Para aquellos soñadores que consideran que la fuerza gracias al progreso pronto será una cosa del pasado. Para aquellos otros que perciben la realidad con más claridad y que ven que la fuerza siempre ha sido el centro de la historia de la humanidad, la Ilíada es el más puro y hermoso de los espejos.
El verdadero héroe -el centro- de la Ilíada es la fuerza. La fuerza que usan los humanos, la fuerza que los esclaviza. La fuerza ante la que la carne de los humanos perece. En esta obra se muestra constantemente cómo cambian los humanos en relación con la fuerza. Son arrastrados, cegados y deformados por la misma fuerza a la que sucumben habiendo creído poder dominarla.
¿Cómo se define la fuerza? La fuerza es todo aquello que reduce a cualquiera que se subyugue a ella a un objeto. Practicada hasta el extremo, convierte a cualquier hombre en una cosa. En un sentido literal, te convierte en un cadáver, una carcasa. En un momento hay alguien y en el siguiente ya no está nadie. La Ilíada jamás se cansa de mostrarnos este fenómeno.
(Sobre La Ilíada o el poema de la fuerza", escrito por Simone Weil en 1940)
Simone Weil nació en 1909, en el seno de una familia judeo-francesa agnóstica y murió de un fallo cardíaco en agosto de 1943. Fue profesora, erudita clásica y una inconformista tanto en lo político como en lo religioso. Filósofa, trabajadora de fábrica y agrícola, pensadora política y mística. En palabras de Flannery O’Connor, Simone Weil fue “un misterio que nos debería mantener humildes a todos”...lo cierto es que en todos sus escritos se percibe la actualidad de su pensamiento.
En este enlace a la web del Instituto Simone Weil (1), podéis leer o descargar el texto completo:
Recomiendo ver en vídeo una magnífica versión teatralizada de ese texto, a cargo de Simona Giurgea (2) , con subtítulos en castellano :
“El verdadero héroe, el verdadero tema, el centro de La Ilíada es la fuerza. La fuerza manejada por los hombres, la fuerza que somete a los hombres, la fuerza ante la cual la carne de los hombres se retrae. El alma humana sin cesar aparece modificada por sus relaciones con la fuerza, arrastrada, cegada por la fuerza de que cree disponer, doblegada por la presión de la fuerza que sufre. Los que soñaron que la fuerza, gracias al progreso, pertenecía ya al pasado, pudieron ver en este poema un documento; los que saben discernir la fuerza, hoy como antes, en el centro de toda historia humana, encuentran en él el más bello, el más puro de los espejos.
La fuerza es lo que hace de quien le esté sometido una cosa. Cuando se ejerce hasta el extremo, hace del hombre una cosa en el sentido más literal, pues hace de él un cadáver. Había alguien y, un instante después, no hay nadie. Es un cuadro que La Ilíada no se cansa de presentar.
... los caballos
haciendo resonar los carros vacíos por los caminos de la guerra,
en duelo de sus conductores sin reproche. Ellos sobre la tierra
yacían, de los buitres más queridos que de sus esposas.
.../...
La fuerza que mata es una forma sumaria, grosera, de la fuerza. Mucho más variada en sus procedimientos y sorprendente en sus efectos es la otra fuerza, la que no mata; es decir, la que no mata todavía. Matará seguramente, o matará quizá, o bien está suspendida sobre el ser al que en cualquier momento puede matar; de todas maneras, transforma al hombre en piedra. Del poder de transformar un hombre en cosa matándolo procede otro poder, mucho más prodigioso aún: el de hacer una cosa de un hombre que todavía vive. Vive, tiene un alma, y sin embargo es una cosa. Ser muy extraño, una cosa que tiene un alma; extraño estado para el alma.
¿Quién podría decir cómo el alma en cada instante debe torcerse y replegarse sobre sí misma para adaptarse a esta situación? No ha sido hecha para habitar una cosa, y cuando se ve obligada a hacerlo no hay ya nada en ella que no sufra violencia.
Un hombre desarmado y desnudo sobre el cual se dirige un arma se convierte en cadáver antes de ser alcanzado. Durante un momento todavía calcula, actúa, espera:
Pensaba, inmóvil. El otro se aproxima, todo sobrecogido,
ansioso de tocar sus rodillas. En su corazón deseaba
escapar a la muerte malvada, al negro destino...
Y con un brazo apretaba para suplicar sus rodillas, con el otro mantenía
la aguda lanza sin abandonarla…
Pero pronto comprendió que el arma no se desviaría y, respirando aún, ya no es más que materia, pensando todavía que ya no puede pensar en nada”
( Extracto del texto "La Ilíada o el poema de la fuerza")
Notas:
(1) Web del Instituto Simone Weil: http://institutosimoneweil.net/
(2) Simona
Giurgea representó en 2014 en el Colgate University NY el escrito
de Simone Weil "La Ilíada o el poema de la fuerza".En esta universidad imparte clases de Actuación y Dirección, al tiempo que dirige proyectos de alto nivel y producciones de teatro universitario.
1 comentario:
https://institutosimoneweilediciones.wordpress.com/2019/08/23/a-76-anos-de-su-muerte-simone-weil-la-iliada-o-el-poema-de-la-fuerza-escenificacion-de-simona-giurgea-traduccion-de-sara-anton-barreneche/
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