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PEÑA VISMO |
No hace un día tan bueno como el
que ayer nos prometía la predicción meteorológica. Es un bonito día gris, del
mismo color de las calizas que nos envuelven cuando atravesamos la hoz de Camasobres, ya muy cerca de la aldea
de Piedrasluengas. Hace mucho tiempo que no caminábamos por estos parajes. Hoy venimos
con un mapa y una ruta marcada, pero como nos gusta improvisar, nada más aparcar
junto a la parada del bus, a 1.330 metros de altitud, decidimos no tomar el
camino que indica el mapa y nos dirigimos hacia la zona escondida donde se
encañona el arroyo que baja desde la peña. Merece la pena perder algo de altura,
que luego habrá que recuperar, por ver esas umbrías donde el hayedo se puebla de musgo y el arroyo
brinca por entre las piedras, formando pequeñas cascadas.
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La ruta circular que seguimos, más o menos |
Después de unas
grandes camperas y cuando superamos la colladina que nos da vista al Valle de
los Redondos, podemos ver al completo el pindio trecho que nos falta para alcanzar la cima. En el trayecto, vamos
viendo cómo los Picos de Europa son engullidos por las nubes, así como las
sierras próximas de Peñas Albas, de las Fuentes Carrionas y del Brezo. Pero no la Peña Labra o de Híjar, que la vemos bien clarita, plagada de altos neveros.
En un recodo rocoso nos encontramos a dos chicas, montañeras de Cervera, con quienes charlamos un rato y nos cuentan que han
dejado en la cumbre al tercer miembro de su expedición. Seguimos subiendo mientras sopla un viento muy frío en las zonas más abiertas de la arista, que nos obliga a abrigarnos un poco más. Cuando estamos llegando a la cumbre,
hago un poco de ruido para que la persona que está allí arriba no se asuste,
porque está de espaldas, absorto en sus pensamientos, probablemente
ensimismado ante la visión que tiene delante,ante el abismo. Nos ve, nos saludamos y conversamos otro rato con él, mientras
recoge sus aperos de radioaficionado-una antena y una emisora-, luego nos despedimos
e inicia el descenso. Nosotros ventilamos nuestro almuerzo al abrigo de una trinchera construida en la propia arista cimera. Según he leído, esta "casamata", como la llamó el radioaficionado de Cervera, es un vestigio
de la guerra civil, parece ser que esta peña era estratégica para el control
del paso a la Liébana y yo supongo que tampoco era mal sitio para cazar a los aviones que por allí pretendieran cruzar la Cordillera. Nos
estamos enfriando y decidimos abreviar nuestra estancia en esta magnífica cumbre. Nos damos prisa para comer, hacemos unas fotos y, antes de bajar, nos asomamos a las
paredes que miran al oeste con la punta de las botas situadas en el borde mismo, y allí comprendemos muy bien porqué le
llaman Peña Abismo a esta Peña Vismo,...¿o quizá Vizmo?
Bajamos a derecho sin hacer caso alguno al itinerario previsto, trotando por la empinada pradera que nos devuelve al buen camino, el que marca ese mapa que nunca miramos, y que nos llevará de nuevo hasta el pueblo de Piedrasluengas.
Echamos una última mirada a la Peña Vismo
y nos sentimos reconfortados por haber estado allí arriba hace tán sólo un rato, en una de las más hermosas cumbres de la Montaña
Palentina.
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El arroyo que se encañona al pie de la Peña Vismo |
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Peña Vismo desde Piedrasluengas |
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Vista de la arista cimera |
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Pico Tres Mares desde la cima de Peña Vismo |
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El caserío de Piedrasluengas desde la cumbre |
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Bajando de Peña Vismo |
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Hoces de Camasobres, bajando de Piedrasluengas |
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