Habíamos dado un paseo por Barrio de Santa María y visitado
su Centro de Interpretación de la Cigüeña Blanca , luego subimos hasta el pinar de
Peña Cutral, situado al norte del pueblo, allí buscamos setas en vano, y cuando
ya regresábamos sobre nuestros pasos, como aún era pronto, decidimos dar una
vuelta y explorar desde allí la bajada hasta el pantano.
Barrio de Santa María y Centro de Interpretación de la Cigüeña Blanca
Cogimos un terreno que descendía, como un vallejo a medio
hacer, que nos condujo a un lugar hermoso, a un mirador sobre las hoces del
pantano; allá abajo, en su margen derecha, nos esperaba una sorpresa: las
ruinas de un molino que nunca habíamos visto, quizá porque nunca habíamos
estado por aquí con las aguas del
pantano tan bajas. Hasta allá que bajamos, reconociendo el terreno a medida que
perdíamos altura; aguas abajo estaba el puente medieval de Villanueva del Río,
que visitamos casi todos los años, a punto de desmoronarse, junto a las caídas
paredes de las casas del pueblo.
Sentimos una alegría inmensa por el descubrimiento, sobre todo cuando llegamos junto al molino y pudimos admirar su bella y superviviente arquitectura, sus buenas hechuras de resistentes sillares, el amplio cuérnago que lo traspasaba a través de tres arcadas perfectas, de medio punto, por las que corría antaño el agua, la piedra del molino,
alguna ventana…
Al día siguiente, se lo contamos a un vecino de la cercana
Villanueva de la Torre, que nos dijo que aquél molino era conocido como la
“fábrica de luz”, porque en sus últimos
tiempos, producía electricidad y abastecía a algunos pueblos próximos a Villanueva del Río. Nos pusimos a
averiguar más cosas y supimos que en 1963, cuando finalizaron las obras del
pantano de Aguilar de Campoo, éste anegó las tierras y caseríos de los pueblos
de Cenera de Zalima, Villanueva del Río, Quintanilla de la Berzosa y Frontada. Que
sus pobladores se fueron a vivir a Aguilar mayoritariamente y que muchos de
ellos vienen aquí cuando la bajada del nivel de las aguas deja ver lo que queda
de sus recuerdos.
Villanueva del Río también tenía una hermosa ermita
románica, construida en el siglo XI y dedicada a San Juan Bautista, que fue
salvada de las aguas en 1972, siendo trasladada a un jardín de la capital, llamado La Huerta
de Guadián, donde fue reconstruida y reinaugurada en 1980.
En fin, que da penita ir por esta parte del pantano cuando
bajan tanto las aguas. ¡Pero es tan bonito!
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