El carbón de cock producido en el Valle de
Castillería, comarca de la Montaña Palentina, era transportado en caballerías y carretas hasta
la dársena del Canal de Castilla -en Alar del Rey- y luego en barcazas, hasta
llegar a los almacenes de Palencia y Valladolid, donde se distribuía para su
uso en calefacciones y herrerías.
El camino que seguía el carbón nos remite a la
primitiva época de la minería en la Montaña Palentina y, más concretamente, de
su cuenca más occidental, la que abarcaba los valles de Castillería, Vergaño,
Orbó y Santullán. Eran tiempos anteriores a los ferrocarriles de Alar a
Santander y el de La Robla. Este último, de vía estrecha, vendría a enlazar las
cuencas leonesas y palentinas, haciendo llegar el carbón a los altos hornos de
Vizcaya. El periodo en que, presumiblemente, fue utilizado el itinerario que
aquí se describe, fue el comprendido entre
1.838 y 1894, es decir, algo más de
medio siglo.
Ese probable camino original hoy
discurre a partir de Perazancas por carreteras comarcales, siendo interesante
para hacerlo en bicicleta, pero no por senderistas. En los anexos, incluyo un
mapa de ese itinerario como complemento al que he trazado pensando en
caminantes que gustan de andar esos mismos parajes al margen de las carreteras,
siguiendo los viejos caminos rurales, algunos de ellos sustituidos por modernos
caminos de concentración parcelaria, pero que, en todo caso, son de tierra
compactada y carecen de tráfico rodado.
Mi única referencia, relativamente directa, era el testimonio oral de un anciano vecino de
Vergaño que, a su vez, había oído contar a sus abuelos que el camino pasaba por
el portillo de Barcenilla. Por tanto, tuve que basarme en esa referencia clave,
pateando el terreno y ensayar el trazado que geográficamente fuera “más lógico”, es decir, el que fuera más
corto, mejor salvara las dificultades orográficas, además de transcurrir por
caminos actualmente existentes. Todo ello sin más seguridad que la de su final
en la dársena del Canal de Castilla, en Alar del Rey.
En el
portillo de Barcenilla pude encontrar el rastro del paso de carretas; a lo
largo de varios metros, la piedra caliza de ese alto aún conserva la doble
huella de los surcos hechos a la piedra por las antíguas carretas cargadas con
el carbón de cock. Me parecía lógico ese paso, coincidía con el trazado
histórico y, por tanto, lo establecí como eje del posible itinerario
actualizado para senderistas. Lo que a buen seguro aún permanece como entonces,
o muy parecido, es el paisaje del camino. Aunque yo imagino que las hoy
solitarias parameras que atraviesa estarían entonces mucho más frecuentadas por
agricultores y por grandes rebaños de ovejas. Con todo, el paisaje que surca
este camino es alivio seguro frente al cansancio resultante de patear sus más
de cincuenta kilómetros.
A partir del portillo de Barcenilla y por las
razones indicadas, el camino sigue el trazado más directo hacia Alar del Rey, procurando
atravesar los parajes más interesantes y buscando el paso por el máximo de
poblaciones.
Las minas de las que procedía el carbón del valle
de Castillería han desaparecido, apenas queda algún vestigio de escombreras,
pero el valle entero de la Castillería es
en sí mismo un tesoro verde, un rincón precioso de estas montañas, al
pie del macizo de Valdecebollas.
Dos
tesoros más aguardan al caminante
que decida acometer el camino: los pueblos que habrá de atravesar y el propio
canal de Castilla. Varios pueblos, todos pequeños, excepto Prádanos de Ojeda y Alar del Rey, son cruzados intencionadamente
por el camino. Pero es que merece la pena pasar por sus callejas, ver la
arquitectura popular bien conservada y sus iglesias, todas de origen románico,
entre las que no puede faltar la de Vallespinoso de Aguilar, justo a mitad de
camino. Y, además, es muy probable que en el descanso que supone cada llegada a
un pueblo, nos surja alguna conversación ilustrada con alguno de sus
escasos y amables vecinos.
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