viernes, 26 de noviembre de 2010

¿PORQUÉ AHORA ME LLAMO ANTÓN DEKÉ Y QUÉ TIENE QUE VER ÉSTO CON LA CRISIS?


            Pues la  culpa es de mi  abuela Rosa. En Toro, su pueblo natal, ella tenía el mote de “la Generala", me han contado que debido a su fuerte carácter. Yo la recuerdo por eso y por las historias que me contaba, siempre sobre la guerra y sobre sus trajinares carromateros entre Toro y Valladolid. Esta es la simple historia: cuando decidí  ponerme un nombre nuevo, pensé que tenía que tener relación con el momento que estoy viviendo, a caballo de mi propia crisis personal  y de la crisis global  que nos asola. Y entonces me acordé de una expresión muy propia de mi abuela Rosa “¿a tón de qué?, que viene a significar, “¿de qué va ésto?, ¿qué sentido tiene?...”, que ella pronunciaba con los brazos estirados y las manos abiertas, como interrogando pacientemente a los cielos, cuando estaba harta de una situación, porque no la comprendía o porque estaba en radical desacuerdo. Pues de ahí viene mi nuevo nombre, Antón Deké, de la  contracción y anarcosustantivación  del “a tón de qué” de mi abuela Rosa, nada menos.

           Ocurre que esta expresión se relaciona con un modismo popular, sútil y complejo -“sin ton ni son”- que nos remite al mundo de la música, quizá de la ópera, haciendo referencia a una interpretación fallida, sin tono ni sonido. Con el uso, el habla castellana ha extendido su significado a cualquier decisión tomada sin sentido. Y ésto del sin-sentido es lo que creo que está pasando, el verdadero origen del calentamiento cerebral y global que padecemos. Es la exacta enfermedad de nuestro tiempo, que podríamos  definir como: carencia de rumbo, ignorancia de la dirección a seguir y que lleva a la toma de decisiones improvisadas y carentes de sentido.

          Pues bien, creo que estamos asistiendo al espectáculo de esa deriva, a una especie de gran hermano de la crisis, donde los tripulantes/concursantes vociferan y se increpan unos a otros, mientras el barco pega bandazos entre las olas y nadie se ocupa  de lo que dicta el  con-sentido o sentido común: ocuparse de la gente que cae al mar por la borda y tomar un rumbo cierto, que nos lleve a navegar por aguas seguras. Así que ya sabéis la respuesta al  “a ton de qué” de este blog, que iremos compartiendo, si os apetece.

6 comentarios:

Muiso dijo...

¡¡¡ Pues fijate tu ¡¡¡ Que yo creo que hay unos cuantos que tienen clarisima la dirección. Y no me consideres por ello conspiranoico, no lo soy. Pero los iguales se aunan y, quizá de un modo caótico, lo están haciendo claramente. La tan socorrida denominación de "los mercados", que ha venido a sustituir a Dios pretendiendo tener la misma insustancialidad que El, no es tan incoherente como aparenta. Recuerdo de mi paso por el juego bursatil que teniamos clarisimo quien dirigia, de hecho les denominabamos "directores de mercado". Todo el mundo medianamente conocedor del mundo financiero lo sabe.
Así que amigo Antón si hay un son pero me temo que absolutamente perverso. :-(((

Unknown dijo...

ja ja ja ja....me da la risa imaginarte como a tu abuela con los brazos estirados y las palmas al cielo diciendo: "Antón Deké" aquístoy!!!... (aunque no sea exactamente como la "anarcosustantivación" esa que has inventado tú, pero sí un con-sentiendo..) Bueno, el caso es que sigues siendo muy rico en el asunto de parir, ú zeazé, de crear y escribir para deleite de los que te leemos. Lola

Rubén García Colsa dijo...

A lo mejor son cosas mias pero von la refrencia al lemguaje popular lo de con-sentido u sentido comun me ha recordado a Agusrin Garcia Calvo. Ya me diras si es asi o me he patinao.

nanin dijo...

*Amigo Muiso: completamente de acuerdo, pero yo creo que los mercados financieros son caóticos y perversos en sí mismos, por naturaleza propia, porque son el fundamento de una economía delictiva en sí misma, que alimenta la entropía social, la autodestrucción de la especie humana. Y por eso es caótica y errática, porque carece de ton y de son para el sujeto que nos interesa, que es el conjunto de la sociedad humana y no el de los "directores de mercado".

nanin dijo...

*Un abrazote, Lola. Sí que era divertida mi abuela Rosa, aún con su genio del demonio. Yo me lo pasaba muy bien y me reía mucho con ella, que siempre concluía: ¡más que chiguito!

nanin dijo...

*No me acordaba yo para nada de Agustín García Calvo, pero ya que lo mientas, Rubén,hay una parte interesante de su filosofía ácrata, dedicada al lenguaje popular como expresión de rebeldía, que sería interesante revisar ahora que el poder del pensamiento único está pervirtiendo el significado del lenguaje.A su favor, claro. Si no, véase el uso que hace el poder de palabras como: ecología, sostenibilidad, democracia, progreso, socialismo...