lunes, 24 de junio de 2013

¿ES POSIBLE LA CONFLUENCIA DESDE ABAJO Y A LA IZQUIERDA?



Escribo estas notas en el contexto del debate que ocupa desde hace tiempo a la izquierda histórica y, más recientemente, a los movimientos sociales emergentes.  Distingo dos tipos de debates claramente diferenciados y que representan estrategias contradictorias. El primero, de finalidad claramente reformista y electoralista, ya está realizando movimientos tácticos y celebrando encuentros como el registrado en esta información de prensa: “indignados y militantes de izquierda sientan las bases para crear un bloque social con vocación electoral”.



El otro debate rechaza las prisas electorales y afronta la autocrítica de la izquierda y de los movimientos sociales como parte del diagnóstico y como paso previo para la creación de un movimiento popular,  antisistémico y alternativo al regimen oligárquico actual. Este es el debate que nos interesa a quienes nos sentimos implicados en el incipiente movimiento por la revolución integral, a la que yo me permito añadir la denominación operativa de “proyecto democracia”. Este último debate se está produciendo bajo dos necesidades cuasi dramáticas, la de superar el gueto y la de encontrar un enfoque estratégico que aproxime a la convergencia  operativa de los movimientos sociales realmente anticapitalistas y democráticos. Entre las iniciativas que se están produciendo en este ámbito, quiero significar dos:

1. La iniciativa de la Universidad Popular de los Movimientos Sociales, que en su ultimo encuentro en Alcalá de Henares, Madrid (junio de 2013) era concluyente:  "una cultura de resistencia y de unidad de la izquierda es imprescindible" (Público, Madrid, 18/06/2013). Los participantes en el mismo plantean la creación de "alternativas capaces de mirar lo que nos une", como explica el filósofo político Antoni Aguiló, "ello permitiría luchar contra la fragmentación y ser capaces de pasar de una política de movimientos a una política de intermovimientos que actúen a nivel global…la izquierda no ha sabido unirse desde 1914 y hoy hemos heredado las ruinas de esta separación: el capital está unido y globalizado y su estrategia es dividir y fragmentar a quienes se les oponen". La convocatoria, en la que participaron cerca de cuarenta colectivos venía a resumirse en esta consigna: "mirar lo que nos une permitirá luchar contra la fragmentación".

2. La segunda iniciativa estaría representada por el libro editado por El Viejo Topo con el título "Una vez más, laizquierda como problema", del que son coautores Joaquín Miras y Joan Tafalla, ambos ligados al Espai Marx y situados en la corriente crítica del marxismo. ¿Cómo afrontar la involución civilizatoria que estamos sufriendo en España?, ¿qué papel ha jugado la izquierda para que se llegue a esta situación? Estas son las dos preguntas a las que se intenta dar respuesta en este libro y los dos párrafos siguientes resumirían dichas respuestas:

-“La revolución democrática es, para nosotros, un proceso en el que se vaya creando un nuevo sujeto social colectivo, como consecuencia de la organización de la gente, en territorios, en barrios, en comunidades, en centros de trabajo, empezando por donde resulte posible, hasta abarcar el conjunto de la sociedad. Este tipo de proceso tiene sus tiempos, habitualmente lentos y, para ser democrático, solo puede darse de abajo arriba. Parte de la experiencia real de las gentes, permite que la gente haga su experiencia política y transforma a las clases subalternas en sujeto social y político creador de una nueva cultura y, consiguientemente, de un nuevo estado(¡!). Su calendario y agenda deben ser autónomos de los calendarios y agendas heterónomos, es decir, elaborados e impuestos desde fuera. Concretamente, su calendario no debe depender del calendario electoral ni de las impaciencias electorales de las vanguardias externas al proceso democrático de constitución del sujeto político. Este movimiento aún no existe (aunque en Cataluña existen pequeños embriones que se mueven en unas pocas localidades) y no puede tener en consecuencia visibilidad política. La idea de revolución democrática es el “allons enfants” que recorre Europa desde hace 224 años y es lógico que entre las gentes de la izquierda haya coincidencia en ella como objetivo”.

-“Afirmamos que la izquierda actual, al margen de los esfuerzos honestos y denodados de miles de militantes, no es la solución. Y si no cambia radicalmente de cultura política, si no vuelve a empezar, no llegará a ser parte de la solución. La ciudadanía necesita una izquierda que contribuya desde la modestia, desde el segundo plano y, esto es muy importante, desde su experiencia –la izquierda, en sus diversas versiones, cierra los ojos a lo que le dice la terrible experiencia histórica del siglo XX-, a la constitución de un movimiento democrático y popular, a la constitución del pueblo trabajador en pueblo soberano capaz de luchar, de organizarse, de deliberar y de crear una nueva cultura”.

Como se viene reconociendo,  aunque se dan las condiciones históricas, los movimientos que están por esta opción son aún incipientes y su iniciativa carece de  programa y estrategia, estando frecuentemente atrapados en la dinámica del activismo resistente, sin espacio para la reflexión ni para el debate en profundidad. Quienes integramos el no menos incipiente movimiento por la revolución integral puede que seamos uno de los colectivos mejor situados para aportar avances en esa dirección hacia la unidad estratégica de los movimientos antisistema, de “los de abajo y a la izquierda”, como ellos mismos dicen de sí mismos. Afirmo ésto  porque, en medio de nuestras grandes insuficiencias, quienes estamos por la revolución integral tenemos dos importantes bazas a favor: sabemos hacia dónde queremos ir y no tenemos prisa; precisamente, porque conocemos la distancia que nos separa del objetivo.

Sería necesario, no obstante, encontrar un marco estratégico y operativo suficientemente abierto para permitirnos la confluencia con la gente que se siente parte de esa izquierda todavía anticapitalista y autocrítica, que todavía es recuperable para la revolución integral que está naciendo. Desde mi punto de vista, ese  marco organizativo tendría que servir a dos objetivos principales: integrar las fragmentarias luchas de resistencia y prefigurar el modelo de democracia en el que podríamos llegar a coincidir. Ese marco organizativo, plenamente autónomo y horizontal, podría ser una red confederal de Concejos Comunales. Con la idea de ayudar a visualizar esta propuesta, he intentado resumirla en un borrador de panfleto: “EMANCÍPATE”.

1 comentario:

La Idea dijo...

Éste puede ser el planteamiento para continuar por el camino que hemos iniciado; camino lleno de obstáculos como en este mismo texto podemos observar en la referencia que Miras y Tafalla hacen al objetivo buscado.

Como marxistas ortodoxos que son, parecen (al menos por este breve párrafo entresacado de su libro) incapaces de alumbrar una solución sin Estado y ahí es donde más difícil será el encuentro.

Si bien en el movimiento libertario debemos ajustar claramente los límites de eso que definimos como la desaparición del Estado (el concepto "Confederación" puede ser el inicio para encontrar el modelo), no es menos cierto que la izquierda extraparlamentaria ha de aprobar sus dos principales asignaturas pendientes: la crítica del S. XX y la de una estructura, el Estado, que ha servido como eje y base del sistema de dominación imperante desde hace milenios.

Nos queda por recorrer un largo camino… bueno es que nos coja caminando ;)