jueves, 4 de noviembre de 2021

A LOS 10 AÑOS DE LA “PAZ DE ETA”. La teoría política del Movimiento de Liberación Nacional Vasco

Recién cumplidos diez años del anuncio que hiciera ETA sobre su abandono de la lucha armada contra el Estado español, en este artículo que sigue, Karlos Luckas hace una profunda reflexión histórica y estratégica que considero  le interesaría leer con detenimiento a esa parte de la izquierda reformista que, ilusoriamente, todavía se considera "revolucionaria".
 
 

A LOS 10 AÑOS DE LA “PAZ DE ETA”
La teoría política del Movimiento de Liberación Nacional Vasco
 
Han transcurrido 10 años desde que ETA firmara una “Paz” unilateral, y a nadie se le oculta hoy que en Euskal Herria persiste una relativa disconformidad en un sector abertzale respecto de la “nueva realidad” sin la presencia de ETA; a partir, primero, de su declaración unilateral de “Paz” de 20 de octubre de 2011, tres días después de la celebración de la Conferencia Internacional de Paz de San Sebastián, en que ETA anunció "el cese definitivo de su actividad armada", en un comunicado en el que también hizo "un llamamiento a los gobiernos de España y Francia para abrir un proceso de diálogo directo" destinado a solucionar "las consecuencias del conflicto". Y luego, de su autodisolución como organización armada, mediante declaración pública de 3 de mayo de 2018.
Como igual sabemos, atrás quedaron definitivamente todas las “alternativas” de una “salida negociada” al conflicto armado, desde KAS a la Alternativa Democrática, y en los variados y distintos intentos de negociaciones entre ETA y el Estado español, celebradas durante años, y a todos los niveles. Pero el Estado español, finalmente, ni negoció nada, ni concedió nada. Las instituciones nacionalistas de Euskal Herria son las que rigen, dentro de la Constitución Española de 1978, y es donde la representación política heredera del MLNV y ETA se encuentran gestionando la cuota de poder que el sistema les ha otorgado, la opresión “nacional” de la comunidad vasca continúa y los presos siguen en prisión. Estos acontecimientos históricos vienen siendo percibidos por un sector abertzale de Euskal Herria, básicamente juvenil, como un cierto abandono de los objetivos finales del MLNV, desde sus inicios: la Independencia y el Socialismo.
Domina una sensación mezcla de frustración y fracaso que tienen una base ideológica muy factible, puesto que de aquellos objetivos estratégicos que fueran planteados desde finales de los años 50 del siglo XX, después de tanta lucha y sacrificios, ha resultado prácticamente nada. Cierto que el modelo institucionalista abertzale actual, representado básicamente por SORTU-EH-Bildu, no deja de plantearse los objetivos “estratégicos” del MLNV, pero a partir de una táctica meramente institucional democrático-liberal dentro de la legalidad del Estado español, es decir, mera propaganda. No puede obviarse que las instituciones de los gobiernos vasco-navarros son otorgadas mediante el marco jurídico político fundamental del Estado nación capitalista español, la CE de 1978.
 
Hasta este punto, tal frustración de cierto sector, el más “revolucionario” del abertzalismo, sobre todo en la juventud, tiene una lógica bastante aplastante: a todas luces, el MLNV ha sido derrotado por el Estado nación español. Eso es una evidencia difícil de disimular, pero la gravedad del asunto no está en ello, sino que este sector, de igual manera a como sucedió con el MLNV desde sus orígenes, carece de análisis histórico, estratégico y táctico correctos, con lo cual, sus muy débiles y poco argumentadas posiciones, no dejan de ser la repetición, más burda aún, de las mismas sostenidas erróneamente por ETA. Desde que ETA VI plantea inicialmente el Frente Político Alternativa KAS, en agosto de 1975, en vida del propio dictador (iniciativa a la que se uniría luego la misma ETA V), comienza ahí claramente ya la “vía reformista” a la independencia. En realidad, como veremos a continuación, las posiciones ideológicas, estratégicas y tácticas, del “renovado abertzalismo” van camino de reproducir los postulados de ETA VI, al creer que disfrazando su nacionalismo con anticapitalismo marxista hace de esa versión nacionalista “algo más revolucionaria” (1). Como sabemos, este debate llevó a ETA VI a hundirse plenamente en el reformismo, a la vía del abandono de los postulados históricos de ETA (independencia, socialismo y táctica armada) para abrazar los postulados trotskistas en la forma partidista de la LKI (Liga Komunista Iraultzailea). Recuperar hoy el discurso doctrinal del marxismo-leninismo, en su forma más tosca y elemental, como hace este nuevo “movimiento abertzale” supone dos cosas: una, despreciar completamente la historia del propio MLNV, pues estos postulados estaban ya en ETA en los años 70, y a la vista está que no sirvieron para nada, ni en Euskal Herria ni en el mundo; y dos, las revoluciones triunfantes dirigidas por tal doctrina, incluida la maoísta, han acabado en dictaduras fascistas, como sabemos que sucedió en Rusia y China.
 
Por todas estas consideraciones, es muy importante que hoy se vuelva a recordar el
auténtico chauvinismo de la izquierda proletarista respecto de su posición doctrinal sobre la cuestión nacional, nada revolucionaria, y sí, sobre todo, seguidista de las posiciones nacionalistas propias de la ideología del Estado nación capitalista moderno.
Poco importa que tales posiciones se sostengan por partidos u organizaciones  provenientes de un Estado nación opresor (como nacionalismo que muerde), o por
parte de grupos y organizaciones provenientes de comunidades humanas y pueblos
oprimidos por exógenos Estados nación, como sucede en el caso de Euskal Herria
respecto del Estado nación español y francés (como nacionalismos que ladran). Al
final, es el mismo discurso: la defensa de un Estado nación, moderno y capitalista, que no tiene nada de revolucionario, ni nada que ver con la liberación de la opresión de los pueblos. El Estado nación moderno, aunque sea “propio” es un Estado, es una
maquinaria de explotación y opresión siempre, lleve la bandera que lleve.
 
Las claves del “nuevo” MLNV
 
Es indudable que el llamado Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) (2) ha estado en Euskal Herria, desde sus inicios a finales de los años 60 del siglo XX, bajo la dirección política de ETA. El efecto inevitable ha sido que, desde el momento en que ETA asume que no puede obtener una “victoria militar” contra el Estado nación español y proclamar su objetivo estratégico esencial de la “independencia y el socialismo”, es decir, la constitución de un Estado nación moderno “vasco”, bajo los principios burocráticos-fascistas del socialismo histórico (proceso que inicia desde la proclamación de la Alternativa KAS), su estrategia “militar” se ha reducido a tratar de forzar una “negociación política” con el Estado español a fin de, al menos, garantizar “algún proceso soberanista” de tipo plebiscitario liberal-burgués como el derecho de autodeterminación y buscar alguna salida “digna” para sus presos. Lógicamente no se dieron las condiciones históricas, como pudo suceder en las colonias europeas africanas en los años 50-60, como Argelia, en el sentido de que era materialmente imposible que en un territorio como Euskal Herria, dominado por dos Estados imperialistas (Francia y España), y en el seno de Europa, pudiera alcanzarse una correlación de fuerzas militares capaces de forzar un proceso de independencia nacional, en medio de una coyuntura internacional, además, de “guerra fría” entre los bloques imperialistas encabezados por EE.UU. y la URSS. El final escenificado mediante una “declaración unilateral de paz” y de la “proclamación de la autodisolución de ETA”, era solamente cuestión de tiempo.
 
Es una tremenda lección histórica que la gente joven y revolucionaria de Euskal Herria debería aprender, sobre todo, para evitar una burda repetición de una historia y de una experiencia profundamente negativa por varios aspectos: uno, porque quemó a varias generaciones de genuinos revolucionarios intencionalmente; y dos, porque la superación de la explotación capitalista, de la dominación del Estado y de la opresión de los pueblos y comunidades oprimidas es completamente imposible que se realicen con modelos estatistas y nacionalistas basados en cualquier variante del proletarismo, propio del paradigma de la modernidad. Eso está plenamente superado por la historia, y no entenderlo es, directamente, un suicidio y una muy grave responsabilidad histórica.
 
Texto completo y descarga en este enlace:








 

No hay comentarios: