Turno de palabra en una asamblea del 15M |
*El movimiento 15M
surge como manifestación de la indignación popular ante una crisis global cuyo
núcleo es el secuestro y degradación de la democracia, junto con la
concentración del poder en manos de oligarquías políticas y financieras. Identificado
el problema, la solución tiene que seguir necesariamente la dirección
contraria: regenerando la democracia y distribuyendo el poder.
*Luchamos contra un
enemigo que es muy fuerte y que no tiene rostro. Tiene el poder de la propiedad
y la máquina del dinero. Tiene el poder de hacer leyes a su medida, de
manipular el conocimiento, la ciencia y la tecnología, las noticias, la
educación, la cultura y hasta la moral. Tiene
el poder para imponer su ideología de pensamiento único, capitalista y
totalitario. Y, por si fuera poco,
cuenta con la “razón” última del Estado, que no es sino el poder de la fuerza
bruta y armada, de la violencia legal e institucionalizada.
*Incluso, llega a
tener un poder aún más destructivo todavía, que logra habitar en cada uno de
nosotros. Es el poder que nos hace indiferentes e insolidarios, que nos
anula como ciudadanos, que nos convierte en sumisos asalariados, clientes y
electores. Un poder que nos conduce peligrosamente hacia el abismo social,
económico y ecológico. Un abismo que intuíamos desde mucho tiempo atrás, pero cuyo
borde ahora ya tenemos a la vista: cada vez más pobres y más miseria en un
mundo gobernado por la avaricia de unos pocos, de un modo caótico e inmoral,
carente de racionalidad y de ética, sin sentido común, depredador de los
recursos naturales que son vitales para la supervivencia de la especie humana.
*Sabemos que la
lucha será intensa y muy dura. Deseamos
que también sea pacífica y rápida, para que nadie sufra más de la cuenta y para
que lleguemos a tiempo. Tengamos, pues, paciencia. Armémonos de razón e
indignación, desatemos nuestra creatividad y nuestra pasión, nuestro amor por
la verdad y la vida, por la justicia y
la libertad. Seamos como un millón de pequeños seísmos, resquebrajando la roca
del poder. O como un millón de molestas picaduras de abejas, horadando el pellejo del monstruo. Es hora de
acordar una estrategia apropiada para tal fin. Organicemos, pues, nuestra
esperanza, planifiquemos la utopía posible y necesaria. Vamos a diseñar nuestro
propio futuro.
NUESTRA INDIGNACIÓN TIENE UNA
ESTRATEGIA
*Global. Apoyando las movilizaciones que a escala
nacional e internacional tienen por objetivo frenar el ataque del poder
capitalista contra los derechos conquistados durante muchos años de luchas
sociales y políticas. Porque ésta es una revolución pacífica, solidaria y
fraternal, para todos y todas, con alcance universal.
*Local. Generando iniciativas sociales,
culturales, políticas y económicas que contengan el virus de la revolución.
Construyendo una realidad paralela y alternativa, que nos permita visualizar, ensayar
y anticipar ese mundo mejor que proponemos y por el que estamos luchando.
Porque sabemos que la democracia es republicana y local, incluyente y federal,
que sólo brota de verdad allá donde vive
la gente, en las comunidades locales, empoderadas, autónomas y soberanas. En
las repúblicas elementales de la ciudad y
la comarca.
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