domingo, 17 de agosto de 2025

ASI ANDO, COMO UNA NAVAJA A MEDIO ABRIR

 

 

John Berger, en 2009. Foto de Ji Elle
 

¡Estírate!, me lo dicen casi todos los días, siempre es alguien que se cree con la confianza suficiente: estírate, que te vas a quedar encorvado para siempre. El caso es que cada mañana  me resulta doloroso  un gesto tan sencillo como estirarme para salir de la cama y ponerme de pie...es como si  los músculos de las piernas no dieran de sí, como si se hubieran encogido poco a poco con los años. A mayores, la espalda me funciona solo a medias, con la bisagra  como oxidada a la altura de las vértebras lumbares. Me gusta pensar que es de tanto andar subiendo montañas, bien cargada con  pesadas mochilas repletas de cuerdas y clavos, mazas, estribos, mosquetones y chatarrerías varias, de las de escalar montañas. Y también de dormir encogido muchos inviernos entre las sábanas árticas de chozos, refugios y casas de piedra, como esta mía, situada al socayo de la montaña palentina y a orillas de un Pisuerga recién nacido,  mi primer río, el mismo  que conocí al poco de nacer yo mismo en nuestra casa de la Goya, junto al Puente Colgante de Valladolid. Todo un cúmulo de años, trasiegos y reumas, ríopabajo y rioparriba.

Hoy, una vez más, pensando en ello he visualizado mi propia imagen, la de mi cuerpo encorvado, como el de una navaja a medio abrir. Y enseguida, a pesar de mi mala memoria, he recordado que tal imagen me viene a la cabeza por culpa de mi devoción por  Jhon Berger y sus libros. Crítico de arte, pintor, fotógrafo, ensayista, marxista, guionista y escritor de escritores,  que viviera sus últimos años rústicamente en una modesta casa de los Alpes, y que  en un breve relato describiera a un hombre viejo, de anónimo nombre F, de cuerpo encorvado, aún más viejo y doblado que el mío, comparando la figura de  su gastado cuerpo con el ángulo de una navaja a medio abrir. Es un relato muy corto, suficiente, para qué más, si de lo que habla es de la buena muerte, esa que resulta invisible hoy en día, en este no parar contemporáneo. Imposible de ver con esta prisa que llevamos encima y que nos tiene desolados, al común de nuestra especie,  a esta humanidad que cargamos cada uno y cada día al levantarnos, que nos dobla la espalda y nos hace caminar definitivamente solitarios y encorvados.  

Puede que  sea por eso, que cuando muere gente como Jhon Berger -lo que sucedió en 2017- llegamos a pensar que hay personas a quien la muerte encorva pero no mata, porque no puede.  

Ésto decía Jhon Berger en ese relato "sobre la buena muerte"

"F  tenía 95 años y, si bien caminaba tan encorvado como una navaja a medio abrir, se preparaba las comidas, leía el periódico y seguía lo que sucedía en Medio Oriente. Desde la muerte de su esposa, ninguna mujer había vivido en la granja. Sus hijos, que sí lo hacían, habían aumentado el número de vacas lecheras de tres (cuando iban a la escuela) hasta las más de cien actuales. A medida que F envejecía, sus hijos, que creían en el trabajo, lo aceptaron tal como era y no trataron de cambiarlo. Era un hombre que pensaba, rezaba y no trabajaba mucho. Era anarquista por temperamento. Respetuoso y obstinado al mismo tiempo.

Hace poco los hijos reconstruyeron toda la casa, pero dejaron intacta su habitación, ubicada junto a la cocina, para que pudiera seguir dando exactamente los mismos pasos, seguir con su rutina de cortar verduras para la sopa, rezar, encender la pipa y tratar de contestar sus propias preguntas. F murió hace dos martes. Por la tarde, apenas antes de la hora del ordeño, los hijos lo hallaron en el suelo junto a su cama. Le costaba respirar. Telefonearon a todos los lugares posibles. Sólo los bomberos locales contestaron.

Alrededor de las diez de la noche los bomberos trasladaron a F al hospital de la ciudad más cercana, donde murió a las cinco de la mañana. Retirado con precipitación de su casa, pasó las últimas horas de su larga vida con escasa atención médica. En tales circunstancias, de las que ninguno de los involucrados tuvo la culpa, murió separado arbitrariamente de toda la experiencia humana, aprendida en el transcurso de siglos, relacionada con la tarea de estar con -y acompañar- a los moribundos.

En su juventud había pocos médicos en esta región alpina, y las personas estaban acostumbradas a manejar la enfermedad (y la muerte) entre ellas. Para el momento en que nacieron los hijos había un servicio médico nacional: los médicos recibían llamados en plena noche y acudían a las casas; los hospitales se ampliaron. Poco a poco la población empezó a depender de un consultorio médico profesional y a tomar pocas decisiones por sí misma. Hace diez años, con la privatización y la desrregulación, las cosas volvieron a cambiar. En la actualidad, la atención médica en un caso de emergencia quedó reducida a un servicio de transporte compulsivo. F no murió en lugar alguno". (Jhon Berger)

lunes, 21 de julio de 2025

LA VERDAD OS HARÁ LIBRES

Le he pedido a la inteligencia artificial de OpenAI que me edite una imagen representativa del prototipo de humano “pisanubes”, una persona cualquiera, de sexo indefinido, de los acostumbrados a moverse fuera de la realidad y al principio me ha dado una respuesta cuasipoética que identifica al tipo "pisanubes" con el sujeto-masa carente de criterio, de comportamiento "veleta" :

Una silueta sencilla, sin nombre ni rostro,
camina sobre un mar de nubes blancas.
No es héroe ni leyenda, solo alguien —cualquiera—
con los pies ligeros y el alma en calma.

Cada paso disuelve la niebla,
cada huella se pierde en el cielo.
No busca destino, ni gloria, ni sentido:
camina porque el viento le ofreció el camino.

Y la IA de Google vuelve a preguntarme: “¿Te gustaría que hiciera una ilustración de esta escena, o prefieres una historia más larga basada en esta idea?”

Le digo que  lo que quiero es una imagen realista, de un individuo humano cualquiera y unisex, que sea representativa de la idea de Humano Pisanubes, que a mi entender es esa parte mayoritaria de la especie humana que es creyente de "verdades" imposibles...y ésta es la ilustración que me hace, su artificial idea de humano creyente y pisanubes unisex

 


La verdad os hará libres” es una frase atribuida a Jesuś de Nazaret, que figura en el Evangelio según Juan, capítulo 8, versículo 32, dirigida a los compatriotas judíos de su tiempo (primer tercio del siglo primero) en modo condicional: si permanecéis en mi palabra, siendo verdaderamente mis discípulos, entonces conoceréis la verdad y este conocimiento os hará libres”.

Pero lo cierto es que los seguidores de esa verdad anunciada por el predicador judío, quedaron atados al imaginario de una comunidad espiritual de ideología monárquica, tal como dijera él mismo al ser juzgado por Poncio Pilato : “mi reino (inmaterial) no es de este mundo (material)”.

Ahora, como entonces, la Tierra y el Tiempo siguen su errático curso por el Cosmos, mientras que varios miles de millones de vidas humanas tienen su pensamiento detenido en la misma vaga promesa de un “más allá” justiciero, donde serán castigados o recompensados por sus actos en el mundo real. Por sus obras los conoceréis” es otro de los proverbios del profeta nazareno, pronunciado en el sermón de la montaña para distinguir a los verdaderos de los falsos profetas.

Sustituyendo en esa frase “verdad” por “trabajo”, da la expresión “el trabajo os hará libres”, que en alemán se escribe “Arbeit macht Frei”, que en 1928 fue adoptada como eslogan de la República de Weimar (1919-1933) y  más tarde, durante el Tercer Reich (1933-1945) gobernado por el Partido Nacionalsocialista de Adolf Hitler, fue usada como lema inscrito a la entrada de los campos de concentración nazis. Lo cierto es que el trabajo que conoce la mayor parte de los humanos es trabajo asalariado (que no es sino la versión moderna del trabajo esclavo), en todo caso puesto al servicio y beneficio de un propietario individual o colectivo (empresa o Estado). Todo el mundo sabe, sin necesidad de consultar a la IA,  que esta forma de trabajo asalariado solo hace más libre a la parte propietaria,  de un contrato que necesariamente es siempre desigual, por el que se establece una relación salarial cuyo fin es la explotación parasitaria del cuerpo contratado.

Y si sustituimos “verdad” por “propiedad”, nos da la expresión “la propiedad os hará libres” que, como saben todos los humanos, pero no la IA (*), es el principio central de la práctica política que rige en este mundo, esa que considera a la propiedad privada como un derecho natural, básico y esencial para la libertad del individuo.  

Sabemos por propia experiencia, porque lo vemos a todas horas en el mundo real en que vivimos, que los propietarios son más libres que el resto de humanos, los asalariados, esa inmensa mayoría que nace ya desposeída, de los medios de producción como de los bienes raíces universales que, según pienso, son la Tierra y el Conocimiento. En todas las religiones y culturas, la inmensa mayoría de humanos ha sido educada en el sometimiento a los principios de propiedad y jerarquía, teniendo bien interiorizada la “normalidad” y “naturalidad” de dichos principios. El éxito del sistema de dominación que así estructurado viene organizando las sociedades humanas desde el Neolítico para acá, yo pienso que tiene  fundamento en su “naturalidad”, con origen en los naturales y más primarios instintos humanos que compartimos con muchas otras especies de animales, que son los de propiedad territorial y jerarquía social, y que yo pienso que son los responsables del éxito milenario del sistema de dominación que reconocemos hoy en la estructura institucional de nuestras sociedades en modo Estatal/Capitalista, que a escala individual y de especie, se corresponde con esos instintos animales de jerarquía social y propiedad territorial. Por experiencia, sabemos que en este Sistema,  la libertad funciona como un bien privado y escaso, necesariamente proporcional al estatus social y a la acumulación de propiedades.

No puede ser más obvio que este mundo en que vivimos, sigue rigiéndose hoy, como hace diez mil años (cuando se fundaron las primeras ciudades), sobre los mismos principios de propiedad y jerarquía, por eso que yo piense que estamos, a escala de especie, atrapados en un auténtico Atasco Evolutivo, enfangados en nuestra propia y natural animalidad, que nos lleva a organizar nuestras sociedades en modo jerárquico (patriarcal/estal y propietarista en modo de capitalismo político-estatal, territorial, productivo, reproductivo y financiero).

No cabe otra explicación, como la que basa la historia humana en una lucha de clases, irresuelta en más de cinco milenios de historia estatal, con dominio patriarcal y propietarista, una lucha  institucionalizada siempre a favor de las clases propietarias y gobernantes. No se explica la derrota continua de ese impulso racional, igualitario, convivencial y libertario, no se explica que prenda solo en exiguas minorías, no se explica si no es por la persistente y poderosa animalidad propia que todavía prima en el común de nuestra especie, solo se explica si  es  porque necesita algo más de tiempo, para espabilar y activarse.

No entro a valorar las supuestas "verdades", que dada la creatividad humana, pueden llegar a ser cuantificadas en inmensas e inagotables variedades. Lo cierto es que hoy sabemos verdades que no pudieron saber los humanos que nos precedieron. Por nuestro conocimiento científico, hoy vamos sabiendo que la verdad acerca de lo que realmente existe, es siempre cambiante, necesariamente dinámica, que sigue la flecha del tiempo en una dirección tan obligada y cambiante como irreversible.  Todo cambia, cambia de modo continuo la realidad, y eso hace que también cambie nuestro conocimiento de la misma, lo que llamamos "verdades". A partir de los avances de nuestro conocimiento en el campo de la física cuántica, sabemos que la realidad es mucho más compleja de lo que pensaron las generaciones que nos precedieron. Por ejemplo, ahora sabemos que junto a todo lo que existe como materia, entremedias también existe algo que es relacional y, por tanto, de naturaleza inmaterial. Y además, a mayor complejidad, vamos sabiendo que toda la realidad  es perfectamente incompleta sin la participación de un observador.  

Por eso, yo cada vez entiendo menos al ecologismo que suspira por una Naturaleza “perfecta”, libre de humanos; o al feminismo que, promovido por el Estado, se muerde la cola ignorando que así le presta un gran servicio al Leviatán, a la bestia estatal responsable del orden patriarcal que siguen nuestras sociedades.

La verdad es que hace dos mil años, nadie (ni Jesús de Nazaret) podía saber, ni siquiera imaginar, las verdades de las que tenemos conocimiento las actuales generaciones. Como, por ejemplo: que no somos criaturas de origen extraterrestre, sino que más bien somos producto de la misma Tierra, al igual que todos los individuos de todas las especies, de los cinco reinos en los que el conocimiento científico actual clasifica a los seres vivos, con base en características como la estructura celular, el tipo de nutrición y la complejidad del organismo: 1. Moneras (bacterias), 2. Protoctistas (protozoos y algas), 3. Fungis (hongos), 4.Vegetales (vasculares o no vasculares, con o sin semillas, y con o sin flores) y 5. Animales (vertebrados e invertebrados).  

O verdades como que todos los humanos, sin excepción, somos criaturas de un ayuntamiento sexual, entre una hembra y un macho de nuestra misma especie homo-sapiens, todos pertenecientes al mismo reino animal. Es así porque sabemos que en “verdad” no puede ser de otra manera, aunque también sea cierto que la mayor parte de individuos de nuestra especie todavía ignore el alcance de estas verdades y de sus consecuencias a futuro.

La verdad es que resulta increíble que a día de hoy, dos mil años después de aquel predicador judío de nombre Jesús, todavía exista una mayoría de humanos que mantienen conversaciones con imaginarios seres de origen extraterrestre (dioses), o con representaciones gráficas o escultóricas de ángeles, vírgenes y santos (yo mismo fui creyente durante toda mi infancia). Por sí solo, ya este hecho da idea del monumental Atasco Evolutivo en el que estamos involucrados a escala de especie.

La verdad es que pocos humanos son conscientes de su propia condición animal, de ser animales pertenecientes a la clase de vertebrados integrada por peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos, estando nosotros formando parte de este último grupo, el de los mamíferos, que se caracterizan por tener pelo o pelaje, glándulas mamarias que producen leche para alimentar a sus crías, y por ser mayoritariamente vivíparos, que desarrollan sus crías dentro del vientre materno...animales vertebrados que respiramos a través de pulmones y que somos homeotérmicos, porque nuestros cuerpos mantienen una temperatura constante.

La verdad es que hoy sabemos que el sistema social en el que vive el conjunto de mamíferos humanos, desde hace no menos de diez mil años se fundamenta en un doble instinto animal de propiedad territorial y reproductiva, que es nuestro más primario instinto, que compartimos con otras muchas especies de animales, un instinto que la cultura humana viene interpretando desde hace tres siglos como "derecho natural", que le sirve de base ideológica al orden dominante en su moderna versión estatal/neoliberal, hoy a punto de otro cambio de piel,  que será ultraliberal y totalitaria a lo bestia, sin disimulo. 

En el supuesto de que queramos escapar al inexorable destino que la Ley Natural sabemos que tiene reservado para el conjunto de especies (incluso para el total de la Materia), pienso que estamos obligados a superar el Estado Bruto, de  animalidad primaria, que está paralizando la evolución humana. Tengo el convencimiento de que, aunque sea seguro que nuestra especie acabará por extinguirse como el resto de especies, nuestra propia y singular evolución nos ha proporcionado un atisbo de inteligencia subversiva, que si no llega a ser suficiente para sortear ese fatal destino entrópico, al menos servirá para el intento de mejorar la calidad convivencial de las vidas humanas, así como para prorrogar la existencia de nuestra especie, aunque solo sea por unos pocos más de cientos de millones de años.

 

Notas:

(*) En la búsqueda normal acerca de la frase "la propiedad os hará libres", el buscador de Google no sabe ni contesta y remite a la frase original de los Evangelios. Sin embargo, su Inteligencia Artificial dice lo siguiente: 

"Esta frase no tiene un origen único ni una autoría establecida, pero ha sido utilizada en distintos contextos críticos, políticos y económicos como una ironía o crítica al capitalismo, al neoliberalismo o a la ideología de la propiedad privada como base de la libertad individual. Contextos comunes de uso:

Crítica al neoliberalismo: En este contexto, la frase "La propiedad os hará libres" se utiliza para cuestionar la idea de que la propiedad privada es el fundamento esencial de la libertad. A menudo se critica cómo en sistemas capitalistas modernos se considera que solo quienes poseen propiedad (tierras, capital, medios de producción) tienen verdadera libertad de acción o seguridad.

Referencias filosóficas y marxistas: Desde el marxismo, se ha señalado históricamente que la propiedad privada de los medios de producción es una fuente de desigualdad. Por eso, algunos usos de la frase son una crítica directa a la visión liberal clásica de que la propiedad garantiza libertad.

Uso satírico: También aparece en obras literarias, artículos o discursos como frase satírica, remarcando el contraste entre las promesas de libertad del sistema capitalista y la realidad de desigualdad y exclusión.