Creo que el presente ya está diseñado y que sólo podemos
intervenir en el diseño del futuro. Y creo que a pesar de las inmensas dificultades, en esta tarea podríamos disponer de cierta ventaja sobre el capitalismo, nada interesado por el futuro y
exclusivamente concentrado en el corto plazo, es decir, en el presente.
Lo que sigue son unas pinceladas prospectivas, que comparto públicamente a modo de “munición
para disidentes”, plagiando el título de
un libro de Tomás Ibáñez, psicólogo social, catedrático e histórico activista
libertario. A esta propuesta la denomino “democracia
comunitaria”, pero también podría llamarse de otra manera, si alguien encuentra
una denominación más acertada. La resumo como una propuesta de organización
social basada en los principios morales
de libertad, autonomía, igualdad y fraternidad (¡LAIF!). Como armazón de la misma
propongo tres ideas-fuerza:
A. La
Tierra es
patrimonio de toda la humanidad y la actual apropiación privada del suelo y sus recursos es el principal
obstáculo para la igualdad de las
personas y para el progreso comunitario, haciendo imposible la gestión sostenible de
los recursos naturales y perpetuando la amenaza a la supervivencia de la especie humana.
B. La
Democracia sólo
es digna de tal nombre si no excluye a las personas e integra las
tres dimensiones básicas de la igualdad: social, económica y política.
C. La
Participación
democrática sólo es real si es directa y local, es decir, sin delegación de
poder y ejercida en el ámbito comunitario y vital de las personas.
Municiones:
1. Demografía. En el próximo futuro, hablar de jubilación y de pensiones no tendrá sentido,
porque viviremos no menos de ciento
veinte años de media. La eutanasia voluntaria será una práctica normalizada. La
población mundial habrá frenado su crecimiento y nos estabilizaremos en torno a
los ocho mil quinientos millones de personas, ya que a partir de entonces nos
regiremos universalmente por una ley demográfica de sustitución, según la cual
nacerá un sólo niño por cada persona que
muera. El sistema productivo y de trabajo, será radicalmente diferente y adaptado a estas nuevas circunstancias.
2. Regimen de propiedad del suelo y de los medios de producción. El
suelo y sus recursos naturales serán de propiedad universal y, por tanto,
pertenecerán al conjunto de las generaciones humanas, presentes y futuras, si
bien su administración le corresponderá a las comunidades locales (metrópolis,
ciudades y comarcas).
Pagaremos a nuestra comunidad por el uso del suelo (residencial, productivo o comercial) y
este pago constituirá la base presupuestaria de la renta básica, igualitariamente distribuida
entre toda la ciudadanía.
Desaparecerá el derecho de herencia referido
a la tierra, sólo será legítima la herencia del derecho de uso. El actual derecho de propiedad privada (inmobiliaria y de medios de
producción) será considerado como transitorio, prescribiendo a la muerte de sus
actuales titulares. Las empresas serán de propiedad privada-colectiva, compartida por todas las personas que intervienen en el proceso productivo con la aportación de su trabajo, de conocimiento y
capital, teniendo derecho al reparto equitativo de sus resultados, positivos o
negativos, en proporción a sus respectivas aportaciones.
3. Organización del sistema productivo. Conocimiento, trabajo y
capital son los factores básicos del
proceso productivo. La participación de las comunidades locales en la
producción estará garantizada cuando sea comunitaria la propiedad del suelo en el que se desarrollan las
actividades productivas.
El capital financiero sólo puede ser generado por el trabajo de las personas junto con su conocimiento o capital cognitivo.
Siendo el conocimiento y el capital una
construcción comunitaria, la participación en la propiedad de los medios de
producción está legitimada por la aportación del trabajo personal, que
constituye la única fuente legítima de propiedad privada.
La democracia comunitaria
será incompatible con cualquier práctica de economía especulativa. Ésta será
considerada antisocial y delictiva.
Las personas dispondrán de diferentes
opciones de ingresos para su economía
individual:
*1. La renta comunitaria básica,
orientada a cubrir las necesidades elementales de subsistencia.
*2. La participación en una
empresa (colectiva o comunitaria).
*3. El trabajo autónomo realizado
como actividad productiva individual por cuenta propia o ajena.
*4. El trabajo autónomo orientado
al mercado de intercambio directo (trueque), de carácter no fiscal.
*5. La producción autónoma de
alimentos y energía para el autoconsumo.
4. Renta comunitaria. Todas las personas tendrán asegurada su
supervivencia a través de una renta básica de por vida, aportada por la
comunidad en la que vivimos. Dicha renta tendrá su origen en el impuesto por el
uso que personas y empresas hacen del suelo. Este impuesto sustituirá a muchos
otros impuestos actuales. Junto al
impuesto de consumo (IVA) constituirá la base del presupuesto de las
comunidades locales.
5. Presupuesto público. Estará formado por los ingresos procedentes de tres
impuestos generales y únicos:
*1. Uso del suelo.
*2. Valor añadido,
al consumo de productos y servicios.
*3. Tasa de cofinanciación de servicios comunitarios secundarios.
La distribución del gasto se parecerá a la siguiente:
*30% para la renta comunitaria (renta
básica de ciudadanía) que percibirán todas las personas mayores de 14 años
censadas en la comunidad local (menores y otras personas dependientes
percibirán el 50%).
*30% para los servicios primarios (Seguridad, Justicia, Salud, Educación, Economía
Productiva, Urbanismo, Patrimonio, Banca, Administración Federal y Relaciones
Solidarias).
*10% para servicios secundarios (el resto de servicios).
*10% para fondo de reserva.
*10% para cofinanciación de las
administraciones federales supracomunitarias (regionales, estatales u otras).
*10% para fondo de solidaridad
universal (programas de ayuda al desarrollo y
situaciones de emergencia por
catástrofes).
6. Banca comunitaria: moneda, ahorro y crédito. En el contexto de
una economía social, la banca privada
carece de todo sentido, siendo considerada necesariamente como un
servicio público fundamental, prestado por la comunidad local.
El dinero es la herramienta de
intercambio en el mercado de productos y servicios, siendo necesario erradicar
las dos características más negativas del sistema monetario actual: su
producción privada (lo producen los bancos a partir de la deuda) y su anonimato, que favorece un uso delictivo. El dinero será producido por
la banca comunitaria y será una herramienta totalmente transparente, adoptando
tecnologías telemáticas que dejen huella de todas las transacciones a partir de
un mínimo gasto significativo. Coexistirán las monedas locales con una moneda internacional. El ahorro de las
personas y la inversión de las empresas constituye el principal activo de la
banca comunitaria. El crédito será un
servicio público orientado a facilitar la financiación de actividades
económicas individuales o colectivas, sin ánimo especulativo y con la
garantía de toda la comunidad local.
7. Poder, sistema electoral y de gobierno. En las democracias
comunitarias todo el poder lo ejercerá la comunidad local organizada en asamblea,
compuesta ésta por todo el cuerpo electoral (personas censadas mayores de 14
años). La asamblea posee todo el poder de decisión en todas las materias y
campos de actividad que conciernen al gobierno de la vida comunitaria. La administración
será ejercida por un cuerpo de funcionarios bajo la dirección de cargos
electos, cuya función no es otra que la de dirigir la ejecución de las
decisiones previamente debatidas y aprobadas por la asamblea.
Para lograr la máxima
operatividad, el funcionamiento de la asamblea incorporará todas las
tecnologías que faciliten al máximo los mecanismos de participación ciudadana
y se regirá por el principio del interés
directo, es decir, que estará constituida por las personas que se sientan
afectadas por las decisiones a tomar. Así, de modo ordinario, estará
constituida por la totalidad del cuerpo electoral (integrado por las personas censadas mayores
de catorce años) para los asuntos considerados de interés general, como
elección de cargos, aprobación de presupuestos, o aprobación de leyes y normas fundamentales,
de carácter general; y para el resto de decisiones, la asamblea estará
constituida por todas aquellas personas, previa y voluntariamente
inscritas, que se consideren afectadas
por los asuntos a decidir, concretados éstos en las diferentes áreas en las que
se organiza el gobierno de la comunidad local (Por ej: seguridad, hacienda,
justicia, salud, educación, producción, vivienda, patrimonio, banca,
administración federal y relaciones solidarias). Las candidaturas serán abiertas
y a título personal, al margen de la
adscripción política o de otro tipo. Todos los cargos serán permanentemente
revocables por la asamblea.
Los gobiernos federales
(regionales, estatales u otros) administrarán las competencias delegadas por
las asambleas de las comunidades locales. La elección de sus cargos se
producirá en las respectivas asambleas de las comunidades locales integradas en
la federación correspondiente.
8. Las religiones y los partidos políticos. Las religiones se
apropian del universal sentimiento de
fraternidad en interés de una creencia
mágica y tribal, mientras que la institución política partidaria se apropia de la democracia y la falsea
instaurando el poder de minorías oligárquicas que impiden la participación de las personas y, por
tanto, el desarrollo real de la democracia. Las organizaciones
religiosas y partidistas serán respetadas por las democracias comunitarias como
cualquier otra asociación ciudadana,
mientras no atenten contra los derechos individuales y comunitarios de la
ciudadanía, aún siendo negativamente consideradas por su nefasta trayectoria histórica, favorecedora de la
fragmentación social, el desorden y el
enfrentamiento.
9. Urbanismo y democracia. Viviremos en ciudades más pequeñas y
en menos núcleos rurales, pero más
grandes, para avanzar hacia un equilibrio poblacional y territorial. Nuestra
organización social, económica y política tendrá lugar en los lugares en los
que vivimos, en las comunidades locales (metrópolis, ciudades y comarcas), que
dispondrán de formas autónomas de gobierno, con todas las competencias autogestionadas
mediante la práctica de democracias directas. Las organizaciones territoriales
complejas, como provincias, regiones, estados u otras de carácter
internacional, de existir en el futuro deberán ser reconstruidas
federativamente, por voluntad y acuerdo de las comunidades locales.
Viviremos en casas edificadas
sobre suelo de propiedad pública, a las que tendremos acceso garantizado por la
comunidad y para toda la vida. Sólo podrá ser heredado el derecho de uso, ya
que su propiedad será comunitaria. El derecho de propiedad individual se
extingue con la muerte de su titular.
La movilidad laboral y residencial será una característica
habitual de los nuevos tiempos. Las casas del próximo futuro estarán diseñadas
para incorporar funciones productivas y sociales que posibiliten el máximo de
autonomía personal: en la producción de alimentos (en huertos comunitarios)
y energía (térmica y eléctrica, para la
vivienda y para el transporte personal), en la realización de actividades
económicas de autoempleo (trabajo autónomo realizado en la propia vivienda)
y en la generación de espacios sociales
de autoyuda (cuidado de enfermos, atención a niños, ancianos y personas
dependientes, realización de actividades culturales, educativas, deportivas, de
ocio, etc)
El urbanismo del próximo futuro
estará orientado a generar cohesión social, a promover el ejercicio de la
ciudadanía y el sentimiento comunitario, abandonando para siempre la actual
tendencia guiada por la especulación urbanística y asentada sobre arquitecturas
que promueven el aislacionismo, la exclusión
social, la ineficiencia económico-energética y el desorden individualista.
10. Definición y estrategia de transición. Para avanzar hacia la democracia comunitaria será
necesario crear un movimiento político y cultural de naturaleza asamblearia -¿Vía
Comunitaria?-, orientado a derrotar al actual sistema capitalista por
sustitución pacífica y progresiva, a través de múltiples vías, generando
alternativas propias en todos los campos de la vida social, cultural y
comunitaria.
Para ello, considero fundamental
la vía política, participando electoralmente sólo en los comicios locales, con
candidaturas de colectivos ciudadanos asamblearios. Estas candidaturas locales
presentarán un programa político a largo
plazo (visión), que presente nítidamente la propuesta de democracia
comunitaria y que, por tanto, haga visible la dirección alternativa a seguir,
junto con los objetivos finales
propuestos. Y actuarán según un programa político a corto y medio plazo (misión),
con inequívocas propuestas transitorias
(objetivos a corto plazo) de democracia comunitaria, pedagógicamente enfocadas hacia los objetivos finales.
Este movimiento, sin adscripción
a ninguna corriente política, reconocerá su inspiración en el pensamiento
libertario anarquista, entendido éste como aversión y rechazo radical a toda
concentración de poder (social, económico y político), incluyendo la ejercida
bajo regímenes de capitalismo estatal, autodeclarados socialistas o comunistas,
así como la ejercida bajo los actuales y
predominantes regímenes capitalistas de pseudodemocracia, excluyente y oligárquica.
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