lunes, 27 de mayo de 2024

LAS VERDADES DEL BARQUERO

Decirle a alguien “las verdades del barquero” equivale a quitarle la careta, ponerle las orejas coloradas, cantarle las cuarenta, decirle cuántas son dos más dos, o ponerlo de vuelta y media. Se trata de una expresión muy común en la lengua castellana, que se suele utilizar cuando a alguien le toca ser quien diga las cosas como son, hacer de mosca cojonera y expresar claramente lo que otros no quieren decir o ver. Sin embargo, es muy desconocido que tal dicho popular trata de unas verdades que, según cuenta la leyenda, refieren a un viaje en barca ocurrido hace mucho tiempo...pero ¿qué verdades son esas y de qué viaje en barca estamos hablando?…

Hay varias versiones, pero la más corriente tiene su origen en un hecho localizado en la Alta Extremadura, a orillas del Río Tajo, cerca del Palacio de Alcántara, donde un paisano de por allí se ganaba la vida ayudando a los viandantes a cruzar en su barca las turbulentas aguas del río, para ir entre las localidades de Talaván y Casas de Millán. Cierto día, un estudiante le pidió que le llevara "gratis" a la otra orilla, pues andaba escaso de recursos, ante lo cual el barquero le respondió que lo haría de buen grado si conseguía impactarle con tres verdades irrefutables. Y así fue como el estudiante le soltó al barquero toda una retahíla de verdades en forma de refranes: pan duro, mejor duro que ninguno”, “zapato malo, más vale en el pie que no en la mano”, “quien da pan a perro ajeno, pierde pan y pierde perro” o “el que no está hecho a bragas, las costuras le hacen llagas”...y llegado aquí, el estudiante preguntó al barquero: “dime, barquero, si como a mí, a todos pasas gratis, dime ¿qué ganas tú aquí?”, a lo que el barquero respondió: ésta es la mayor verdad que has dicho, porque oficio que no da de comer, tontería es ejercerlo”.

Sea imaginada o no esta leyenda, inspirada en ella fue la publicación en 1.843 de un folleto satírico titulado “Las verdades del barquero” en el que se dice, entre otras, la siguiente sentencia, que hace referencia a la ceguera y supuesta veleidad de las mayorías en las elecciones democráticas:

Ese pueblo, en sus fallos siempre ciego,

hoy eleva en sus brazos a un tribuno,

y en sucio lozadal le arroja luego.

 

  * * * * *

Por otra parte, viene a cuento recordar un texto de Ivan Illich (“El silencio es un bien comunal”), que fuera  leído por su autor, al modo de "las cuatro verdades del barquero, en un congreso, nada menos que en Japón. Lo que sigue es un extracto de dicho texto, en el que los subrayados son de mi exclusiva responsabilidad:

1. El proceso político se resquebraja debido a que la gente deja de ser capaz de gobernarse a sí misma y exige ser conducida: aún más degradante fue la transformación de las personas en miembros de una fuerza de trabajo industrial y consumidores, lo que fue tomado como algo natural. Durante más de cien años la mayoría de los partidos políticos no atinaron a distinguir lo que estaba sucediendo con los bienes comunales. Y tan es así que a día de hoy, la mayor parte de la política anticapitalista sigue ciega a esa transformación, legitimando la transformación de los bienes comunes en recursos productivos.

2. Al menos que tengamos acceso a un altavoz, estamos silenciados: la usurpación provocada por los altavoces destruye ese silencio que durante toda la historia le otorgara a cada hombre y mujer su propia voz.

3. Según las tradiciones occidental y oriental, el silencio es necesario para que surja la persona: los bienes comunales de expresión son tan vulnerables como los bienes relativos al territorio común y, como éstos, pueden ser tan fácilmente destruidos, ahora por la usurpación de los modernos medios de comunicación.

4. A los partidos políticos “anticapitalistas”, esta usurpación les volvió a pasar tan desapercibida como el robo de los bienes comunales relativos al territorio.Y así, no pudieron atisbar el significado y trascendencia de los cercamientos que alambraron la Tierra, alterando para siempre la historia de nuestro mundo, en la dirección autodestructiva que ahora aceleradamente seguimos.

  * * * * *

Hay demasiada gente de izquierdas, digamos "bien intencionada", a la que hoy le vuelven a pasar desapercibidos los cambios radicales que han experimentado la Naturaleza y la Sociedad (o sea, la Política), tras la reciente globalización del viejo orden Mercado/Estado (capitalista en esencia, nacionalista, patriarcal y antidemocrático siempre, sin excepción, en todo lugar y tiempo). Semejante transformación del medio natural y social, tan brutal transmutación "de bien común a recurso productivo", constituye la forma básica de la degradación política y ambiental que caracteriza a nuestra actual civilización estatal-capitalista. Es una degradación que tiene una larga historia, que se reduce a la biografía del capitalismo solo si nos fijamos en la destrucción de la biodiversidad y el equilibrio  ecológico, pero pasamos por alto la destrucción de los modos de vida comunitarios.   Por desgracia, la importancia de esta transformación destructiva ha sido ignorada, o al menos minimizada, no solo por los partidos políticos, de izquierdas y derechas, también por la ecología social o política.

* * * * *

Jhon Berger, comunista declarado, había abandonado el arte, según sus propias palabras: “porque pintar cuadros no era una manera lo suficientemente directa de luchar contra las armas nucleares”. La gracia de la trilogía De sus fatigas” es que se sitúa del otro lado de la acumulación originaria, en un espacio literalmente despreciado por Engels y, en general, poco o nada frecuentado por el marxismo. Retrata el proceso de acumulación capitalista no desde la perspectiva de sus resultados, sino desde el pasado, es decir, desde su origen. Puerca tierra” habla de los que lograron quedarse o bien no pudieron irse del campo a las ciudades, sobre quienes siguieron apegados a sus tierras mientras una exótica civilización paralela (la capitalista) surgía a pocos kilómetros de sus casas. Una vez en Europa” trata de aquellos que abandonaron sus pueblos en un melancólico goteo carente de heroicidad. En “Lila y Flag” acompaña a los que llegaron a la metrópolis tarde para el fordismo, para la escolarización y la seguridad social, y justo a tiempo para la cárcel, la delincuencia y la marginación.  Y, sin embargo,  en “Puerca tierra” nos dice Berger que en esos millones de cuerpos que se cruzan, solitarios en la ciudad, aún reverbera una silenciosa inercia milenaria:  

Despachar la experiencia campesina como algo que pertenece al pasado y es irrelevante para la vida moderna; imaginar que miles de años de cultura campesina no dejan una herencia para el futuro, sencillamente porque esta cultura casi nunca ha tomado la forma de objetos perdurables; seguir manteniendo, como se ha mantenido durante siglos, que la cultura campesina es  marginal a la civilización; todo ello es negar el valor de demasiada historia y de demasiadas vidas. No se puede tachar una parte de la historia como el que traza una raya sobre una cuenta saldada”.

Esa ignorancia la vamos a pagar muy cara. De hecho, creo que ya la estamos pagando, pero ya no será a escala "de clase" (como sucediera durante toda la época del estado "nacional-capitalista-moderno", primero industrial y luego financiera), no, todo indica que en adelante pagaremos esa ignorancia a escala global y de especie.

* * * * *

Y así,  a bote pronto, a mí me vienen a la cabeza unas cuantas obviedades o verdades del barquero: 

1. Que es absurdo llamar "Europa" a un continente que mayormente está ocupado por Asia, tan absurdo como llamar "español" a la lengua propia de Castilla.

2. Que multiplicar panes y peces solo es posible con empleo de imaginación  literaria o muy religiosa. Y además: si sabemos que de donde nada hay nada se puede sacar, no me digan que no es milagro lo que hacen los bancos cada día, eso de fabricar dinero de la nada, o de la deuda, que viene a ser lo mismo, como dijera David Graeber, el antropólogo anarquista Q.E.D., coautor de "El amanecer de todo. Una nueva historia de la humanidad". En todo caso, el dinero (eso que mueve y organiza nuestro mundo), es producido "por arte de birlibirloque",  que es como decir con el arte de birlar, hurtar o estafar con gran destreza, que tal es el significado de birlar y birloque en lenguaje caló...¿a qué extrañarse, pues, por lo que pasa?

3. Que la creencia en el Estado es de orden inequívocamente religioso, radicalmente contraria a la razón  e incompatible con la democracia en cualquiera de sus versiones; porque no se puede ser anticapitalista y demócrata al tiempo que se adora al Estado, que por principio es todo lo contrario, necesariamente capitalista y totalitario, ¿acaso no sobran los ejemplos, es que no bastan los cinco mil años de historia del Estado?  

4. Que empresarios, políticos, banqueros, militares, rentistas y sacerdotes de oficio, entre otros muchos empleos, están sentenciados a desaparecer a la par que desaparece el petróleo,  la energía responsable del sistema-mundo-moderno tal como lo conocemos. Que no se puede seguir ignorando por mucho más tiempo que ni la electricidad, ni todas las energías renovables juntas, podrán sustutuir al petróleo. Que en ese punto se localiza el colapso en ciernes, que lo del cambio climático es a mayores, además  de para distraer al personal y ganar algo de tiempo.

5. Que nada inmaterial es asible y que, por tanto, indiscutiblemente, todo lo que sea inmaterial por definición es inapropiable. Por eso no deja de maravillarme esa burda defensa de la propiedad intelectual, incluso por gente "progresista", más o menos socialista, comunista o anarquista...como si el conocimiento no fuera inmaterial (que otra cosa es su soporte, aunque éste sea digital, o un libro por ejemplo). Y como si, además, el conocimiento humano no fuera un producto necesariamente social, imposible de crear al margen de la sociedad, porque ¿cómo, qué nuevo conocimiento no  procede de uno anterior, previamente transmitido entre personas, sociedades y generaciones?

6. Que yo no lo veré, pero estoy seguro de que en muy pocos años, tanto la Propiedad de la Tierra como el Derecho de Herencia, parecerán costumbres salvajes, propias de primitivas sociedades totalitarias, estatales y capitalistas. Proudhon   tenía razón solo en parte: la Propiedad  es un robo sólo referida a la Tierra y al Conocimiento (los comunales universales)...  ¿pero qué anarquismo es eso de "la Tierra para el que la trabaja"?, ¿es que el capitalismo deja de serlo si lo practica un trabajador?...díganme  ¿para qué puede alguien querer la propiedad de la tierra que trabaja, o de la casa que habita, si puede ser usuario comunal de por vida?, ¿para qué, si no es para especular y perpetuar la sociedad propietarista, o sea, capitalista?

miércoles, 8 de mayo de 2024

DECIR LA VERDAD, CUESTE LO QUE CUESTE

 Quizá me engañen la vejez y el temor, pero sospecho que la especie humana está por extinguirse y que la Biblioteca perdurará: iluminada, solitaria, infinita, perfectamente inmóvil, armada de volúmenes preciosos, inútil, incorruptible, secreta" (Jorge Luis Borges. “Ficciones”, “La biblioteca de Babel”, Cuentos completos).

Así comienza ese cuento de Borges: "El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas. Desde cualquier hexágono se ven los pisos inferiores y superiores: interminablemente. La distribución de las galerías es invariable. Veinte anaqueles, a cinco largos anaqueles por lado, cubren todos los lados menos dos; su altura, que es la de los pisos, excede apenas la de un bibliotecario normal. Una de las caras libres da a un angosto zaguán, que desemboca en otra galería, idéntica a la primera y a todas. A izquierda y a derecha del zaguán hay dos gabinetes minúsculos. Uno permite dormir de pie; otro, satisfacer las necesidades finales. Por ahí pasa la escalera espiral, que se abisma y se eleva hacia lo remoto. En el zaguán hay un espejo, que fielmente duplica las apariencias. Los hombres suelen inferir de ese espejo que la Biblioteca no es infinita (si lo fuera realmente ¿a qué esa duplicación ilusoria?); yo prefiero soñar que las superficies bruñidas figuran y prometen el infinito… La luz procede de unas frutas esféricas que llevan el nombre de lámparas. Hay dos en cada hexágono: transversales. La luz que emiten es insuficiente, incesante".

Ya dije muchas veces que no pienso que seamos algo diferente a la materia de la que está hecha el planeta que habitamos, ni paracaidistas ni extraterrestres; como que no es la Tierra quien corre peligro de extinción, por causa de las salvajadas cometidas por la civilización capitalista; y que somos nosotros, la especie, con nuestra pasividad suicida, quien está haciendo méritos, aceleradamente,  para  desaparecer por el agujero negro del desagüe cósmico, nunca mejor dicho. 

Y que, por tanto, es una bobada ese eslogan político, carente de contenido científico, eso de "salvemos el Planeta". No tengo duda de que somos nosotros, la especie humana quien sí corre tal peligro, y no el planeta  que llamamos Tierra, cuyo destino está ligado al del Universo en su conjunto, por lo que nos da igual cuando se extinga si para entonces no hay nadie que pueda ser testigo. De momento, lo que está en verdadero peligro de autoextinción, o suicidio, es la especie humana.

Según sabemos, por el conocimiento científico alcanzado, nada es para siempre, ni siquiera el Universo, que acabará siendo un lugar inhóspito, frío, sin energía, totalmente apagado, oscuro y vacío. La mayor parte de los astrónomos piensan que ese remoto final del Universo ocurrirá en aproximadamente 1060 años, pero que muchísimo antes se extinguirá la vida. Hacemos la cuenta: si el universo tiene, más o menos, 13.000 años y  mil  millones de años son 109 años, resulta que para el final del Universo queda todavía una cantidad de años que habría que escribir con un 1 seguido de  50 ceros, más o menos...ya ves tú lo que eso puede preocuparnos ahora. 

Sabemos, solo desde finales del pasado siglo XX, que el Universo se expande continuamente y que en vez de frenarse por la fuerza de la gravedad, la expansión (o desmenuzamiento que yo diría), se acelera más y más. Según todos los modelos cosmológicos, el universo se expandirá sin parar y al final se convertirá en un lugar muy frío, sin actividad estelar, en unas condiciones incompatibles con la vida, que además de componentes orgánicos, sabemos que requiere de mucho calor. Pero esa certeza, a la distancia que nos queda, no da para justificar el pesimismo ante el futuro que hoy recorre el mundo; fijaros, si no, en la cantidad de gente de nuestra especie que hoy en día renuncia a tener descendencia: no hay mayor prueba de pesimismo. Y no solo eso, además resulta que somos solo cuatro gatos los que pensamos en otras posibles formas de vida, porque la inmensa mayoría ha sido convencida de que no hay ninguna alternativa al modo capitalista de vivir que llevamos, no porque éste sea el mejor, sino porque es el único modo de vida posible al interior de los Estados  a los que pertenecemos obligadamente...¡y resulta que somos nosotros los pesimistas!


Yo soy un termodinámico, no un apocalíptico (Manlio Sgalambro, Trattato dell’età)  

En este "Tratado de la Edad" dice Sgalambro que la vejez siempre ha inspirado elegías consoladoras y que en nuestra época, entregada a la idolatría de la juventud, preferimos evadirla o ignorarla. En este duro y sin escrúpulos Tratado sobre la edad, Sgalambro  convierte a la vejez en el centro de una vibrante reflexión sobre la permanente desintegración de las cosas, causada por el trabajo del tiempo - ya que la vejez es el "tiempo duro y horrible, donde anida el secreto de la edad".  

Observador implacable e incisivo, Sgalambro desarrolla en unas pocas páginas   las líneas de una "metafísica de la época que se convertirá en el espejo en el que se reflejará la terrible apariencia de lo antiguo, subvirtiendo muchos fundamentos de la especulación actual. En la edad se muestra objetivada la esencia destructiva del mundo". Sgalambro afirma en esa obra que "el bien no puede fundarse en un Dios homicida" y que   "hacer el bien es negar a Dios, porque, si hemos sido puestos en el mundo como seres mortales y posibles sufrientes,  si querer el bien de los otros es querer que no mueran o no sufran, entonces, querer el bien es estar contra las reglas del universo, o de Dios". Manlio Sgalambro defiende, pues, que cualquier acto de bondad supone la negación misma de un Dios que ordena un mundo propicio al crimen y a la maldad, de ahí que todo intento ético suponga la negación del plan divino. Y, por tanto, su conclusión vendría a ser que todo acto de bien contiene la más absoluta negación de Dios, por lo que no son comparables este absoluto mal metafísico con el mal social, que  a su lado es apenas una bagatela.

"Invitación al Viaje" es el título de un poema de Charles Baudelaire (Las flores del mal, 1857), que fue reescrito por Manlio Sgalambro y luego convertido en letra de una canción de Franco Battiato. Invitar a alguien a viajar, como dice el mismo Battiato, significa invitar a abandonar sus clichés, o mejor dicho, constituye una renuncia esencial para empezar el camino hacia la reflexión filosófica.Esta es esa letra:

Te invito al viaje,
en aquel país que se parece tanto a ti.
Los soles lánguidos de sus cielos nublados,
tienen para mi espíritu el encanto
de tus ojos, cuando brillan ofuscados.
Allí, todo es orden y belleza,
calma y deleite.
El mundo se adormece en una cálida luz
de jacinto y de oro.
Duermen perezosamente los navíos vagabundos,
llegados de todas las fronteras
para satisfacer tus deseos.
 
En la mañana yo escuchaba
los sonidos del jardín,
el lenguaje de los perfumes
de las flores.
(M. Sgalambro-F. Battiato) 

Invito al viaggio  (Invitación al viaje)   Te invito al viaje,
en aquel país que se parece tanto ati.
Los soles lánguidos de sus cielos nublados,
tienen para mi espíritu el encanto
de tus ojos, cuando brillan ofuscados.
Allí, todo es orden y belleza,
calma y deleite.
El mundo se adormece en una cálida luz
de jacinto y de oro.
Duermen perezosamente los navíos vagabundos,
llegados de todas las fronteras
para satisfacer tus deseos. 
  En la mañana yo escuchaba
los sonidos del jardín,
el lenguaje de los perfumes
de las flores.
(Traducido del francés)
(M. Sgalambro-F. Battiato)  

Leer más: https://www.francobattiatoletrasenespanol.com/textos-de-canciones-por-orden-alfabetico/i/invito-al-viaggio-te-invito-al-viaje/
Invito al viaggio  (Invitación al viaje)   Te invito al viaje,
en aquel país que se parece tanto ati.
Los soles lánguidos de sus cielos nublados,
tienen para mi espíritu el encanto
de tus ojos, cuando brillan ofuscados.
Allí, todo es orden y belleza,
calma y deleite.
El mundo se adormece en una cálida luz
de jacinto y de oro.
Duermen perezosamente los navíos vagabundos,
llegados de todas las fronteras
para satisfacer tus deseos. 
  En la mañana yo escuchaba
los sonidos del jardín,
el lenguaje de los perfumes
de las flores.
(Traducido del francés)
(M. Sgalambro-F. Battiato)  

Leer más: https://www.francobattiatoletrasenespanol.com/textos-de-canciones-por-orden-alfabetico/i/invito-al-viaggio-te-invito-al-viaje/

Cuando Manlio Sgalambro relataba los orígenes de su "vocación" filosófica, alegaba la distancia de su pensamiento de las "prácticas académicas y de las filosofías que han convertido al filósofo contemporáneo en empleado del pensamiento." Sgalambro llega a criticar el concepto mismo de cultura, que calificó como "un concepto negativo", haciendo un lúcido análisis de la política contemporánea y de las contradicciones contenidas en el concepto de democracia. 

Pero mejor aún que "Invitación al viaje" y más acorde a su filosofía, me parece a mí el poema 172 de "Las Flores del mal" , de Charles Baudelaire, titulado "El muerto alegre":

 En una tierra crasa y llena de caracoles
Yo mismo quiero cavar una fosa profunda,
Donde pueda holgadamente tender mis viejos huesos
Y dormir en el olvido como un tiburón en la onda.

Yo odio los testamentos y yo odio las tumbas;
Antes que implorar una lágrima del mundo
Viviente, preferiría invitar a los cuervos
A sangrar todas las puntas de mi osamenta inmunda.

¡Oh, gusanos! negros compañeros sin orejas y sin ojos,
Ved cómo hasta vosotros llega un muerto libre y alegre;
Filosóficos vividores, hijos de la podredumbre,

A través de mi ruina pasad sin remordimientos,
Y decidme si hay aún alguna tortura
Para este viejo cuerpo sin alma ¡y muerto entre los muertos!

A Charles Baudelaire (1821-1867), "Las flores del mal" le costaron una condena por ofensa a la moral pública. En Francia fue considerado entre los poetas malditos del siglo XIX, por su vida bohemia y "por la visión del mal que impregna su obra". Se dijo de él que fue el Dante de una época decadente; y con frecuencia se le atribuye el haber acuñado el término "modernidad", para designar la experiencia fluctuante y efímera de la vida en la metrópolis urbana y la responsabilidad que tiene el arte de capturar esa experiencia. Es definitoria su idea acerca de la modernidad: "por modernidad me refiero a lo transitorio, lo fugitivo, lo contingente que constituyen la mitad del arte, lo otro es lo eterno y lo inmutable" (Charles Baudelaire, en The Painter of Modern Life and Other Essays).

Cierto es que la filosofía  puede ayudar a no ser indiferentes, y que puede cortarle las alas a la indolencia y a la apatía, incluso a la pereza intelectual. Pero, como dijera Simone Weil en diversos escritos: "el individuo puede prescindir de la reflexión sobre la injusticia, pero  si cae en el desinterés y la apatía, corre el riesgo de hacerse cómplice de  los mecanismos que permiten la aparición y triunfo de la injusticia".

Para Sgalambro, sólo una conciencia de los límites del mundo y de su final, sólo un pensar desde el fin del mundo, da sentido a la acción ética y social del ser humano. La acción adquiere su sentido cósmico en cuanto se liga al eclipse del mundo, para quien siente el mundo como finito y cobra conciencia de que las estrellas se están apagando, abrazarse al otro en el sentido de una comunidad superior es el gran hecho ético, "es como si nos abrazásemos en un adiós larguísimo, pero inevitable” (Dialogo sul communismo, p. 91). El primer paso de la ética y la política de Manlio Sgalambro consiste, pues, “en ser contemporáneos del fin del mundo” (Dialogo sul communismo, p. 110), “todas las cosas se deben entender a partir del fin del mundo”, de modo que el imperativo cósmico, que está en la base de cualquier reflexión práctica es este: "sé contemporáneo del fin del mundo'”. (Dialogo sul communismo, pp. 114-115), ésta es la única manera posible de alcanzar la certeza de la verdad y el estado de ánimo que propicia la liberación. 

En un Manifiesto a favor del Pesimismo se dice que la filosofía del próximo futuro ha de servir “para enseñarnos a resistir impávidos y solidarios, con ánimo esforzado (que diría nuestro señor Don Quijote) las pruebas que nos mande el destino, es decir: ese mundo que pasa de nosotros y al que le somos completamente indiferentes”. Fue en noviembre de 2020, en plena pandemia, cuando el filósofo Manuel Pérez Cornejo, significado miembro de la sección española de la SIEP (Sociedad Iberoamericana de Estudios sobre el Pesimismo) publicó ese Manifiesto en el que se dicen cosas como éstas:

En una época caracterizada por la posverdad y el predominio obscenamente sofístico de la ficción virtual, creo que el principal reto de la filosofía es el mismo que fue en la época de Sócrates y Platón, a saber: decir la verdad, cueste lo que cueste. Frente a la propuesta posmoderna, inspirada en Nietzsche, según la cual la mentira, el engaño y la ilusión son necesarios para la vida, pienso que hoy más que nunca es necesario aplicar todos nuestros esfuerzos en echar abajo todas las ilusiones, mentiras y falacias sobre las que hemos venido construyendo nuestras vidas a lo largo de las últimas décadas, y decidirnos a vivir a la intemperie de la verdad”.

No es por otra causa el fracaso de todas las revoluciones hasta ahora ensayadas, todas fundadas en un falso optimismo, un autoengaño en espera siempre fallida de una recompensa, por los sufrimientos que conlleva la mera existencia. Si al menos fuéramos "idiotas oficiales”, al estilo de las repúblicas y democracias antiguas, en las que no había disimulo ni engaño democrático, porque allí no decidían ni mujeres ni esclavos, ni tampoco los “idiotas” voluntarios que hoy diríamos pasotas y abstencionistas. Al menos entonces no había engaño y solo decidían los poderosos -propietarios, sacerdotes, militares y comerciantes-, y los otros, el resto, nada tenían que ver en la mentira de unos asuntos “públicos” que en realidad son asuntos del Estado y por tanto ajenos a nosotros, los pequeños propietarios de un pisito, asalariados contemporáneos, más o menos felices, esclavos e "idiotas".

Se dice en ese Manifiesto: "Es hora de encarar la verdad. Y la verdad es que todo lo que nos rodea contribuye a la disolución de las ilusiones que, como si fuesen “paños calientes”, nos habían arropado hasta ahora. Hemos asistido al desplome de las ilusiones sociales, económicas, medioambientales, políticas, y recientemente sanitarias, que habían apuntalado nuestro endeble edificio vital, dejándonos desnudos ante una estremecedora evidencia: estamos solos ante un mundo que, como afirma el filósofo italiano Manlio Sgalambro, está en contra nuestra"..."Cuando todos los discursos progresistas, buenistas y justificativos de la existencia nos abandonan, y el mundo entra (una vez más) en bancarrota, solo la filosofía pesimista parece ofrecernos un agarradero sólido e inmutable, por el que no parecen pasar los siglos...El pesimismo que defiendo no debe ser quietista, sino activo, combativo y heroico (como sostenía José Vasconcelos). También aquí me parece que sirve de mucho atender a las reflexiones del citado Sgalambro...una filosofía regida por una decidida voluntad (pesimista) de verdad debe responder, asimismo, a lo que Sgalambro llama "el imperativo del final de los tiempos”...En este sentido, un reto fundamental al que habrá de enfrentarse la filosofía que ha de venir ha de ser enseñarnos a resistir impávidos y solidarios, con ánimo esforzado –como diría nuestro señor D. Quijote– las pruebas que nos mande el destino (es decir: ese mundo -Naturaleza o Tierra-que como el Mercado o el Estado pasa de nosotros, y al que le somos completamente indiferentes).

Y eso es lo que me pasa, que me veo implicado en todos los asuntos humanos y públicos como si el fin de los tiempos fuera inminente. Algo muy potente ha tenido que suceder, en estos años del Gran Confinamiento, para que tenga que decir que estoy muy de acuerdo con ese manifiesto pesimista...alguien que, como yo, tiene merecida fama de optimista irredento.

 

* * *

PD: 

1. Todo ésto era solo para relatar mi reciente afinidad espiritual  con gente como ésta, Baudelaire, Sgalambro, Battiato... y todo por culpa del Gran Confinamiento, que me ha dejado roto y viejo, definitivamente aislado en mi optimismo ontológico, porque, a decir verdad: ¿de qué sirve, qué ganamos con morir por nada?...de ahí que  nos veamos obligados a decir la verdad, cueste lo que cueste.

2.También es verdad que gracias a mi indagación sobre la filosofía pesimista de Manlio Sgalambro, descubro que su amigo el cantante  Franco Battiato (al que tanto admiré), pues resulta que siendo tan pesimista como él mismo, pintaba colores tan vivos como éstos: