Le
he pedido a la inteligencia artificial de OpenAI que me edite una
imagen representativa del prototipo de humano “pisanubes”, una
persona cualquiera, de sexo indefinido, de los acostumbrados a moverse fuera de la realidad y al principio me ha dado una respuesta cuasipoética que identifica al tipo "pisanubes" con el sujeto-masa carente de criterio, de comportamiento "veleta" :
Una
silueta sencilla, sin nombre ni rostro,
camina sobre un mar de
nubes blancas.
No es héroe ni leyenda, solo alguien
—cualquiera—
con los pies ligeros y el alma en calma.
Cada
paso disuelve la niebla,
cada huella se pierde en el cielo.
No
busca destino, ni gloria, ni sentido:
camina porque el viento le
ofreció el camino.
Y
la IA de Google vuelve a preguntarme: “¿Te gustaría que hiciera una ilustración
de esta escena, o prefieres una historia más larga basada en esta
idea?”
Le
digo que lo que quiero es una imagen realista, de un individuo
humano cualquiera y unisex, que sea representativa de la idea de Humano Pisanubes, que a mi entender es esa parte mayoritaria de la especie humana que es creyente de "verdades" imposibles...y
ésta es la
ilustración que me hace, su artificial idea de humano creyente y
pisanubes unisex:
“La
verdad os hará libres” es
una frase
atribuida
a
Jesuś
de Nazaret, que
figura
en
el Evangelio según Juan, capítulo 8, versículo 32,
dirigida
a los
compatriotas
judíos
de
su tiempo (primer
tercio del siglo
primero)
en
modo
condicional: “si
permanecéis en mi palabra, siendo verdaderamente mis discípulos,
entonces conoceréis la verdad y este conocimiento os hará libres”.
Pero
lo
cierto es que los seguidores de esa
verdad
anunciada
por el
predicador judío, quedaron atados al imaginario de una
comunidad
espiritual
de
ideología monárquica, tal como dijera él mismo al ser juzgado por
Poncio Pilato : “mi reino (inmaterial) no es de este mundo
(material)”.
Ahora,
como
entonces,
la
Tierra y el
Tiempo
siguen
su errático
curso por
el Cosmos, mientras
que
varios miles de millones de
vidas
humanas tienen
su
pensamiento
detenido
en
la
misma
vaga
promesa
de
un
“más
allá”
justiciero,
donde
serán
castigados
o recompensados
por
sus actos en
el mundo real.
“Por
sus obras
los conoceréis”
es
otro de los proverbios del profeta nazareno, pronunciado en
el sermón
de la montaña
para
distinguir a los verdaderos de los falsos profetas.
Sustituyendo en esa frase “verdad” por “trabajo”, da la expresión “el
trabajo os hará libres”,
que en
alemán
se escribe “Arbeit
macht Frei”,
que en 1928 fue
adoptada como
eslogan de la
República de
Weimar (1919-1933)
y más
tarde, durante
el Tercer Reich (1933-1945) gobernado por el Partido
Nacionalsocialista de Adolf Hitler, fue
usada
como lema inscrito a la entrada de los
campos de concentración nazis.
Lo
cierto es que el trabajo que conoce la mayor parte de los
humanos
es trabajo
asalariado
(que
no es sino la versión moderna del trabajo esclavo), en todo caso
puesto
al servicio y beneficio de un propietario individual
o colectivo (empresa
o
Estado). Todo
el mundo sabe, sin necesidad de consultar a la IA, que esta
forma de
trabajo asalariado
solo
hace más
libre
a la parte propietaria,
de
un contrato que necesariamente es siempre desigual,
por
el que se
establece
una relación salarial
cuyo
fin es la explotación
parasitaria del
cuerpo contratado.
Y
si
sustituimos
“verdad”
por “propiedad”, nos da la expresión “la
propiedad os hará libres”
que, como
saben todos los humanos, pero no la IA (*),
es
el
principio
central de
la
práctica
política
que rige
en este mundo, esa
que
considera a la propiedad privada como un
derecho
natural, básico y esencial para la libertad del individuo.
Sabemos
por propia
experiencia,
porque lo vemos a todas horas en
el mundo real en que vivimos, que
los propietarios
son más libres que el
resto de humanos, los asalariados, esa inmensa mayoría que nace ya desposeída, de los medios de
producción como de los bienes raíces universales que, según pienso, son la
Tierra y el Conocimiento. En
todas las religiones y culturas, la inmensa mayoría de humanos ha sido educada
en el
sometimiento a los principios de propiedad y jerarquía, teniendo
bien interiorizada la “normalidad” y “naturalidad” de dichos
principios.
El
éxito del sistema de dominación que así estructurado viene
organizando las sociedades humanas desde el Neolítico para acá, yo
pienso que tiene fundamento en su “naturalidad”, con origen en
los naturales y más primarios instintos humanos que compartimos con muchas
otras especies de animales, que son los de propiedad territorial y
jerarquía social, y que yo pienso que son los responsables del éxito milenario
del
sistema de dominación que reconocemos hoy en la estructura institucional de
nuestras sociedades en modo Estatal/Capitalista, que
a escala individual y de especie, se corresponde con esos instintos animales de jerarquía social y
propiedad territorial. Por experiencia, sabemos que
en este Sistema,
la
libertad
funciona
como un bien privado
y escaso,
necesariamente
proporcional
al
estatus social y a
la acumulación
de
propiedades.
No
puede ser más obvio
que
este
mundo en
que vivimos, sigue rigiéndose hoy, como hace diez mil años (cuando
se fundaron las primeras ciudades), sobre los mismos principios de
propiedad y jerarquía, por
eso que yo piense que estamos,
a
escala de especie, atrapados en un auténtico Atasco Evolutivo,
enfangados
en nuestra propia y natural animalidad, que nos lleva a organizar
nuestras sociedades en modo
jerárquico
(patriarcal/estal
y
propietarista en
modo de capitalismo político-estatal, territorial, productivo, reproductivo y
financiero).
No
cabe otra explicación, como la que basa la historia humana en una
lucha de clases, irresuelta en más de cinco milenios de historia estatal, con dominio
patriarcal y propietarista,
una lucha
institucionalizada
siempre a
favor de las clases propietarias y gobernantes. No
se explica
la
derrota continua de ese
impulso racional, igualitario, convivencial y libertario, no se explica que prenda
solo en exiguas minorías, no se explica si no es por la
persistente
y
poderosa
animalidad
propia
que todavía prima en el común de nuestra
especie, solo se explica si
es porque necesita algo más de tiempo, para espabilar y activarse.
No
entro
a valorar
las
supuestas
"verdades",
que dada
la creatividad humana,
pueden
llegar a ser cuantificadas
en inmensas
e
inagotables variedades.
Lo
cierto es que hoy
sabemos verdades
que
no pudieron saber los humanos
que
nos precedieron. Por
nuestro
conocimiento científico, hoy
vamos
sabiendo que
la verdad acerca
de lo
que realmente
existe,
es
siempre
cambiante,
necesariamente dinámica,
que
sigue la flecha del tiempo en una dirección tan
obligada
y
cambiante como
irreversible. Todo cambia, cambia
de
modo continuo la
realidad, y eso hace que también cambie nuestro
conocimiento
de la misma, lo que llamamos "verdades". A
partir de los
avances de nuestro conocimiento en
el
campo de la
física cuántica, sabemos que la
realidad es mucho más compleja de lo que pensaron
las generaciones que nos precedieron. Por
ejemplo,
ahora sabemos que junto
a todo
lo que
existe
como
materia, entremedias también
existe
algo que
es relacional
y,
por tanto,
de naturaleza inmaterial.
Y además, a
mayor complejidad, vamos sabiendo
que
toda
la realidad es
perfectamente incompleta sin
la
participación de un observador.
Por
eso, yo cada vez entiendo menos al ecologismo que suspira por una
Naturaleza “perfecta”,
libre
de
humanos; o al feminismo que, promovido
por el Estado, se muerde la cola ignorando
que
así le presta
un gran servicio al
Leviatán, a
la bestia
estatal
responsable
del orden
patriarcal que siguen nuestras sociedades.
La
verdad es que hace dos mil años, nadie
(ni
Jesús de Nazaret) podía
saber, ni
siquiera imaginar,
las
verdades de las que
tenemos
conocimiento las
actuales generaciones.
Como,
por ejemplo:
que no
somos criaturas
de origen extraterrestre,
sino
que
más
bien somos producto
de la misma
Tierra,
al igual que todos los individuos de todas las especies, de los cinco
reinos en
los que el conocimiento científico
actual
clasifica a los seres vivos, con base en características como la
estructura celular, el tipo de nutrición y la complejidad del
organismo:
1.
Moneras
(bacterias), 2.
Protoctistas
(protozoos y algas), 3.
Fungis
(hongos), 4.Vegetales
(vasculares
o no vasculares, con o sin semillas, y con o sin flores) y
5.
Animales
(vertebrados
e invertebrados).
O
verdades
como que todos
los humanos, sin excepción, somos criaturas
de
un ayuntamiento sexual, entre una hembra y un macho de nuestra misma
especie homo-sapiens, todos
pertenecientes
al mismo
reino
animal.
Es
así porque sabemos
que en
“verdad”
no
puede ser de otra manera, aunque
también sea
cierto que
la
mayor parte de individuos de
nuestra especie todavía ignore
el
alcance de estas
verdades
y
de sus
consecuencias a futuro.
La
verdad es que resulta
increíble que a día de hoy, dos mil años después de
aquel predicador judío
de nombre Jesús, todavía exista
una mayoría de humanos que mantienen conversaciones con imaginarios
seres
de
origen extraterrestre
(dioses), o con representaciones gráficas o escultóricas de
ángeles, vírgenes y santos (yo
mismo fui creyente durante toda mi infancia). Por
sí solo, ya
este
hecho da idea del monumental
Atasco
Evolutivo
en el que estamos involucrados
a
escala de especie.
La
verdad es que pocos
humanos son conscientes de su propia condición animal, de
ser animales pertenecientes
a la clase de
vertebrados integrada
por peces,
anfibios, reptiles, aves y mamíferos,
estando
nosotros formando parte de este
último
grupo,
el
de los mamíferos, que se caracterizan por tener pelo o pelaje, glándulas
mamarias que producen leche para alimentar a sus crías, y por
ser
mayoritariamente
vivíparos, que desarrollan sus crías dentro del vientre
materno...animales
vertebrados que
respiramos
a través de pulmones y que
somos
homeotérmicos, porque
nuestros cuerpos mantienen
una
temperatura constante.
La
verdad es que hoy sabemos que el sistema social en
el
que
vive el conjunto de mamíferos
humanos,
desde hace no menos de diez mil años se fundamenta en un
doble
instinto animal de propiedad territorial y reproductiva, que es nuestro más
primario instinto, que
compartimos
con otras muchas especies de animales, un instinto que la cultura
humana viene
interpretando
desde
hace tres siglos como
"derecho natural", que
le sirve de base
ideológica al
orden dominante
en su moderna versión estatal/neoliberal, hoy a punto de otro cambio de piel, que será ultraliberal y totalitaria a lo bestia, sin disimulo.
En
el supuesto de que queramos escapar al inexorable destino que la Ley
Natural sabemos que tiene reservado para el conjunto de especies (incluso
para el total de la Materia), pienso que estamos obligados a superar
el Estado Bruto, de animalidad primaria, que está paralizando la evolución humana. Tengo el
convencimiento de que, aunque sea seguro que nuestra especie acabará por
extinguirse como el resto de especies, nuestra propia y singular evolución nos ha proporcionado un atisbo de inteligencia
subversiva, que si no llega a ser suficiente para sortear ese fatal
destino entrópico, al menos servirá para el intento de mejorar la calidad convivencial de
las vidas humanas, así como para prorrogar la existencia de nuestra
especie, aunque solo sea por unos pocos más de cientos de millones de años.
Notas:
(*) En la búsqueda normal acerca de la frase "la propiedad os hará libres", el buscador de Google no sabe ni contesta y remite a la frase original de los Evangelios. Sin embargo, su Inteligencia Artificial dice lo siguiente:
"Esta frase no tiene un origen único ni una autoría establecida, pero ha sido utilizada en distintos contextos críticos, políticos y económicos como una ironía o crítica al capitalismo, al neoliberalismo o a la ideología de la propiedad privada como base de la libertad individual. Contextos comunes de uso:
Crítica al neoliberalismo: En este contexto, la frase "La propiedad os hará libres" se utiliza para cuestionar la idea de que la propiedad privada es el fundamento esencial de la libertad. A menudo se critica cómo en sistemas capitalistas modernos se considera que solo quienes poseen propiedad (tierras, capital, medios de producción) tienen verdadera libertad de acción o seguridad.
Referencias filosóficas y marxistas: Desde el marxismo, se ha señalado históricamente que la propiedad privada de los medios de producción es una fuente de desigualdad. Por eso, algunos usos de la frase son una crítica directa a la visión liberal clásica de que la propiedad garantiza libertad.
Uso satírico: También aparece en obras literarias, artículos o discursos como frase satírica, remarcando el contraste entre las promesas de libertad del sistema capitalista y la realidad de desigualdad y exclusión.