miércoles, 15 de julio de 2015

LA COMARCA





 La Montaña Palentina es la comarca natural que se localiza en la vertiente meridional de la Cordillera Cantábrica, formando parte de la actual provincia de Palencia. Su territorio es colindante con otras cinco comarcas: Páramos y valles (Palencia), Montaña de Riaño (León), Liébana y Campoo (Cantabria) y Sedano-Las Loras (Burgos)
 


Por su fonética, intuimos el origen de la palabra “co-marca”: territorio situado en el límite (marca) con otro territorio; “comarcar” es verbo aún utilizado con el sentido de limitar o marcar los límites de un terreno; y “comarcanos” son los propietarios colindantes. Su evolución semántica es, sin embargo, compleja. En libros antíguos podemos ver que se le daba el sentido de territorio fronterizo. En 1.780, la edición del Diccionario de la Real Academia Española le atribuía el significado de “territorio que comprende un pueblo con todos sus alrededores” (una villa y su alfoz), mientras que en la posterior edición de 1.832 está recogida la acepción más comúnmente usada hasta la actualidad: “división de un territorio que comprende varias poblaciones”.

El término ha evolucionado hasta referirse al “ámbito espacial de escala intermedia entre los ámbitos local y regional”. En un contexto puramente geográfico hay quienes consideran que la comarca es un término del pasado, que aludía a la singularidad histórica de un territorio más pequeño que una región también histórica, de tal modo que hoy carecerían de funcionalidad, dado que los cambios urbanos o las razones económicas han alterado su antigua funcionalidad, al surgir otras formas de diferenciar los territorios. De ahí que haya quien considere que hoy no procede hablar de comarcas sino de otro tipo de espacios territoriales ligados a su actual funcionalidad urbana o económica. 
A finales del siglo pasado, con la creación de las mal llamadas Comunidades Autónomas (que ni son comunidades ni son autónomas), resurge la figura de la comarca como entidad territorial que integra a varios municipios y que se articula normalmente en torno a un centro poblacional en el que se concentran los servicios. No obstante, aunque esta idea de comarca tampoco ha logrado imponerse de manera general, subsiste el concepto general de comarca definido en el siglo XVIII, entendida como territorio articulado en torno a un centro de servicios, que nos remite a los centros de mercado urbanos como origen de las comarcas.


Yo tengo un criterio mucho menos técnico, que es el de “paisanía”, empleado por la gente de los pueblos, por el que se reconocen como paisanos todos aquellos que se sienten unidos a un territorio, por razones de trato y proximidad, gente que habita el mismo paisaje geográfico, el mismo “país”. En buena parte del medio rural de la península ibérica aún pervive esta idea de paisanía. Y en Francia está muy extendida la denominación de “pays” aplicada a territorios que aquí llamaríamos comarcas. El “payés” catalán tiene esa misma raíz y concepto. Este es el criterio que yo prefiero, no impuesto por administración alguna sino generado a partir de la experiencia vital y el propio reconocimiento de la gente que habita el territorio. 
 
El territorio comarcal es la base natural y común en la que se producen las relaciones sociales, políticas, económicas y emocionales entre los individuos que lo habitan. En el ámbito comarcal tienen lugar la inmensa mayoría de estas relaciones, en las que a diario se concreta y desarrolla la mayor parte de la vida. La comarca es, por tanto, también el ámbito político propio para el autogobierno de la comunidad que convive en un país o comarca. 

Los vínculos emocionales y económicos con el paisaje común y con la historia común producida en las relaciones sociales de vecindad, resultan fragmentados y hasta anulados si la población carece de plena capacidad política, como sucede hoy en los territorios cuyas instituciones municipales son apéndices dependientes de decisiones administrativas y políticas ajenas a la comunidad. Lo común se reduce así a una parte convivencial mínima, sin la dimensión política de la autonomía y el autogobierno (eso y no otra cosa es la democracia), la “comunidad” es una ficción administrativa, sea cual sea su tamaño territorial... comarcal, regional, nacional o europeo.

En todo caso, cuando llegue el momento de constituir la comunidad autónoma comarcal, será a los paisanos y paisanas de los pueblos del territorio a quienes les corresponda decidir, soberanamente, el ámbito territorial de su propio país o comarca.


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