miércoles, 31 de agosto de 2022

EL MANIFIESTO CONSPIRACIONISTA


 

Se organiza alrededor de cada uno toda una “presión social” implacable, que va desde la comedura de tarro de los telediarios hasta el cacareo de los colegas, pasando por el bombardeo de las redes sociales. Luego, se les eructa, se les recrimina, se les amenaza de excomunión a los recalcitrantes y a los renegados. Y para terminar, se disemina la vida de esos irreductibles con miles de pequeños impedimentos mezquinos, miles de fatigosos inconvenientes, miles de diminutas prohibiciones sin llegar, sin embargo, a acabar con ellos. Se les sustrae imperceptiblemente de la vida social. En resumen: se les hace desaparecer”

La izquierda se ha vuelto irracional por medio del racionalismo, oscurantista debido a su cientificismo, insensible a causa de su sensiblería, mórbida debido a su higienismo, detestable por su filantropía, contrarrevolucionaria a causa de su progresismo, estúpida por haberse creído cultivada y malvada a fuerza de querer pertenecer al lado del Bien”

(Del Manifeste Conspirationniste)

 

Un libro recién publicado en Francia está conmocionando a (lo que sea) la izquierda francesa. Es el Manifeste Conspirationniste, de autoría anónima-colectiva, según es costumbre de Tiqqun o El comité Invisible. A primeros de octubre estará a la venta en España, traducido y editado por Pepitas de Calabaza. Este libro contiene todos los ingredientes para producir estupor en la opinión pública y especialmente en las izquierdas, como veremos también aquí a partir del próximo octubre. El libro se dirige a desmontar, pieza por pieza, la “versión oficial” de la pandemia, ese tema respecto del cual no se admiten preguntas. Como dice Enric Luján en su Interferencia Digital: “el mérito de sus autores probablemente resida en haber configurado el más peligroso artefacto político contra el relato oficial de lo vivido en 2020 (y más acá, digo yo), de ahí la inquietud generada por un simple libro”.

Volveré sobre el texto cuando pueda leerlo con detenimiento y en castellano. De momento, he ido a la versión francesa original y he traducido la introducción:

 

“Somos teóricos de la conspiración, como todas las personas sensatas ahora. Durante dos años que nos han paseado e investigado, tenemos toda la perspectiva necesaria para decidir entre 'verdadero y falso'. Las ridículas autocertificaciones que se suponía que debíamos completar tenían la intención de hacernos consentir en nuestro propio confinamiento y convertirnos en nuestros propios carceleros. Sus diseñadores ahora están felices por eso. La puesta en escena de una pandemia mundial mortal, 'peor que la gripe española de 1918', fue en efecto una puesta en escena. Desde entonces, se han filtrado documentos que atestiguan esto; lo veremos luego. Todos los modelos terroríficos estaban equivocados. El chantaje en el hospital resquebrajado también fue solo chantaje. El espectáculo concomitante de clínicas privadas casi ociosas, y sobre todo alejadas de cualquier requerimiento, bastaba para dar fe de ello. Pero la persistencia desde entonces en hacer pedazos los hospitales y su personal es prueba definitiva de ello. La furiosa determinación de barrer con cualquier tratamiento que no implicara experimentar con biotecnologías sobre poblaciones enteras, reducidas al estado de conejillos de indias, tenía algo de sospechoso. Una campaña de vacunación organizada por el gabinete McKinsey y un 'pase sanitario' más allá, la brutalización del debate público cobra todo su sentido.Podría decirse que esta es la primera epidemia mortal de la que la gente necesita estar convencida de que existe. El monstruo que lleva dos años avanzando sobre nosotros no es, de momento, un virus coronado por una proteína, sino una aceleración tecnológica dotada de un calculado poder desgarrador. Todos los días somos testigos del intento de realizar el demente proyecto transhumanista de convergencia de tecnologías NBIC (Nano-Bio-Info-Cognitive). Esta utopía de la revisión completa del mundo, este sueño de una gestión óptima de los procesos sociales, físicos y mentales ya ni siquiera se molesta en ocultar.

No hubiéramos tenido reparos en imponer como remedio a un virus resultado de experimentos de ganancia de función en el marco de un programa de 'biodefensa', otro experimento biotecnológico llevado a cabo por un laboratorio cuyo director médico se precia de 'hackear el software'. de vida. “Siempre más de lo mismo” parece el último principio ciego de un mundo que ya no tiene principios. Recientemente, uno de estos periodistas en la atención que pueblan las redacciones parisinas cuestionó a un científico un tanto honesto sobre el origen del SARS-CoV-2. Éste tuvo que admitir que la grotesca fábula del pangolín marcaba cada vez más tiempo frente a la hipótesis de la manipulación de cierto laboratorio P4. Y el periodista para preguntarle si 'esto no corre el riesgo de llevar agua al molino de los teóricos de la conspiración'. El problema con la verdad ahora es que prueba a los teóricos de la conspiración. Estamos ahí. Ya era hora de lanzar una comisión de expertos para poner fin a esta herejía. Y restablecer la censura.

Cuando toda razón abandona el espacio público, cuando aumenta la sordera, cuando la propaganda endurece su regla de hierro para forzar la comunión general, debemos salir al campo. Eso es lo que hace el teórico de la conspiración. Partir de sus intuiciones y embarcarse en la investigación. Tratando de entender cómo llegamos aquí y cómo salir de este pequeño bache del tamaño de una civilización. Encuentra cómplices y enfréntate. No te resignes a la tautología de lo existente. No temas ni esperes, sino busca serenamente nuevas armas. La fulminación de todos los poderes contra los teóricos de la conspiración prueba bastante cuánto se les resiste la realidad. La invención de la propaganda por parte de la Santa Sede (la Congregatio de propaganda fide o Congregación para la Propagación de la Fe) en 1622 no convenía a largo plazo a la Contrarreforma. El desprestigio de los aullidos acaba absorbiendo sus aullidos. La concepción de la vida que tienen los ingenieros de esta sociedad es evidentemente tan plana, tan lacunaria, tan errónea que sólo pueden fracasar. Solo lograrán devastar el mundo un poco más. Por eso es de nuestro interés vital cazarlos sin esperar a que fallen.

Así que hicimos como cualquier otro teórico de la conspiración: hicimos la investigación. Esto es lo que informamos. Si nos atrevemos a publicarlo es porque creemos haber llegado a varias conclusiones capaces de iluminar la época con una luz cruda y veraz. Nos sumergimos en el pasado para dilucidar lo nuevo, cuando todas las noticias tendían a encerrarnos en el laberinto de su eterno presente. Era necesario contar la otra cara de la historia contemporánea. Al principio se trataba de no dejarnos imponer por la potencia de fuego y el pánico de la propaganda reinante. Acostumbrarse al nuevo sistema de cosas constituye entonces el principal peligro, que incluye el de convertirse en su loro. Temer el epíteto “conspiración” es uno de ellos.

El debate no es entre conspiración y anticonspiración, sino dentro de la conspiración. Nuestro desacuerdo con los defensores del orden existente no se trata de la interpretación del mundo, sino del mundo mismo. No queremos el mundo en el que están andamios; por cierto, pueden quedarse con sus andamios para ellos. Esto no es una cuestión de opinión; es una cuestión de incompatibilidad. No escribimos para persuadir. Es demasiado tarde para eso. Escribimos para armar nuestro campo en una guerra que se libra en los cuerpos mismos con las almas como foco, una guerra que ciertamente no se opone a un virus y a la 'humanidad' como la dramaturgia espectacular quiere que sea. Así que tratamos de hacer que la verdad fuera “útil como un arma”, como aconsejó Brecht. Nos ahorramos el estilo demostrativo, las notas a pie de página, la lenta progresión de la hipótesis a la conclusión. Nos limitamos a las piezas y municiones. La conjura consecuente, que no sirve de adorno a la impotencia, concluye con la necesidad de conspirar, porque lo que nos enfrenta parece decidido a aplastarnos. En ningún momento nos permitiremos comentar el uso que cada uno puede, en tales momentos, hacer de su libertad. Nos ceñiremos a plastificar los obstáculos mentales más engorrosos. No pretendemos que un libro sea suficiente para arrancarnos de la impotencia, pero también recordamos que algunos buenos libros encontrados en nuestro camino nos han ahorrado muchas servidumbres. Los últimos dos años lo han estado intentando. Han sido para todas las personas sensibles, y sensibles a la lógica. Todo parecía hecho para volvernos locos. Se aferró a algunas amistades sólidas para que pudiéramos compartir lo que sentíamos y lo que pensábamos, nuestro asombro y nuestra revuelta. Hemos soportado los últimos años juntos, semana tras semana. La búsqueda siguió lógicamente. Este libro es anónimo porque no pertenece a nadie; pertenece al movimiento de disociación social en curso. Acompaña lo que sucederá – en seis meses, en un año o en diez. Habría sido sospechoso, además de imprudente, que se autorizara con un nombre o con varios. O que sirva a alguna gloria. “La diferencia entre un pensamiento verdadero y una mentira es que la mentira requiere lógicamente un pensador y no el pensamiento verdadero. No se necesita a nadie para concebir el verdadero pensamiento. […] Los únicos pensamientos para los que un pensador es absolutamente necesario son las mentiras. (Wilfred R. Bion, Atención e Interpretación, 1970)”

 


 




miércoles, 24 de agosto de 2022

MARÍA ZAMBRANO: PERSONA Y DEMOCRACIA

 

 


 


Hace 64 años de la publicación del libro de María Zambrano Alarcón (Vélez-Málaga,1904 – Madrid, 1991) titulado “Persona y democracia”, publicado en Puerto Rico en 1958. La autora vivía en Roma desde 1953. Se hizo una segunda edición en 1988 (Barcelona, Anthropos) y otra en 1996 (Madrid, Siruela). En estas dos nuevas ediciones se añadía al título el subtítulo “La historia sacrificial”, además de un prólogo fechado en Madrid, en julio de 1987.

Reconozco que no había leído nada de M.Z. desde mis tiempos del COU y que entonces lo hice por obligación académica. Ha sido todo un descubrimiento este libro dedicado a pensar la relación entre persona y democracia, que viene a ser sintetizado en su tercer capítulo, en el que describe la democracia como “humanización de la sociedad”.

La autora llegó a decir de este libro que es un testimonio de lo que pudo ser la historia y no ha sido: un triunfo glorioso de la vida”. Viene a afirmar que la realidad vivida por el individuo humano a lo largo de la historia ha consistido en lo que alguien ha decidido por él lo que había que hacer, para sentenciar a continuación que a partir de ahora este individuo «debe extender la conciencia histórica al resto de los que integran esta sociedad, abriendo un cauce a una sociedad digna de esta conciencia y de esta persona de donde brota». Se trataría, pues, de lograr una sociedad más humanizada y que su historia actuase sin tener que hacer sacrificios a los dioses, sin que aparezca una deidad que exija nuevos sacrificios...quiere ser consciente de las decisiones que le afectan y protagonista de los aconteceres en los que su vida está involucrada. Cada hombre forma parte de la sociedad y quiere participar en las decisiones; ha pasado ya el tiempo de que otro u otros actúen o decidan por él.

El proceso de humanización de la sociedad: Zambrano tituló la tercera parte de su libro «La humanización de la sociedad: la democracia», en la que quería decir que el hombre habría entrado en una etapa nueva de la historia de la humanidad desde el momento en el que percibió que, como hombre, estaba viviendo necesariamente en una sociedad, dentro de ella, y que solo en ella cobraba su sentido. En una etapa histórica anterior se afirmaba que el hombre se relacionaba con la naturaleza, pero esa relación era aislada, cuando el hombre se había perdido en ella o se había enfrentado con ella para conocerla. Antes de esa relación existió otra con los dioses, pues aquel hombre antiguo en su grupo, tribu o pueblo demandaba protección de aquellos seres divinos mientras le fueron propicios, hasta que esa protección dejó de funcionar. El hombre debió sentir entonces una soledad como individuo que produjo la aparición de la envidia y, con ella, la tragedia de una sociedad fundada en el sacrificio no aceptado: una primera forma de desigualdad entre los hombres (hombres que saben algo, hombres que creen saber y hombres que no saben).

La soledad del hombre le daría una dimensión nueva: la intimidad, en la que está cuando se da cuenta de la nueva situación, tiene que vencer el espanto inicial de estar solo y de no saber quién o quiénes pueden estar cerca. Y llega un momento en que se habitúa a esa soledad y vive de nuevo: es como un terror inicial que triunfa sobre la muerte; un pánico inicial que se suele superar con una relación con lo otro, con el otro, con los otros.

En el segundo apartado del capítulo tercero la reflexión de Zambrano gira en torno al pensamiento de Ortega y Gasset cuando habló de la diferencia entre creencias e ideas: en las creencias se está, las ideas se tienen. Explica Zambrano el sentido preciso de algunas expresiones como la de «individuo» e «individualismo» o la de «liberalismo político» en la democracia. Y rectifica la tendencia general del hombre a identificar el futuro con el origen [de algo nuevo], cuando de manera revolucionaria, creyendo que lo que pretende es algo absolutamente nuevo, lo proyecta en un pasado a modo de Paraíso o de Edad de Oro. Y concluye que no es posible asentar el futuro sobre el pasado. Prosigue matizando la propuesta de Ortega de que «si la historia es [un] sistema», no puede ser como los sistemas lógicos, porque el sistema de la historia no depende de la lógica, sino que se fundamenta en el tiempo futuro, algo que aún no es sino un proyecto, y esta interpretación replantea el conflicto de individuo y sociedad con una solución posible en la idea de Estado (Hegel), que termina siendo una nueva deidad, y en la idea de Rousseau, cuando proponía lo contrario: que fuese desde el individuo como se lograse un pacto interindividual. Si, como decía Ortega, la historia es sistema y se expresa en forma de razón narrativa (no con premisas y consecuencias), la conclusión a la que Zambrano llega es una visión o descubrimiento: el de la persona, es decir, del individuo dotado de conciencia, que se sabe a sí mismo y que se entiende a sí mismo como valor supremo: es un futuro por descubrir, mas no una realidad presente ya explícita.

Sigue un epígrafe dedicado a la primera aparición del individuo —sería mejor decir ciudadano—, que acaeció en la polis griega a partir del siglo VII a.C., cuando esta sociedad abandonó los sistemas tribales, el régimen de fratrías y reinos, así como en otros ámbitos geográficos los sistemas de monarquías absolutas orientales y egipcias. Ser individuo era un privilegio divino —incluso, entre los hebreos, se consideraba que ellos eran no el individuo, sino el pueblo elegido por Dios—. La polis griega significaba la integración en ella de la familia, de la tribu y de la fratría: el individuo griego, es decir, el ciudadano, es uno más entre los restantes ciudadanos, al que por elección se le encomienda la función de gobernar; por tanto, aparece el político elegido en asamblea de ciudadanos, no un heredero o un conquistador del poder por las armas. De esta forma, el hombre griego se presenta como individuo libre de los lazos familiares, tribales, «fraternos», de clase o de sangre. 

Es importante señalar que hubo esclavos y que existía una diferencia entre el trato que recibían los esclavos públicos —del Estado, de la polis— y el de los esclavos privados, que solía ser mejor, por propio interés del amo.

Zambrano distingue lo que se entiende por clase y por individuo. La clase social de los hombres libres no tiene un ancestro que los denomine y caracterice, a diferencia de la familia, tribu y fratría; ha perdido su cualidad sagrada y, por tanto, es solo una agrupación humana; y constituye una clase social: la de los ciudadanos libres. Es así como en Grecia surge a la vez el hombre (libre), el ciudadano, el hombre sin ninguna máscara, y, al mismo tiempo, perdura el grupo de los esclavos, de quienes no alcanzaban el nivel de ciudadanía. La nueva condición del hombre valdrá más que antes al ser, primero, hombre libre y, en segundo lugar, tener un valor distintivo respecto al esclavo. Ya no influye su origen de sangre ni tampoco que haya estado revestido de poder. Lo que cuenta desde que el hombre es considerado ciudadano y libre es el hecho de que se convierte, se «revela» como medida, como una unidad constitutiva de una sociedad nueva: la polis.

Y posteriormente vuelve al tema de las ideas y creencias de Ortega y Gasset, para recordar los puntos que distinguen las unas de las otras:

-Las ideas son hijas de la duda, pensamientos que surgen de la soledad del hombre y, por tanto, son individuales; quien piensa en ideas está pensando orientado hacia el futuro y lo prepara.

-Las creencias pertenecen al pasado y las usamos y aplicamos sin darnos cuenta en muchas ocasiones, dado que vivimos de ellas; las creencias no solemos pensarlas, sino que las sentimos llegar de un pasado más o menos lejano y nos dan seguridad cuando el porvenir se oscurece y se cierra. En las sociedades primarias solo hay creencias, entre las cuales destacan religiones, cuyos dioses se enmascaran y, a veces, aterrorizan a los hombres, lo que impide que en dichas sociedades haya libertad. Por otro lado, las culturas en las que el hombre no se ha revelado en su valor propio, como ser racional, no pueden tener filosofía, sino tal vez una sabiduría o una poesía religiosa o narrativa, pero sin capacidad de razonar humanamente, porque se carece de libertad para pensar y actuar.

Zambrano recordará que Teognis de Mégara (localidad cercana a Atenas), quien vivió en el siglo vi a.C.  cantaba en sus versos que «los hombres eran propiedad de los dioses». Si Sócrates dijo lo que dijo a finales del siglo V a.C.(«Solo sé que no sé nada...») y fue condenado a muerte y ejecutado en el 399, la frase de Teognis no habría tenido sentido si se hubiese pronunciado en el siglo IV a.C. La actitud del hombre griego y su forma de pensar respecto a los dioses había cambiado radicalmente a lo largo del siglo V a.C. Sócrates será condenado a muerte por ser fiel a sus ideas y creencias y, sobre todo, por decir que era consciente de no saber nada y, por ello, ser el más sabio. Sócrates supo hacer gala de su condición de hombre libre cuando apelaba a su conciencia y a su pensamiento, dijera la polis lo que dijera; pero estaba dispuesto a acatar la sentencia que se dictase por respeto y coherencia de hombre libre que ha de aceptar el juego democrático. Y lo aceptó, a pesar de que le ofrecieron poder escapar de la cárcel; quiso que se cumpliera la sentencia del tribunal para hacer patente el error de la justicia ateniense, por muy democrática que fuese considerada.

Hasta esos siglos de aparición del hombre como individuo, el hombre había aparecido siempre enmascarado como perteneciente a una clase social, en una función (pública) o como alguien extraordinario por encima o por debajo de lo humano. Al irse desarrollando este nuevo hombre en la vida ciudadana, se fue despojando de las máscaras para quedarse solo con la imagen simple de hombre. 

Y decía María Zambrano que la democracia tiene una dimensión temporal, que lleva tiempo, mucho tiempo. El tiempo necesario para el contraste de pareceres, el uso público de la razón, el debate libre, la formación de consensos, la revisión de las decisiones, la exigencia de responsabilidades: la calidad de estos procesos es incompatible con la prisa. De tal modo que al respecto acababa sentenciando:

“las sociedades donde la gente “no tiene tiempo” no pueden permitirse la democracia. Dicho sea de paso: ésa es una de las razones del antagonismo profundo entre capitalismo –con su impulso hacia la constante aceleración—y democracia. Sin olvidar nunca que sin democracia en las fábricas y oficinas y campos, sin democracia en los centros de trabajo, no hay democracia. Y que sin democracia para decidir sobre la investigación científica y el desarrollo tecnológico, en este nuestro mundo de potencia tecnocientífica creciente, no hay democracia.” 

 Nota: es muy recomendable esta comunicación de Enric Luján (https://interferencia.digital), grabada en video: “El pensamiento político de María Zambrano”, accesible con este enlace: 

 https://youtu.be/5n5hKH6tjl8

jueves, 21 de julio de 2022

LAS IZQUIERDAS, ATRAPADAS EN EL BUCLE DE MOEBIUS

 

M. C. Escher - Mobius Strip II, 1963

 

Hasta 1789 no hubo izquierdas ni derechas. En esa fecha la burguesía y el campesinado del estado francés, junto a los primeros proletarios, renegaron de la estructura tradicional de un Estado "antíguo" que se mantenía a costa de los tributos aportados por ellos, mientras que eclesiásticos y aristócratas disfrutaban del privilegio de un “histórico” derecho de exención. La revolución francesa venÍa a reformar la estructura social tradicional, basada en una economía feudal, y a eliminar privilegios; pero en realidad no cambió el “sistema”: los que antes se repartían los asientos del poder en tres “estamentos”, pasaron a repartírselo en uno solo, con asientos situados  a ambos lados del hemiciclo,  a  izquierda y derecha. 

Lo que cambió la revolución francesa no fue la estructura estatal,  fue la situación de los asientos de aquellos que se disputaban el timón del Estado. Y sucedió lo que tenía que suceder, que aquella revolución solo fue un salto histórico, por el que la sociedad francesa pasó de estar gobernada por el regimen absolutista de un monarca, Luis XVI, a estarlo bajo el regimen absolutista de Napoleón Bonaparte, un general republicano. 

Por mucha imaginación que se le ponga, sea en modo monárquico o republicano, el Estado es lo que es y no puede ser otra cosa, conclusión a la que puede llegar cualquiera que repase los últimos siete mil años de historia. Que no por casualidad esa es la edad del Estado. Lo que en realidad vino a decir la revolución francesa fue: “el Estado sí, pero no así”, dicho que a algunas personas nos suena muy actual.

Sumadas, la mentalidad ilustrada (revolución epistemológica), la industrial (revolución tecnoeconómica) y la republicana (revolución política), fueron los ingredientes constructores del mito del Progreso, fundante del imaginario  ideológico del "moderno" Estado-Nación-Capitalista.

Durante los siglos previos, la lucha de clases fue mucho más sencilla. Cada persona sabía cual era su sitio en la sociedad: se pertenecía al Estado o al Pueblo, no había más clases, solo estaban esas dos: la de quienes tenían acceso al poder o a sus beneficios y la de quienes no tenían acceso ni beneficios. La Modernidad no cambió nada sustancial, nada que modificara la estructura estatal basada en la desigualdad y en la división social en clases, pero sí  introdujo una creciente complejidad en las relaciones sociales, que "parecía" cambiarlo todo. 

Para los liberales, el Progreso pasaba a ser el motor de la Historia, al igual que la lucha de clases lo era para los proletaristas, de ideología mayoritariamente marxista. Ambas mentalidades eran igualmente “modernas”,  enfocadas  igualmente en una misma idea del Progreso,  reducida exclusivamente a lo económico. La lucha de clases no era una novedad, era lo natural, la que siempre se dio en todas las épocas y en todas las sociedades, y siempre resuelta a favor de las élites que tuvieran el control y la fuerza militar del Estado. La novedad era la propia idea de Progreso, en la que burgueses y proletaristas coincidían, al igual que todas las facciones ideológicas -socialistas, comunistas y fascistas- que fueron surgiendo con esa misma matriz “progresista-estatalista”, de titularidad -no se olvide- burguesa-liberal-republicana. 

La única excepción fue la facción proletaria de ideología anarquista, que imaginaba el Progreso sin clases sociales, al igual que el comunismo, pero sin necesidad del Estado. Esta última ideología moderna, la anarquista, fue, sin duda, la más cercana  a la ancestral visión popular, opuesta al  Poder por sistema. Pero fracasó en su intento, como le sucediera durante siglos a todos los Pueblos. Tampoco el anarquismo acertó con la fórmula, sabía su finalidad, libertaria y emancipadora del sistema estatal de clases, pero no sabía cómo recorrer ese camino; la primaria aversión anarquista a toda organización y programa lo hicieron imposible. Y así, a pesar de sus históricos momentos de brillo popular y de conquistas parciales, el movimiento anarquista se fue disolviendo por sí mismo, en su propio caldo nihilista, hasta quedar hoy como marginal “estilo de vida”, disidente dentro del Estado, pero tan integrado como irrelevante.

Es su religiosa creencia, en el imaginario moderno del Progreso, lo que ata a las izquierdas al Sistema Estado, es su visceral desconfianza en la capacidad de autogobierno de las comunidades humanas, de la gente del Común. Eso las emparenta con las derechas, es lo que impide a las izquierdas comprender qué es el Estado y que éste no es sino “el Sistema” al que dicen enfrentarse, entrando así en un bucle de Moebius en el que no encuentran salida, sencillamente porque en este bucle no la hay. Creen circular "al otro lado", en un lugar donde solo existe un único lado.

Así, su anticapitalismo o su antifascismo no pueden ser “antisistema”, cuando el capitalismo es la forma económica del Estado y el fascismo su recurso de última instancia. Las izquierdas modernas son prosistema, tanto como las derechas, con la desventaja de que éstas, jugando en campo propio tienen ganada la partida de antemano. Las izquierdas no son antisistema, ni pueden serlo mientras sigan esperando el despertar de una ilusoria conciencia de clase, o el advenimiento, no menos ilusorio, de un Estado "Mejor".

Díganme un momento de la Historia en que las personas y las comunidades humanas hayan podido vivir sin el peso del Estado. Y díganme cuándo, como ahora, el Estado se ha entrometido tanto en la intimidad de nuestras vidas, sin dejar un mínimo hueco sin controlar o legislar. No lo hay, habría que remontarse a la prehistoria, porque la Historia también es propiedad del Estado.

Sin abandonar el imaginario “progresista” de la Modernidad, no hay salida a la trágica situación a la que aceleradamente nos aproximamos, al colapso económico, ecológico y social, inevitable a medida que se vaya agotando la energía fósil que ha mantenido en movimiento al Sistema durante los últimos cien años, el siglo del petróleo y su ilusorio Estado de Bienestar. No serán las epidemias globales, ni el cambio climático, será el agotamiento del petróleo lo que destruirá la ilusión burguesa de Progreso. Las derechas, históricas titulares de la propiedad y gobierno del mundo, lo saben; y por eso nos educan para lo Peor y ya inminente. ¿Por qué, si no, las prisas por acelerar la transición energética o la inteligencia artificial?, ¿por qué la masiva propaganda de guerra global, por todos los medios y en todas las latitudes,  por qué poner de moda el ecofascismo nuclear?, ¿cómo explicar el regreso a la guerra económico-militar entre bloques de estados capitalistas y comunistas, cuando éstos últimos ya no existen?... ¿es que nadie ve en la guerra de Ucrania una perfecta cinta de Moebius?


Lo diré una vez más: las izquierdas, atrapadas en el ideario burgués de la Modernidad, son el tapón que impide la revolución comunal hoy necesaria, solo viable  a condición de concebir la vida humana sin la necesidad del Estado. Lo hagan o no, de todas formas el colapso de la civilización burguesa está cantado, sucederá porque ya es demasiado tarde para evitarlo. Sin embargo, a pesar de todo, tengo una irreductible confianza en la superioridad de nuestro instinto ético y ecológico sobre nuestros más primarios instintos animales, los de propiedad y jerarquía, responsables últimos del atasco evolutivo en el que ahora se siente bloqueada nuestra especie, por primera vez en su conjunto. 

Por eso sé que, no tardando, comenzaremos a autoorganizarnos en comunidades de cooperación y ayuda mutua, al menos para resistir y sobrevivir al colapso que se avecina, con esa inteligencia mínima. Si bien, siempre pesará en la memoria de la conciencia humana el próximo sacrificio  de millones de personas inocentes, en el altar del Progreso.






martes, 5 de julio de 2022

LA PRÓXIMA REVOLUCIÓN GLOBAL (LA SEGUNDA), ESBOZO DE TEORÍA Y PROGRAMA

 

La Edad Estatal: total, nueve mil años de Historia

 

Cuando digo “revolución globalme refiero a un proceso histórico en el que cambian radicalmente las condiciones de la existencia humana, del conjunto de la especie, nada que ver con las revoluciones políticas que se leen en los libros de Historia, acerca de rebeliones más o menos violentas y dirigidas a cambiar unos gobiernos por otros.

Hasta donde conocemos, la primera revolución global fue, sin duda, la que tuvo lugar y tiempo en el Creciente Fértil, esa franja de terreno fresco y verde situada entre los ríos Tigris y Eufrates, por donde parece seguro que salieron de Africa los primeros emigrantes climáticos, camino de Asia, para extenderse y poblar luego todo el continente euroasiático y de allí dar el salto a las Américas sorteando los océanos Pacífico y Ártico por el estrecho de Bering, un puente helado por entonces, de tan solo ochenta kilómetros, que viene a ser la distancia en línea recta entre Valladolid y Zamora. Aquellas tribus pudieron pasar andando de un continente a otro, pero hoy tendrían que hacerlo en piragua, pues apenas queda hielo, según acreditan las imágenes capturadas por los satélites en estos últimos años. Así que lo primero que hay que desmentir es que ni los vikingos ni Cristóbal Colón descubrieron América, que fueron aquellas tribus euroasiáticas procedentes de Africa. Y de eso hace unos diez mil años.

Por entonces, probablemente fueron mujeres recolectoras quienes pensaron que mejor que deambular de aquí para allá recogiendo frutos silvestres, sería plantar semillas en una tierra blanda y húmeda y construir una cabaña al lado para esperar allí a que la tierra empezara a dar sus frutos. Las primeras pruebas debieron de darse bien, ¡menuda diferencia!...los cazadores hombres debieron elucubrar otro tanto sobre esa misma estrategia: ¿qué tal si en vez de perseguir a las manadas de antílopes los encerramos en un corral cerrado con tapial de piedras y los llevamos cada mañana a pastar por las praderas y montes cercanos, guiados por un cazador reconvertido a pastor, con la ayuda de uno o más perros?

Todo parecía indicar que en aquello consistía la primera revolución global de nuestra especie. Pero no es así, no fue solo por el “invento” de la agricultura y la ganadería, no fue hace diez mil años. Todavía tuvieron que transcurrir unos cuantos siglos de vida tribal en pequeñas comunidades agrícolas y pastoriles, hasta que se produjera la verdadera revolución neolítica: fue a partir de la fundación del primer Estado, fue en aquellas mismas planicies fértiles situadas entre lo que hoy son Irak y Turquía. La ciudad de Çatalhöyük, en Turquía, fue fundada hace unos 9.000 años y Uruk, en Irak, hace no menos de 7.000 años. Solo había un paso del nacimiento de aquellas primeras ciudades al surgimiento de los primeros Estados, en realidad las primeras ciudades ya debieron ser pequeños Estados, organizados en los tres estamentos dirigentes, comunes a todo aparato estatal: propietarios de la tierra, propietarios del conocimiento (religioso en origen) y propietarios de las armas como del arte de la guerra. Cada ciudad-estado controlaba el territorio más cercano, del que se abastecía. Los gobernantes de las ciudades más poderosas empezaron a dominar a las vecinas ciudades, creando un dominio territorial cada vez más extenso y complicado de controlar. A los gobernantes de los primeros estados surgidos en Mesopotamia y Egipto, se les consideraba enviados de los dioses o directamente dioses, por el inmenso poder que concentraban, lo que les permitía contar con grandes cantidades de mano de obra obediente, para construir murallas, palacios, templos y gigantescas tumbas. Y si funcionaron así tuvo que ser porque aquellas sociedades campesinas compartían un conjunto de ideas, que aquí denominaré “mentalidades”, en el sentido de “ideas colectivas” empleado por su primer investigador, el medievalista Jacques Le Goff.

La mentalidad religiosa propiciaba que a los gobernantes se les considerara estrechamente relacionados con los dioses, por lo que nadie los elegía y nadie los podía quitar, porque eran superiores al resto de los humanos. La creencia religiosa convencía a la gente de que ésto tenía que ser así, una teocracia, fuente original y legitimadora del poder estatal. La creencia religiosa justifica al poder y promueve la obediencia de los súbditos, su natural predisposición a la aceptación sumisa de la jerarquía. Por estamentalidad jerárquica, parecen “naturaleslas diferencias sociales, pensar que no todas las personas son iguales en derechos y que “de natural” las hay libres y propietarias, como las hay esclavas y sin propiedades. Por ello que pareciera natural que los esclavos procedieran de las poblaciones hechas prisioneras en las frecuentes guerras. Pensemos que la esclavitud ha pervivido hasta hace bien poco y que el trabajo asalariado solo es una sofisticada forma de esclavitud.

La sociedad humana evolucionó desde las tribus o jefaturas hasta los Estados, mediante un gradual proceso de transformación que permitió a un pequeño grupo estructurar la sociedad jerárquicamente y mantener el orden gracias a la apropiación de los símbolos de poder. Los grupos dominantes en la sociedad tribal fueron aumentando su poder y, a la vez, construyeron gradualmente la jerarquía y la segmentación social que constituyen la base de todo Estado, desde su orígen.

La estratificación económica sirve de fundamento a una de las teorías del Estado más antíguas, basada en evidencias antropológicas,  que fuera planteada por Friederich Engels en “El orígen de la familia, la propiedad privada y el Estado”, en 1.884. Engels desarrolló esta teoría a partir de “Ancient Society” de Lewys Henry Morgan y de los apuntes de Karl Marx en su modo asiático de producción”. Engels argumentaba que el Estado se desarrolló a partir de la necesidad de proteger la propiedad privada, sosteniendo que el excedente de producción creado por la intensificación agrícola provocó la división y especialización de la fuerza laboral, segmentándola en clases, unas que trabajarían la tierra y otras que podrían dedicar su tiempo a distintas tareas. La rivalidad de clases y la necesidad de garantizar la propiedad privada de aquellos que vivían de los excedentes agrícolas, desembocarían en la creación del Estado. Estos argumentos fueron ampliados por el antropólogo Morton Fried, quien sostenía que la estratificación social fue la dinámica primaria subyacente al desarrollo del Estado. En definitiva: la mentalidad propietarista y jerárquica  servía de justificante de la sumisión al nuevo orden estatal surgido en el Neolítico avanzado. Esta es, para mí, la Primera Revolución Global, que si por mi fuera yo denominaría Edad Estatal, en la que todavía estamos. Mi propia teoría es que la sumisión al Estado, desde el principio fue debida a que estas “mentalidades” a las que vengo refiriéndome se asentaban sobre primarios instintos animales de nuestra especie: los de propiedad territorial y jerarquía (sexual en origen); y de ahí su “naturalidad” y su éxito. Tendrán que pasar miles de años hasta que a día de hoy la ciencia neurológica comenzara, con Michael Gazzaniga, a identificar la conciencia como instinto animal superior y propio de la especie humana.Empezando a pensar en un "cerebro ético" y yo añadiría que ecológico, por si alguien no entendiera que la ecología que nos interesa es ética en esencia.

La producción y acumulación de excedentes propiciaba el comercio y éste la concentración de la población en ciudades, haciendo que el modelo de vida urbana fuera el propio del Estado, desde sus orígenes hasta hoy. Y desde entonces ninguna población humana ha dejado de estar sometida a alguna forma de Estado. Todos los Estados quisieron ser imperios y todos tuvieron a la gran urbe, junto a la industria y al comercio, como modelo único: de concentración y acumulación, de la propiedad, del poblamiento, de la producción y del comercio...concentración y acumulación, ¿es que no nos suena ésto a lo que hoy llamamos “capitalismo”?, ¿es que acaso no es evidente ese emparentamiento que explica un vínculo íntimo entre Estado y Capitalismo?...pues aquí seguimos estando, varios miles de años después, solo que ahora perfectamente atascados y paralizados, por un Miedo cuya causa no acertamos a ver.

La Segunda Revolución Global será necesariamente superadora de la actual Edad Estatal, que a estas alturas del presente siglo XXI está llegando a su fase terminal y que, con toda probabilidad, no podrá alargarse más allá de la mitad de este siglo. Provisionalmente, denomino Edad Comunal” a esta Segunda Revolución Global, en base a lo que será su núcleo desencadenante: el reconocimiento y declaración de la Tierra y el Conocimiento como bienes comunales universales, sujetos solo a derecho de uso, liberados de todo derecho o forma de apropiación o propiedad. No hay otra solución al colapso global en ciernes, ninguna solución que sea realmente seria, ética y científica al tiempo, es decir, realmente sostenible. Por eso que la Ciencia de la próxima Edad Comunal, si es, será necesariamente ecoética en esencia.

Si en su origen el primer Estado fue una alianza de propietarios, sacerdotes y mercenarios (guerreros y burócratas), cambiesé  comunidad sacerdotal por comunidad científica y se verá que el Estado ha permanecido inamovible en su básica estructura: siempre la misma alianza de élites dominantes, hace nueve milenios como ahora, una monarquía en esencia, sustentada por el aval religioso/científico y/o por el poder fáctico de un engrasado aparato burocrático-militar.

El Estado creó la "Nación" como comunidad ficticia, casi al mismo tiempo que creara el capitalismo como economía financiera e igualmente ficticia. Nunca fue identificado el Estado como “Pueblo”, ni siquiera por sí mismo, siempre el Estado se refirió al Pueblo como “otro" ente o cosa. Como se reconoce y se dice en la mentalidad popular: “siempre hubo ricos y pobres”, o lo que viene a ser lo mismo, “siempre hubo gobernantes y gobernados”, siempre “Estados y Pueblos, hoy como siempre todas las guerras son económicas y militares al tiempo y todas son entre Estados. En ellas los Pueblos SOLO ponen los muertos, siempre. Se sostiene el Sistema estatal sobre un falso argumento: la existencia de un Pacto Social que nunca nadie puso por escrito, ni nadie firmó, por el que las sociedades humanas “necesitan un Estado”, un poder superior al Común “para no matarnos entre nosotros”. Se supone que el Común de los humanos no está capacitado para autogobernarse y prescindir del Estado. 

De suceder, la Segunda Revolución Global tendrá como condición de necesidad un verdadero Pacto Social del Común, un contrato social realmente escrito, refrendado y pactado, como compromiso entre humanos que siendo diferentes quieren convivir integrados en comunidad y naturaleza, y que por eso se reconocen mutuamente como ”igualmente libresy con igual responsabilidad. No solo significará un cambio radical en las condiciones de existencia, implicará también una revolución epistemológica, un vuelco integral en nuestra forma de conocimiento, será otra Ciencia", holística, no reduccionista y encapsulada en compartimentos estancos; será una ciencia no funcional al poder del Estado,  que se deba solo a la necesidad humana de conocer y convivir en comunidad y simbiosis, en un mismo medio social y natural.Necesariamente será una Ciencia del Común, que no pueda volver a aislarnos individualmente, de la Sociedad y Naturaleza que somos. 

No será fácil, pensemos que todo paradigma científico es provisional y que vale en tanto es la mejor hipótesis, la mejor explicación posible. Valga para entender esta dificultad epistemológica el citado ejemplo de las “mentalidades” anteriormente citadas: el pensamiento solo puede ser individual, no existe un pensamiento colectivo, porque no existe un órgano cerebral colectivo; el pensamiento es producto de un único y corpóreo cerebro, un órgano necesariamente individual, mientras que una mentalidad es producto cultural, de un colectivo social, pero no de un cerebro. El pensamiento es a la ética como la mentalidad es a la moral. Y ésto es solo un mínimo ejemplo, al principio de todo lo que ha de cambiar radicalmente, si realmente queremos conocer, sobrevivir y superar el Estado zoológico en el que permanecemos atrapados desde hace no menos de nueve mil años.

Ha llegado el momento de ponerse a ello porque no hay otra opción. Y aunque parezca demasiado tarde, lo primero es salvar el pellejo, a ser posible compartiendo lo que tengamos y combatiendo juntos, al Miedo, en comunidad. ¿Quien podrá esperar mayor seguridad que la experimentada en auténtica comunidad? Nos pondremos a ello aunque nos lleve unas cuantas décadas. Lo haremos a partir de un verdadero Pacto Social del Común, fundaremos nuevos Ayuntamientos, ahora  Comunales, para segarle sus pies municipales al Estado, serán comunidades realmente democráticas y soberanas, ayuntamientos vinculados en redes globales de cooperación y ayuda mutua, en mancomunidades y confederaciones. Será para dejar atrás, definitivamente, la primitiva Edad Estatal, para que  cuanto antes podamos decir que “fue aquel tiempo en que la  Tierra estuvo parcelada en propiedades particulares y fronteras, objeto de apropiación y comercio, como el Conocimiento convertida en mercancía, al igual que el Trabajo humano...fue aquel tiempo primitivo en el que se llamaba democracia a cualquier cosa”.


viernes, 24 de junio de 2022

LA PRISA QUE MATA EL LENTO CICLO DE LA VIDA

 

Fotografía de Anka Zhuravleva: volando-hacia-los-sueños

No sé por qué, pero algo en común tenían  estas palabras que hoy me encontré, de dos personas que no se conocen. Ya ves tú:  una fotógrafa y un terrícola, poetas ambos a su modo.  Y me dio por juntarlas e ilustrarlas con una imagen a propósito: un gato que mira un sueño, que no entiende, por ser humano. 

Avanzamos huyendo de nosotros mismos, optamos por identificarnos de forma determinante a través del hacer. ¿Qué nos aporta el hacer que no deja hueco para lo inactivo? Huimos de lo lento, albergando una  asfixia, haciendo para que nos signifique, para llegar a… ¿dónde? Unas manos cansadas, un cuerpo agotado, una mente exhausta… tanto interés en saber hacia dónde ir, que nos despojamos hasta de nosotros mismos con tal de alcanzar algo que todavía no sabemos qué es. Y lo que sí nos contiene, que es un cuerpo, y lo que si nos mantiene, que es la mente, lo relegamos a no sé qué plano, sin otorgarles su importancia, su entidad. ¿Y si nos tenemos de aliados, que no como esclavos ahogados por una velocidad sin sentido? Maremoto, fotógrafa.

El ciclo de la vida: los animales carnívoros comen animales herbívoros, los animales herbívoros comen plantas, las plantas comen tierra y la tierra come animales. Gustavo Duch, terrícola.

 


-Mar Argüello: https://www.instagram.com/maremotofoto/

 -Gustavo Duch:https://www.instagram.com/duch.gustavo/

-Anka Zhuravleva: https://anka-zhuravleva.com/

lunes, 20 de junio de 2022

NADA QUE HACER, TODO POR IMAGINAR

 

Fotomatón Us Army, Enjambre de Drones marca "Manada de Lobos"

Por fin la imaginación tomó el poder, ya era hora y mira que ha costado, 54 años han tenido que pasar desde aquella primavera en Montparnasse, ya estaba harta de  la chata realidad, tan vacía ella, de paisajes curvos, de matices y relieves de color, de aquellos bosques impenetrables todos del mismo color verde aburrido poblado de alimañas, y ciudades obsoletas con callejas estrechas donde no entraba el sol, que te lo tenías que imaginar de refilón reflejado al vies, en los escaparates que te salían al paso. Ahora, sin embargo, con la imaginación todo es posible, incluso aquello que creíamos inimaginable o científicamente imposible. Porque la imaginación sí que es democrática, accesible para cualquier ciudadano del mundo no como la realidad, aquella antigualla, ¿os acordáis? del pasado, una campiña urbana llena de verjas y de carteles de prohibido el paso y de cuidado con el perro que muerde, todo normas e impedimentos. Que no piense nadie que la ficción es para vagos que buscan atajos para ser directamente felices sin pasar por los obligados tragos y baches que imponía la realidad (según se cuenta). No, porque incluso también ahora puedes imaginar que sufres realmente, todo lo que que realmente te duele, cuanto puedas imaginar sufrir, por ejemplo, que lo que te hace disfrutar de verdad es la cruda y simple realidad las cosas como son, tal cual, todo lo reales que tú quieras imaginar sufriendo de verdad. ¿Quien podía (otro ejemplo) imaginar que Juanma llegaría a gobernar con mayoría absoluta en el país de Al-Andalus, ese país de ensueño situado al borde de Europa?, ¿o que Melenchon pudiera llegar a pactar algún día, lo veremos, con Marie Le Pen contra Macron para salvar de la República a la revolución francesa?, ¿quién podía pensar que sería posible?: fumar sin tabaco vapores con sabor a canela y chocolate o jugar a tenis en la cancha de un teclado...me diréis que soy presumido, pero yo lo supe hace muchos años, que Ésto llegaría, lo supe el mismo día que estrené mi primer Corel Drawn y pude ampliar cualquier cosa que se me ponía por delante, alterar sus dimensiones y proporciones, copiar y pegar, cortar y pegar, incluso duplicar la cosa hasta el infinito. Y de ahí, a solo un paso, supe que podría tener hijos por internet, volar sin casco ni carnet, hacer quedadas para botellones y masturbatones populares, eligiendo compañía y pudiendo elegir también entre “sin o con” pesar de conciencia, incluso con indiferencia moral, por encima del bien y del mal, ale, como el mismísimo Niestzche. Acaso, ¿no es eso lo que también hacía la Naturaleza en su antaña realidad?, dejar a los seres que se comieran los unos a lo otros, fueran animales o inertes, que jugaran entre sí a ver quien era más bruta, si la fuerza de la razón o la razón de la fuerza, vertebrados comiendo invertebrados y viceversa, propietarios y proletarios, animales y vegetales todos igualmente depredadores insaciables de nutrientes, veganos y carnívoros, sí, eso hacía la cruel Naturaleza, dejarlos a su suerte, que se comieran hasta reventar todo lo que pudieran, los unos a los otros y viceversa, lombrices, oxígeno, luz, nitrógeno...todos incluso los minerales y las tierras raras se comían, que tanto escaseaban en un planeta que por entonces ya se quedaba pequeño. Y no es de extrañar en una realidad tan mínima, y tan exageradamente tacaña. Por eso que sea mejor un planeta sin límites, generosamente plano e interminable, una Naturaleza sobrante de todo tipo de nutrientes, sin que falte oxígeno en ninguna estantería y, si falta, que se pueda poner aunque sea de oferta, un aire acondicionado que resulte barato o sea que se pueda reponer inmediatamente, por ejemplo con solo un click de Corel Drawn, cortar y pegar. No quepo de contento en mí, por fin la literatura se dedica a lo suyo, a imaginar y no a especular o a perder el tiempo en rodeos al cabo filosóficos sobre ilusorias realidades en realidad ficticias, es lo que siempre imaginé que acabaría sucediendo, siendo la literatura un campo realmente abierto y asequible a cualquier cerebro, autor o lector mínimamente inteligente, ese lugar de papel digital donde todo cabe en realidad, imaginar cielos que se desploman blandamente mientras suena la novena sinfonía de la UE de Bethoven, océanos evaporables formando nubes de azúcar que se derriten al poco en chupiteles de merengue, dioses y humanos de verdad alternando juntos, lo mismo en chiringuitos de playa que en catedrales góticas. No sé, la verdad, cómo pude resistir tantos años sin vacunarme soportando realidades tan cargantes, en estado tan lastimero que me lo decían muchos amigos del facebook con la imaginación que tú tienes y que todavía te resistas a vacunarte, expuesto a coger cualquier cosa. Solo ahora caigo en la cuenta de tamaño error tan colosal, pero ya está, esta misma semana toca meterme la octava dosis y ya no habrá bicho ni cepa ni variante que pueda infectarme, definitivamente  estaré a salvo completamente inmune (imagino), de por vida. Y por si fuera poco entre lo de Macron y Juanma me llega la buena nueva que me ha repletado el día, que en un lugar intermedio que se llama Groenlandia, entre Oriente y Occidente científicos de verdad, chinos de Wuhan y americanos de Silicon Valley han inventado un arma definitiva que acabará en bloque con todas las guerras, “Manada de Lobos” es su nombre comercial que ya de por sí da señales de su agudeza científica, que deja a las claras su intención filantrópica tanto que impresiona y tanto que parece realmente de ficción, pensar que fuera posible disuadir a cualquier tirano de invadir países a la ligera y que se lo tengan que pensar dos veces los dictadores de tres al cuarto antes de empezar una guerra. Es un arma modular y desechable y de bajo coste y digo yo que plegable y fácilmente transportable y que cambiará dice el portavoz el paisaje, cualquiera que sea éste, de los futuros campos de batalla para siempre, incrementando la velocidad y el alcance, la visión y letalidad que es de lo que se trata que lo entienda el enemigo, quien quiera que sea de sus unidades estratégicamente situadas a no menos de tres mil millas de prudente distancia del frente de batalla. Es un killer wolfpack o manada de lobos asesinos tan es así de fuerte que realmente se acabará denominando Air Launched Effects (efectos lanzados desde el aire) si quiere penetrar mejor en los mercados porque no es otra cosa que una gran manada de drones realmente inteligentes dirigidos por militares científicamente muy preparados que vuelan los drones quiero decir de forma coordinada favoreciendo así efectos escalables a las tropas de infantería que se desplazan por el suelo facilitando por supuesto su labor disuasoria o no, si hiciera falta, pudiendo detectar- localizar- interrumpir- engañar haciendo creer, o no,  una pesadilla interminable con efectos letales realmente disuasivos y disuasorios en un solo segundo que pasa en el suspiro que tarda el GPS de a bordo que funciona sin piloto de carne y hueso con inteligencia realmente artificial a distancia como lo están haciendo ya ahora mismo los solitarios drones Switchblade -Navaja de Muelle- en Ucrania Occidental pero mucho más efectivos que éstos porque aquellos son auténticos y verdaderos enjambres de lobos-drones que husmean cada centímetro cuadrado del enemigo a batir y se lanzan al territorio y a cada cuerpo que se menea en picado hasta dejarlo arreglado para siempre si no se rinde al momento y es no cabe duda una FAPRD, Fuerza Aérea Portátil Realmente Definitiva de potencia sin precedente...y es que la OTAN hace cosas chulísimas, así que en realidad ya no puedo pedir más ni estar más contento, o sí, no sé.