Informe 21 horas |
Cualquiera con dos dedos
de frente –y no siendo político profesional ni economista- sabe que el modo
tecnológico que estamos desarrollando aceleradamente en la producción de bienes y
servicios, nos conduce rápida e inevitablemente hacia una situación en la que
el empleo será un bien muy escaso. Tenemos que prepararnos para esa situación
antes que la economía capitalista colapse del todo y nos arrastre al abismo.
Para ello, sería
conveniente considerar propuestas alternativas, razonables y posibles. Desde mi punto de vista, no basta con una reforma laboral, aunque ésta sea tan radical como la reducción a la mitad de la jornada laboral, sino que estamos emplazados a diseñar y desarrollar una alternativa integral al
actual sistema económico capitalista. En próximos artículos iré aportando mi personal contribución al respecto, desde mi propio
criterio y desde la visión de la “democracia comunitaria”, con la idea de avanzar una
propuesta estratégica e integral que, a medio plazo, pudiera complementar la necesaria reducción de la
jornada laboral con otras medidas que la hicieran realmente viable.
Hoy,
por su propio interés, y porque representa una visión innovadora, traigo a este
espacio una propuesta elaborada desde los planteamientos del movimiento de
ecología política. Se trata del informe: “21 horas: por qué una semana laboral más corta puede
ayudarnos a tod@s a prosperar en el siglo XXI”, elaborado por NEW ECONOMICS FOUNDATION, cuya edición en castellano es fruto de la
colaboración de esta fundación del Reino Unido y ECOPOLÍTICA, portal web español constituido como
centro de recursos, estudios y formación sobre ecología política.
Con sus
propias palabras: “El informe pone de
manifiesto la necesidad de tomar a contrapié las propuestas de reformas
laborales y de jubilación que nos empujan a trabajar y consumir cada vez más,
como si el paro, la desigualdad o el agotamiento de los recursos naturales no
estuvieran relacionados. Ante esta
situación, plantea una semana laboral de 21 horas como un ejercicio de
realidad, ante el imperativo de una economía baja en carbono, con una huella
ecológica reducida y de una sociedad adaptada al siglo XXI, donde se prime el
bienestar y la autonomía de las personas sobre la búsqueda permamente del
crecimiento a través de la producción y el consumo en masa. Esperamos que esta
invitación a la reflexión sirva para profundizar en el necesario cambio
sistémico que la justicia social y ambiental reclaman”.