“Nos, que valemos tanto como Vos, e que
juntos valemos más que Vos, os facemos Rei,
si guardáis nuestros fueros y
libertades, e si non, non”
(Juramento de los súbditos del rey de Aragón)
Un año más, ya van veinte, el ayuntamiento y la Asociación del Fuero de Brañosera organizan sus anuales jornadas de
exaltación del Fuero, dedicadas a una conmemoración que considero vacía de
contenido cultural, histórico y político, basada en el supuesto histórico de
considerar a Brañosera como “primer
municipio” de España e incluso de Europa y el mundo, como se llegó a decir el
año pasado, con osadía que alcanza el ridículo, tal y como queda recogido en
esta noticia de El Norte de Castilla: “Brañosera se reivindica en Madrid como primer municipio de Europa”
El documento histórico que da origen a la conmemoración de Brañosera no puede ser considerado con el mínimo rigor histórico
como fundación de municipio alguno, ya que esta institución tiene en España un
origen romano y ni siquiera puede ser
considerado como Fuero, ya que los primeros de éstos fueron promulgados a
partir del siglo XI, como el de León, datado en 1017. El documento fechado en
el año 824 en Brañosera es en realidad una Carta Puebla, al parecer la más
antigua de entre las que tenemos constancia documental, junto con las de Obona
(Asturias) y Valpuesta (Burgos), en el reino asturleonés. La precisión no es
baladí, aunque solo fuera por servicio a la verdad.
En todo caso, lo cierto es que en el año
824 subyacía la costumbre vigente y heredada de la ley visigoda, la “Conventus
Publicus Vicinorum”-asamblea de vecinos-, que sí puede ser considerada el
antecedente histórico de la medieval y comunal institución del concejo
–pero no del municipio-, que ha logrado supervivir en el medio rural hasta nuestros
días, aunque en modo extremadamente
limitado, subordinado y agónico, reducida su aplicación en Castilla y León a
las poblaciones con menos de cien habitantes censados.
No hay acuerdo entre los especialistas
acerca del origen de la institución municipal, que unos lo sitúan en Egipto y
otros en Grecia o en Roma. Pero lo
cierto es que en España el municipio, tal y como lo conocemos hoy en día, como
institución dependiente del Estado (lo que me lleva a considerarla ni autónoma ni democrática),
tiene su origen en la dominación romana. Con el estado imperial romano las
ciudades conquistadas sólo tenían dos tipos de relaciones: la sumisión o la
alianza; la primera se correspondía con el sistema de organización colonial y
la segunda con el sistema municipal, si bien, con el paso del tiempo, ambas
formas de organización se confundieron plenamente. Es obvio que en su origen romano se
configura el rasgo fundamental de nuestros municipios, dependientes e insertos en una unidad política superior, que entonces era el imperio romano y que hoy es el
Estado español. La etimología de la palabra municipio nos lo aclara definitivamente: las
cargas económicas que las ciudades conquistadas debían pagar al Estado imperial romano se
llamaban “munera”, de donde derivó el concepto de “municipia” para nombrar a
esas ciudades, ya en el siglo segundo antes de nuestra era.
A pesar del interés histórico y conceptual de todas estas cuestiones, no
me interesa mucho la discusión en torno a la interpretación de los datos históricos acerca del “Fuero” de Brañosera y que han dado
lugar a notables controversias entre los estudiosos del tema, fundamentadas en
las abundantes dudas que éste suscita en su datación, como en su discutible consideración
como “fuero” y, mucho más, en torno a la
exageración que supone considerarlo el antecedente del municipalismo español.
Lo que más me interesa ahora es señalar la oportunidad
perdida que supone orientar esta conmemoración como una fiesta de exaltación vacua
del municipalismo, primando exclusivamente la intención promocional de las
autoridades políticas. Es verdad que ese error estaba ya en la idea original del que entonces fuera alcalde, el socialista
Fidel Fernandez, como también lo es que en presencia de quien habría de
relevarle en el cargo, el actual alcalde y también socialista Jesús Mediavilla (actuando yo entonces como agente de desarrollo rural en el territorio), les
propuse a ambos la idea de trascender aquel enfoque original, con la intención
de hacer de Brañosera un foro actualizado, abierto y permanente del
municipalismo, complementado con la creación de un centro documental que
reuniera los archivos históricos y sirviera de centro de referencia para la
investigación y el estudio del municipalismo en España.
Nada de ésto ha sucedido, más bien al contrario, la conmemoración ha
venido celebrándose en estos años con una programación más o menos cultural y
festiva, ajena a la temática y a la actualidad municipalista y reducida a una
sucesión inconesa de actos concentrados en unas jornadas anuales, cuya máxima
conexión con el municipalismo es una superficial y desacertada glosa del documento
histórico mal llamado Fuero de Brañosera; en definitiva, una programación que
denota una errática desorientación, que se hace patente en el programa del
presente año 2013, centrado en un homenaje a la Real Academia de la Lengua
Española, con aditamentos tan nulamente concernientes como un trofeo de golf en
el club de Nestares, localidad del vecino municipio de Campoo de En medio.
En conclusión, el único interés de esta oportunidad perdida es que ayuda a poner en evidencia el desinterés por la verdad histórica, como que también pudiera hacernos reflexionar acerca de la manipulación oficial del origen histórico de nuestro municipalismo. Esta manipulación sitúa a esta institución en su realidad, es decir, en las antípodas del verdadero concepto democrático: el del autogobierno.
1 comentario:
Aplausos :)
He disfrutado con la lectura. Voy a ponerme con la reflexión.
bss
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