jueves, 16 de junio de 2022

NO HAY POLÍTICA, SOLO ECONOMÍA, REALIDAD EN "ESTADO" PURO

 
El Tancredo, aguafuerte. Picasso,1957
    (Quedarse parado y esperar que los vientos soplen a favor... hacer el Tancredo)

 

Quienes se meten en política, aunque lo hagan honradamente, incluso “contra el sistema”, enseguida se convierten en patéticos tancredos caídos de bruces contra el suelo, actores secundarios en el teatrillo democrático donde se representa la Política. En su desolación, verán que allí  no hay nadie, solo el Estado, la Economía ocupando todo el Vacío.

Este sistema estatal, la economía, es tan antíguo como el patriarcado o el neolítico mismo. En esencia, técnicamente no es otra cosa que una gran operación bancaria, una gigantesca Transferencia de rentas que va de las masas  productoras a las élites parasitarias, de los gobernados a los gobernantes. La simpleza de esta operación técnico-financiera se esconde tras una apariencia de complejidad científica muy moderna y progresista, que no puede ser más  eficiente ni más exitosa.

El colapso en ciernes es económico y solo económico,  por eso no habrá nada ni nadie que se libre. No viene por una crisis ecológica, provocada por un evidente y previsible cambio climático, ni por una crisis de la política, provocada por el agotamiento de la democracia representativa. No, el colapso del sistema proviene de su crisis energética. Si no fuera porque  le escasea la energía, su sostenibilidad sería eterna, porque no tiene rival. Incluso en permanente estado de crisis no correría peligro, ¿cómo iba a ser, si  la realidad es la Economía y ésta es la única alternativa?. ¡Ay, si no fuera por el clima global de sumisión al que hemos llegado!...pero qué le vamos a hacer, si a estas alturas ya no podemos echarle la culpa a nadie, ni siquiera al Estado, que si nos ha penetrado a placer ha sido con nuestro consentimiento. Ya no podemos decir que la Economía sea algo aparte, solo cosa de ricos, porque todos, hasta los sin techo, somos Estado. 

La energía del sistema durante la época en que se fraguó la globalización, no ha sido política sino económica, su energía vital era fósil,  limitada por tanto, basada fundamentalmente en el petróleo. Sin petróleo no viviríamos en la globalización, al menos no en la que conocemos. El petróleo ha sido la “sangre” del sistema durante más de un siglo. Me pregunto si los limites del petróleo serán los del sistema. Pero dicen los expertos en la materia que hemos llegado  al "pico" pero no a los límites, que ahí abajo queda petróleo para rato, lo que pasa es que está muy hondo y sale muy caro ponerlo en las gasolineras, que de seguir extrayendo petróleo habría que subir el precio hasta un nivel socialmente insoportable, que arruinaría el Beneficio, causando una grave inestabilidad del sistema.

De ahí la lógica de la Transición Energética en marcha, que no es sino la maniobra de escape a esa situación crítica, que el sistema “sabe” que no es sostenible, que  solo es solución a muy corto plazo, solo para ganar tiempo y disfrutar de una prórroga, con religiosa esperanza científica en un milagro tecnológico que resuelva lo que las energías renovables no pueden hacer, una transfusión sanguínea que sustituya el petróleo por electricidad.

Sabe que eso no es posible ni rentable, porque producir electricidad con molinos gigantescos y kilómetros de placas fotovoltaicas  no basta, además hay que utilizar la mayor parte de esta electricidad "verde" para producir  hidrógeno del mismo color, para seguir moviendo el motor de la economía global, los motores de barcos, aviones, trenes, camiones, coches y máquinas, de un lado para otro, por todo el mundo. Saben los expertos (y no tenemos por qué dudar de lo que dicen) que eso no es rentable, solo  sirve de momento, a base de subvenciones (más transferencias), ni tampoco es  posible, porque para todo ello se necesitan materiales tan limitados o más que el petróleo o que el viejo carbón (cobre, tierras raras,…), que no existen en la Tierra en cantidad suficiente.

Sabe, pues, el sistema, que está muy próximo a su tope y por eso prepara su propia revolución: el paso definitivo de la economía material a la  virtual, a base de Inteligencia Artificial y la promesa de un nuevo mundo y una nueva existencia posthumana "que será mucho mejor", con felicidad a la carta y una existencia libre de virus. Su único problema es que los casi ocho mil millones de personas que son su clientela, son corpóreas y no virtuales, que como mínimo necesitan comer, vestirse, tener una casa y un buen programa de entretenimiento con variedad de canales, y ese es un gasto que el Estado no podrá atender con una renta básica universal, cuando la mayor parte de esa gente no tenga trabajo, no pueda consumir, ni pagar impuestos y, por tanto, el Estado ya no pueda prosperar, solo sobrevivir, con tan exigua Transferencia de Rentas.

Por supuesto que no entra en sus previsiones que el mundo se acabe, ni que se extinga nuestra especie, al menos no tan pronto como auguran las mentes colapsistas y/o conspiranoicas. Pero sí sabe que las únicas estrategias posibles, las que ya maneja, no son muchas: precariedad o eugenesia (generalizadas), o un mix de ambas.Veremos, dijo un ciego. Lo que no se le puede pedir al  Estado, o sea, a la Economía, es que se meta en política. Sería pedirle su propia desaparición o suicidio. Ni, mucho menos, podemos pedirle lo imposible, aquello que no cabe en la realidad: que haga compatible su existencia  con la de  su clientela.

No tengo preparada ninguna moraleja, lo siento.




No hay comentarios: