructiva ha sido ignorada, o al menos minimizada, no solo por los partidos políticos, de izquierdas y derechas, también por la ecología social o política.

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Jhon Berger, comunista declarado, había abandonado el arte, según sus propias palabras: “porque pintar cuadros no era una manera lo suficientemente directa de luchar contra las armas nucleares”. La gracia de la trilogía De sus fatigas” es que se sitúa del otro lado de la acumulación originaria, en un espacio literalmente despreciado por Engels y, en general, poco o nada frecuentado por el marxismo. Retrata el proceso de acumulación capitalista no desde la perspectiva de sus resultados, sino desde el pasado, es decir, desde su origen. Puerca tierra” habla de los que lograron quedarse o bien no pudieron irse del campo a las ciudades, sobre quienes siguieron apegados a sus tierras mientras una exótica civilización paralela (la capitalista) surgía a pocos kilómetros de sus casas. Una vez en Europa” trata de aquellos que abandonaron sus pueblos en un melancólico goteo carente de heroicidad. En “Lila y Flag” acompaña a los que llegaron a la metrópolis tarde para el fordismo, para la escolarización y la seguridad social, y justo a tiempo para la cárcel, la delincuencia y la marginación.  Y, sin embargo,  en “Puerca tierra” nos dice Berger que en esos millones de cuerpos que se cruzan, solitarios en la ciudad, aún reverbera una silenciosa inercia milenaria:  

Despachar la experiencia campesina como algo que pertenece al pasado y es irrelevante para la vida moderna; imaginar que miles de años de cultura campesina no dejan una herencia para el futuro, sencillamente porque esta cultura casi nunca ha tomado la forma de objetos perdurables; seguir manteniendo, como se ha mantenido durante siglos, que la cultura campesina es  marginal a la civilización; todo ello es negar el valor de demasiada historia y de demasiadas vidas. No se puede tachar una parte de la historia como el que traza una raya sobre una cuenta saldada”.

Esa ignorancia la vamos a pagar muy cara. De hecho, creo que ya la estamos pagando, pero ya no será a escala "de clase" (como sucediera durante toda la época del estado "nacional-capitalista-moderno", primero industrial y luego financiera), no, todo indica que en adelante pagaremos esa ignorancia a escala global y de especie.

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Y así,  a bote pronto, a mí me vienen a la cabeza unas cuantas obviedades o verdades del barquero: 

1. Que es absurdo llamar "Europa" a un continente que mayormente está ocupado por Asia, tan absurdo como llamar "español" a la lengua propia de Castilla.

2. Que multiplicar panes y peces solo es posible con empleo de imaginación  literaria o muy religiosa. Y además: si sabemos que de donde nada hay nada se puede sacar, no me digan que no es milagro lo que hacen los bancos cada día, eso de fabricar dinero de la nada, o de la deuda, que viene a ser lo mismo, como dijera David Graeber, el antropólogo anarquista Q.E.D., coautor de "El amanecer de todo. Una nueva historia de la humanidad". En todo caso, el dinero (eso que mueve y organiza nuestro mundo), es producido "por arte de birlibirloque",  que es como decir con el arte de birlar, hurtar o estafar con gran destreza, que tal es el significado de birlar y birloque en lenguaje caló...¿a qué extrañarse, pues, por lo que pasa?

3. Que la creencia en el Estado es de orden inequívocamente religioso, radicalmente contraria a la razón  e incompatible con la democracia en cualquiera de sus versiones; porque no se puede ser anticapitalista y demócrata al tiempo que se adora al Estado, que por principio es todo lo contrario, necesariamente capitalista y totalitario, ¿acaso no sobran los ejemplos, es que no bastan los cinco mil años de historia del Estado?  

4. Que empresarios, políticos, banqueros, militares, rentistas y sacerdotes de oficio, entre otros muchos empleos, están sentenciados a desaparecer a la par que desaparece el petróleo,  la energía responsable del sistema-mundo-moderno tal como lo conocemos. Que no se puede seguir ignorando por mucho más tiempo que ni la electricidad, ni todas las energías renovables juntas, podrán sustutuir al petróleo. Que en ese punto se localiza el colapso en ciernes, que lo del cambio climático es a mayores, además  de para distraer al personal y ganar algo de tiempo.

5. Que nada inmaterial es asible y que, por tanto, indiscutiblemente, todo lo que sea inmaterial por definición es inapropiable. Por eso no deja de maravillarme esa burda defensa de la propiedad intelectual, incluso por gente "progresista", más o menos socialista, comunista o anarquista...como si el conocimiento no fuera inmaterial (que otra cosa es su soporte, aunque éste sea digital, o un libro por ejemplo). Y como si, además, el conocimiento humano no fuera un producto necesariamente social, imposible de crear al margen de la sociedad, porque ¿cómo, qué nuevo conocimiento no  procede de uno anterior, previamente transmitido entre personas, sociedades y generaciones?

6. Que yo no lo veré, pero estoy seguro de que en muy pocos años, tanto la Propiedad de la Tierra como el Derecho de Herencia, parecerán costumbres salvajes, propias de primitivas sociedades totalitarias, estatales y capitalistas. Proudhon   tenía razón solo en parte: la Propiedad  es un robo sólo referida a la Tierra y al Conocimiento (los comunales universales)...  ¿pero qué anarquismo es eso de "la Tierra para el que la trabaja"?, ¿es que el capitalismo deja de serlo si lo practica un trabajador?...díganme  ¿para qué puede alguien querer la propiedad de la tierra que trabaja, o de la casa que habita, si puede ser usuario comunal de por vida?, ¿para qué, si no es para especular y perpetuar la sociedad propietarista, o sea, capitalista?

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