jueves, 13 de septiembre de 2018

COMO CANGREJOS DE PISCIFACTORÍA


Estamos en una Unión Europea de habla inglesa, una lengua que, sin embargo, no es propia de ninguna de las naciones que conforman la Unión, que sólo es lengua materna de una de las cuatro naciones (inglaterra, Escocia, Gales e irlanda del Norte) que forman el estado que conocemos como “Reino Unido de la Gran Bretaña”, un estado que no forma parte de la Unión Europea que habla inglés.

Con la globalización estatal-capitalista, la lógica imperial-colonial avanza implacable, así, el inglés y el chino son ya las lenguas que se disputan la hegemonía mundial, demostrando que la lengua es parte fundamental de la guerra comercial y militar generalizada. Y ésto sucede en paralelo a un proceso de máxima concentración del poder económico, militar y político, que en su propia lógica sólo puede resolverse mediante una guerra mundial o mediante un entendimiento también global: éste es el teatro geopolítico actual, el teatro de operaciones que manejan los dos grandes estados, de respectivas hablas -inglesa y china- dominantes en la globalización estatal-capitalista.


Es falso que esta globalización permita la libre circulación de personas. Los emigrantes que no hablen inglés o chino no tienen posibilidad de integración real, están destinados a ser peones subalternos del mercado global, perfectamente intercambiables y desechables en función de las oscilaciones financieras.

Quienes se mean de risa cuando decimos que deberíamos adoptar el esperanto (o cualquier otra lengua anacional, neutra e instrumental) como una de las principales estrategias contra la globalización estatal-capitalista y en defensa de las culturas y lenguas maternas; quienes al oírlo exclaman socarronamente que el mundo funciona en otra frecuencia, que el dominio del inglés (y el chino) “es la realidad” incuestionable, queriendo o sin querer, se hacen cómplices del genocidio global que está arrasando la diversidad cultural (en paralelo con la biodiversidad), en nombre de un falso progreso y de una falsa multiculturalidad, tapaderas de la postmodernidad totalitarista -demofascismo- al que vamos de cabeza y, encima, con el entusiasmo clientelar de las multitudes.

Quienes hoy se ríen acabarán llorando, lamentando su actual ceguera. La extrema fragmentación del conocimiento que ha logrado esta globalización sirve de perfecta tapadera a una lucha de clases perpetua, institucionalizada, que así -dicha en chino o en inglés- queda perfectamente disimulada y “modernizada”.

Para revertir este absurdo suicidio global, sólo cabe pensar en una revolución holística, integral, radicalmente contraria (librepensamiento) a la fe religiosa en el Estado (fascismo) y a la religiosa fe en el dinero (capitalismo), desconectando cuanto antes de la incuestionable y religiosa creencia en “la realidad”...¿o es que todavía ni siquiera atisbamos el “juego” de esta globalización, ahora americanocapitalista y chinocomunista, consistente en repartirse el mundo, y si no en morir matando?, ¿es que todavía no vemos que vivimos como cangrejos, atrapados en una misma red global?...cangrejos nacionalistas, feministas, ecologistas, neofascistas, populistas, cangrejos emigrantes y cangrejos autóctonos, cangrejos de derechas y de izquierdas, pero todos cangrejos, un sólo pueblo mundial de cangrejos, una subespecie humana criada y reproducida en cautividad.

Los propietarios de la piscifactoría sí que tienen razones para descojonarse de la risa, en chino y en inglés.

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