viernes, 18 de junio de 2021

PODRÍA SER EL FINAL DEL NEOLÍTICO, PERO TAMBIÉN DE LA HISTORIA

 

 Admitamos la presunción de “buenas intenciones” en historiadores y políticos. Pero no es ese el problema que tengo con ellos. Admitamos que todos tuvieran buenas intenciones, los que gobiernan, los que se oponen y los que escriben de encargo convenientes versiones de la Historia, todos los que dicen hacerlo “por el bien común”. No lo voy a discutir, lo considero una pérdida de tiempo. La cuestión que me interesa no es esa, es si esas buenas intenciones y sus versiones del pasado son interesadas y funcionales al poder o no, si encubren o desvelan obviedades, si miran el devenir histórico con los ojos de la clase dominante o con los de la gente del común, si ayudan o perjudican hasta hacer impensable e imposible el proyecto de otro mundo mejor,  ese que nunca dejó de aletear en el sueño de todos los humanos.

Por ejemplo, y con referencia a las Historias "oficiales", he llegado a la conclusión de que todas aquellas que excluyen a las sociedades preestatales son malas historias y, además, se las ve el plumero. Pretenden hacernos creer que la sociedad humana comienza y acaba en el Estado, borrando interesadamente en torno a dos millones de años de experiencia social, como mínimo, todos los que siguieron a la extinción de los australopitecos, cuando los nuevos homínidos sapiens dejaron de ser recolectores-cazados para pasar a ser recolectores-cazadores y hasta que éstos se hicieron sedentarios agricultores  a orillas de grandes ríos, como el Tigris, el Éufrates y el Nilo.

Pienso que para una explicación más científica de la historia humana (para mí la Ciencia no es sino un continuado intento de mejorar la explicación de la realidad), sería más acertada y comprensible la presentación del conocimiento histórico con una clasificación del tiempo histórico pivotando sobre la revolución neolítica, sobre el antes y después de las grandes y decisivas transformaciones  que determinaron la evolución de las sociedades humanas desde entonces hasta el presente:

1.Una primera Era Preestatal, la de las sociedades de recolectores-cazadores, organizados en reducidos grupos, que durante cientos de miles de años siguieron a los grandes rebaños de animales salvajes, hasta la revolucionaria invención de la Propiedad, al inicio de una nueva forma de vida agrícola y sedentaria, en grandes grupos humanos, con la que diera comienzo el nuevo tiempo denominado Neolítico.

2. Y otra Era Estatal, la que desde entonces -hace poco más de diez mil años- se alarga hasta el tiempo presente, sin que conste en ese intervalo ningún registro histórico que signifique  modificación sustancial de las originales y trascendentales innovaciones neolíticas: la propiedad de la tierra, la herencia, el patriarcado, las ciudades, el trabajo, la servidumbre, la esclavitud, la democracia, el mercado...y el Estado como armazón y compendio de todo ello.

Tal es la trascendencia de la revolución agrícola que inaugurara esta era neolítica en la que aún estamos  que, a mi entender, así se explica mejor la historia humana, así organizada, en esas dos Eras que me atrevo a proponerle a la ciencia académica. Podemos constatarlo a partir de sus efectos, que tienen tal alcance que, al menos a mí, me llevan a considerar que desde entonces no hemos vivido otra verdadera revolución que la neolítica, tan sólo reformas puntuales y más o menos radicales, pero todas ellas como cambios o revueltas menores, y todas siempre dentro de la misma continuidad de la mentalidad  propietaria (*) y del mismo Orden, neolítico o estatal, como queramos llamarlo.

  La Era Neolíca o Estatal,  iniciada con el "derecho de presura" (derecho de propiedad o apropiación de la Tierra) (**)

Con la agricultura surge un nuevo concepto de  relación con la naturaleza y con la sociedad: el derecho de propiedad o de apropiación de la tierra. Hasta entonces, los grupos humanos, de no más de treinta o cuarenta componentes, se movían siguiendo las migraciones de los grandes rebaños de animales salvajes, al tiempo que recolectaban plantas y frutos silvestres que fueran comestibles. El sentido de propiedad no podía surgir, referido a la tierra, con esa forma de vida itinerante; si, acaso, la propiedad solo podía ser aplicada a las armas de caza, a las pieles que servían de abrigo y a los pequeños enseres que pudieran portarse en los largos desplazamientos. Pero la práctica agrícola cambió radicalmente este modo de vida nómada. El cultivo de plantas y la cría de animales domésticos exigía trabajo y presencia continuada en la parcela de tierra cultivada, por lo que allí se instalaba una cabaña estable y, al lado, un redil donde cerrar a los animales domesticados. Acababa de inventarse el concepto de propiedad como “derecho” a la apropiación privada de la tierra (y pública o estatal más tarde). 

Veremos, cómo no tardando, este sistema de cultivo y domesticación acabará incluyendo a individuos de la propia especie, aplicando esas nuevas técnicas a su crianza, así estabulada y más productiva. No sucedería de repente, sería un proceso al que se fueron incorporando, en oleadas, nuevos pequeños grupos de nómadas recién llegados a los lugares de cultivo.

Derecho de herencia o de transmisión del derecho de apropiación de la tierra. La cría de los hijos limitaba la capacidad de trabajo y también reducía el tiempo que las mujeres podían dedicar a las tareas agrícolas. Así se perfila una nueva división social del trabajo y acaba siendo cabeza y titular de la propiedad el “padre y varón" de más edad dentro de cada grupo. El mantenimiento y continuidad de la propiedad precisaba de un nuevo derecho subsidiario para la transmisión “legítima” de la propiedad, que siguiera la línea genética del varón-padre y titular de la propiedad. Se daban las condiciones para la instauración del patriarcado.

El patriarcado o exclusión en el dominio de la tierra de las mujeres y de la mayoría de los hombres. La nueva legitimidad construida a partir de los derechos de propiedad y de herencia, excluye necesariamente a las mujeres, porque a partir de esa lógica patriarcal, las mujeres son tomadas "en propiedad" para  asegurar así que sus criaturas fueran “legítimas”, es decir, propias del varón propietario y, por tanto,  "legítimas" herederas de la propiedad.

El trabajo como actividad servil y la esclavitud como condición “natural” de los desheredados o no propietarios. Mucha gente empezó a quedar excluida del acceso a la propiedad de la tierra ya desde el principio. Quedaban excluidos de la propiedad todas las mujeres y todos los hijos menores y,  a medida que nuevos pobladores llegaban al lugar ya no quedaban parcelas sin cultivar o las que quedaban eran baldíos, de mala calidad, por lo que todos ellos, desheredados y nuevos pobladores sin tierra, se veían obligados a ofrecerse como siervos o esclavos al servicio de los propietarios más pudientes. Criados y esclavos incrementaban la producción y permitían al propietario vivir sin trabajar y acumular más tierras en propiedad.

Las grandes aglomeraciones urbanas, en las que se inicia la división del trabajo social junto a la normalización de la moneda y los mercados, son el modelo del hábitat neolítico-estatal (capitalista con el paso del tiempo). La concentración de población en los lugares más fértiles donde prosperaba la producción agrícola, generó nuevas dinámicas sociales y económicas, dando lugar a muchos y nuevos trabajos especializados, realizados en pequeñas industrias artesanales, haciéndose más complejos los sistemas de intercambio, normalizándose el uso de monedas y el establecimiento de talleres, comercios y mercados en esas grandes aglomeraciones urbanas.

La democracia y la categoría de “ciudadanía”. Desde los inicios de la Democracia en la Grecia del siglo VI a.C, sólo eran considerados “ciudadanos” los propietarios. La democracia fue desde esos inicios el sistema de gobierno en el que participaban exclusivamente estos ciudadanos-propietarios, quedando excluida la mayoría de la población, integrada por mujeres, siervos, esclavos y extranjeros.

El Estado como sistema social-económico-político y militar al servicio de la Propiedad. Basado en la alianza de los propietarios para la defensa armada y legal de sus propiedades, como del “estatus” social, económico y político-militar derivado de su condición de clase propietaria y socialmente dominante.

La competencia por la propiedad como motor de la economía ciudadana, estatal y de mercado. Poco a poco, quedaron definitivamente sentados los principios y mecanismos por los que la competencia por la propiedad y por su acumulación se convirtieron en fundamento de las sociedades neolítico-estatales. Con el mercado, se convertía en potencial mercancía:  todo producto del trabajo humano y toda actividad humana, incluyendo el propio trabajo y hasta los propios seres humanos "trabajadores" enseguida serán manejados como mercancía.

El dinero como sistema simbólico de valor y de suma utilidad para la acumulación de "capital". La invención de la moneda como valor de cambio, probablemente tuvo en la sal su primer uso, de ahí el orígen antiguo de los conceptos “salario” y “trabajo asalariado”(***). Con sus posteriores formas, de metal, papel y digital, el dinero se convertía en propiedad móvil y acumulable, hasta llegar a su desarrollo contemporáneo como capitalismo financiero, sistema que convierte al dinero en “producto” por sí mismo, sin necesidad de “representar” el valor de una mercancía concreta, sino abstracta. El sistema estatal-capitalista puede producir, acumular, alquilar, comprar y vender dinero con más facilidad, ventaja y beneficio  que cualquier otra mercancía.

El dinero y la competencia por la propiedad como principal forma de relación social. Al ir ocupando todas los espacios de la actividad humana, el dinero y la competencia por la propiedad se fueron convirtiendo en la principal forma de relación social, aislando a los individuos en esa competencia y desactivando toda posibilidad de convivencialidad y comunidad, favoreciendo aceleradamente la conversión del individuo medio en un ser asocial, al que ya reconocemos como la nueva especie homo economicus, funcional al nuevo orden social del neolítico, mercantil-estatal.

El conocimiento y la técnica como ventajas en la competencia por la propiedad de la tierra y para el dominio de la sociedad. La propiedad de la tierra, junto al dinero y al poder derivado, permitieron comprar, junto al trabajo humano, los saberes, la creatividad y las aplicaciones técnicas resultantes de la experiencia y el ingenio, tratados como mercancías, haciendo de esta apropiación del conocimiento y la tecnología, una ventaja competitiva esencial para el desarrollo del sistema productivo, para el mantenimiento del poder estatal-capitalista y, a la postre, para disponer del control social.

Así quedó establecida la fundamentación del orden propietario, estatal y capitalista, como sistema “natural”, de competencia “natural”, a imitación de la “natural” ley de la selva. Esta naturalidad es una de las principales razones del éxito de la revolución neolítica que inaugurara la Era Estatal en la que todavía estamos, ahora en su máximo apogeo y sin que lleguemos a vislumbrar un posible final y un posible tránsito hacia una nueva Era Postneolítica o Postestatal...a no ser que se cumpla la profecía de Francis Fukuyama y resulte que este tiempo en el que vivimos no sea otra cosa que un presente contínuo e interminable.

& & &

 


Si tuviera que elegir una imagen representativa de esta Era Neolítica, elegiría la estela en piedra con forma de falo en la que está grabado el Código de Hammurabi.  Repasemos todos los grandes cambios y revoluciones acaecidas durante esta era, la sucesión de imperios y las épocas que marcaron, repasemos sus Edades, antígua, media, moderna y contemoránea, las grandes "revoluciones" sucedidas, sociales, políticas, científicas, tecnológicas y económicas, y veremos que avanzado el siglo XXI, los contenidos de la primera gran revolución neolítica, la que se desencadenó a partir de la impronta que dejara la invención de la "propiedad de la tierra"no solo siguen presentes y actualizados en este siglo XXI, sino que se han ampliado y perfeccionado con nuevas técnicas de dominación. Ahí siguen, bien presentes y actuales: la propiedad de la tierra, la herencia, el patriarcado, las ciudades, el trabajo, la servidumbre, la esclavitud, la democracia y el mercado capitalista...y el Estado. 

Por todo ello, éste es un alegato contra toda forma de apropiación de la tierra. Soy bien consciente de que la historia es irreversible y de que en ninguna época pasada hubiera podido tener una mínima credibilidad este alegato, ni la propuesta que le acompaña. Pero hoy tiene todo el sentido del mundo, cuando la sociedad humana en su conjunto empieza a ser consciente del agotamiento de esta era neolitica, con el presentimiento de estar colgada al borde de un abismo existencial recién abierto; con la presunción de que no cabe, dentro de esta era, esperanza alguna de solución ética, ni ecológica, ni tecnológica, no si no empezamos, a imaginar al menos, la posibilidad de una segunda revolución integral que deje atrás esta Era Estatal, en la que estamos como atrapados en un bucle y como a punto de inaugurar un futuro inexistente. Siquiera, podríamos imaginar una tercera era de la historia humana, una postneolítica.

Mientras lo pensamos, el sistema neolítico-estatal postmoderno nos tiene preparado su verde y tecnológico proyecto transhumanista, con el que prevee ampliar y mejorar su modelo productivo y de control social, para hacerlo más “sostenible”, no limitándose a la domesticación de plantas y animales,  incluyendo, como siempre hizo, a la propia especie humana, pero ahora con un manejo del desarrollo tecnológico y sus aplicaciones eugenésicas que permitirán el control genético y demográfico de la población mundial, su saneamiento y su crianza selectiva, a fin de criar solo humanos sanos y conformes, más útiles y productivos, pero los estrictamente necesarios.

Que nos abrume la dimensión y complejidad de un proyecto alternativo a esta distopía final de la Era Neolítica, no sirve de escusa para cerrar los ojos ante la trágica e inédita realidad del momento que vivimos, para el que no tenemos antecedentes de referencia, nada a lo que agarrarnos que no sea nuestra propia conciencia y nuestra experiencia histórica, con sus aciertos y errores. Sin olvidar que también contamos con la poderosa herramienta del conocimiento y del ingenio humano, de la ciencia y la técnica, a condición de emplearlos en modo que no sea  repetitivo de los perversos efectos ya conocidos.

Podríamos empezar, por ejemplo, poniéndonos de acuerdo en un Pacto Global del Común, y con esta base ir creando nuevos espacios comunales, de vecindad y paisanía, de autonomía y soberanía comunitaria, en redes de ayuda mutua y mancomunidades, en todas las escalas territoriales hasta la global. Algo así como Ayuntamientos Comunales situados al margen, en paralelo y frente a los actuales  ayuntamientos oficiales, los estatales y propiamente neolíticos. Para ello, en anexo adjunto planteo un posible modelo de procedimiento democrático y de básica estrategia.

Lo que estoy planteando es la necesidad ineludible de resetear la historia humana desde sus orígenes neolíticos, pero haciéndolo desde el sitio del siglo XXI, a la altura del conocimiento y la experiencia acumulada en los siglos pasados. Una revolución integral que no se vea abocada y obligada a arrasar con todo el conocimiento y con todas las experiencias humanas positivas que lograron sobrevivir - aunque fuera en segundo plano y cooptadas -  a lo largo de la Era Estatal desde su orígen neolítico. Hablo de una revolución que lejos de repudiar el conocimiento científico, se proponga reconducirlo. De una revolución ética, ecológica y estética, científicamente avanzada, a la altura de las nuevas ciencias biológicas y físicas, simbióticas y cuánticas, una revolución ocupada en los efectos reales del conocimiento en la Naturaleza y, por tanto, en la naturaleza convivencial de nuestra especie, en nuestra experiencia vital,  antes y mejor que perder tiempo y energía en artificiales disquisiciones filosóficas de exclusiva orientación teórica, ontológica y esencialista.

Notas:

 (*) Una mentalidad es algo más que un forma de pensar y más que un pensamiento individual o colectivo. En el sentido que le diera el historiador Jacques Le Goff, es una idea que, sea a fuerza de costumbre o por costumbre de la fuerza, actúa desde el subsconciente, como substrato psicológico, que pasa desapercibido, pero que acaba normalizando la idea inicial, determinando pensamientos y conductas. A eso me refiero cuando digo "mentalidad propietaria".

 (**) El imperio romano incorporaría el "derecho de presura" considerado como derecho de conquista en las invasiones militares de nuevos territorios.Los soldados que optaban por quedarse como colonos en esos territorios gozaban de ese derecho. Los primeros reinos visigodos o cristianos de la península ibérica, tras la invasión musulmana del siglo VIII, adoptaroin este mismo derecho romano para conceder propiedades a nuevos colonos en su avance militar, derechos que serían sancionados como carta-puebla y que derivarían más tarde en los privilegios reales que conocemos como fueros.  


(***) Salarium fue una pequeña entrega de sal que se entregaba graciosamente a los siervos y esclavos en Roma, sin que fuera obligación, al modo de propina. El término estaba tan asociado a la esclavitud doméstica que Cicerón  decía que vivir de un salarium era condición indigna de un ciudadano u hombre libre, ya que era propia de esclavos.

 

Anexo: 

 


CONSTITUCIÓN Y ORGANIZACIÓN

PROCESO CONSTITUYENTE
Inicialmente, un mínimo de tres personas mayores de 14 años, adheridas previamente al Pacto Ǵlobal del Común,  con vecindad en poblaciones de un mismo país o comunidad comarcal, son autoconstituyentes de un Consejo. Un mínimo de dos Consejos  son iniciales constituyentes del Ayuntamiento Comunal de su país o territorio.

AYUNTAMIENTO COMUNAL
Es la institución de la autonomía y soberanía de la comunidad popular en cada país o territorio comarcal, sea éste rural (con poblamiento disperso) o urbano (con poblamiento concentrado).  Forman parte del  Ayuntamiento Comunal el conjunto de paisanos y paisanas del territorio, autoorganizados en un proceso radicalmente democrático: 1. Asamblea (órgano legislativo). 2. Consejos (órganos deliberativos)  y 3. Cooperativas (órganos ejecutivos), en el que todos los constituyentes (mayores de 14 años adheridos al Pacto constituyente están obligados a participar con derecho a voto, a diferencia de los no constituyentes, cuya participación es opcional y sin derecho a voto.

ASAMBLEA
Es el órgano legislativo del Ayuntamiento Comunal, que toma las decisiones de gobierno a partir de las propuestas de los Consejos (órganos deliberativos) y que serán ejecutadas por las cooperativas (órganos ejecutivos). En Asamblea, la comunidad expresa y ejerce su autonomía y soberanía plenas aprobando o denegando las medidas que integran la agenda comunal o de gobierno, mediante el cómputo  de los resultados adoptados por el conjunto de Consejos, reunidos éstos en modo Asamblea, lo que hace posible la democracia directa sea cual sea el tamaño poblacional de la comunidad.

CONSEJOS
Son los órganos deliberativos del Ayuntamiento Comunal, libres agrupaciones de paisanos/as por razón de afinidad, vecindad o amistad. Deliberan y votan los temas de la Agenda Comunal. Cada Consejo propone los temas que integrarán la próxima Agenda Comunal. Para hacer posible la presencialidad y máxima participación de todos los componentes, cada Consejo estará integrado por un máximo de ciento cincuenta personas. Cada Consejo elige un/a portavoz, que le representa en la Mesa del Consejo, que actuará como secretaría permanente, responsable de informar, coordinar y preparar cada Agenda Comunal o de gobierno. 

COOPERATIVAS
Son los órganos ejecutivos del Ayuntamiento Comunal, que ejecutan lo decidido en Asamblea. Autogestionan la producción, distribución y administración  comunal de bienes y servicios. Todas las personas de la comunidad mayores de 14 años y adheridas al Pacto Global del Común están obligadas a formar parte de al menos una cooperativa, siendo opcional la participación del resto. En cada población habrá una Cooperativa Vecinal, responsable de ejecutar los trabajos comunitarios correspondientes a cada población que sean coherentes con la Agenda Comunal. El resto de cooperativas serán Comunales de ámbito territorial, por áreas de actividad productiva/distributiva de bienes y servicios, con especial significación de éstas: a) Cooperativa de Hacienda Comunal, que integra los servicios de administración de la renta y la banca comunitaria; b) Cooperativa de Mercado Social, responsable de la distribución interna de bienes y servicios como del intercambio de excedentes con otras comunidades; c) Cooperativa de Salud Comunitaria; d) Cooperativa de Formación y Cultura Comunitaria; e) Cooperativa de Seguridad (policía y milicia comunitaria) y f) Cooperativa de Administración de Justicia.

 

 CONCEPTOS BÁSICOS DEL SISTEMA COMUNAL PROPUESTO 

 

1.PRINCIPIO CONSTITUYENTE DEL PACTO GLOBAL DEL COMÚN Y SU CONTENIDO           -Las instituciones del autogobierno comunitario que denominamos Ayuntamientos del Común o Comunales, tienen a este Pacto como principio constituyente, junto con la libre adhesión al mismo de las personas mayores de edad (catorce años) que convivan en las vecindades de un mismo país, comarca o territorio. Se proponen como acuerdos universales, integrantes de este Pacto los siguientes postulados (1) en forma de declaraciones unilaterales: 

*Del individuo comunitario como sujeto convivencial y político de la transformación integral que se propone este Pacto. Es un sujeto relacional y libremente autoconstruido, en mutua relación de correspondencia y corresponsabilidad con la comunidad de la que naturalmente forma parte y de la que es constituyente.

*De la Tierra y el Conocimiento como Bienes Comunales Universales, respectivamente de la comunidad biótica universal  y de la comunidad humana global. Lo que conlleva la abolición del derecho a la apropiación de la Tierra y del Conocimiento en todas sus formas. 

*De la Democracia Comunitaria como mejor procedimiento para el autogobierno o democracia en comunidad de iguales, superadora de los regímenes totalitarios como de los limitados y perversos sistemas democrático-estatales que hasta hoy han sido dominantes a lo largo de la historia en forma de monarquías y repúblicas. Lo que conlleva la abolición de todo sistema estatal, nacional o internacional, junto con todas las instituciones estatales desplegadas a lo largo de las épocas históricas precedentes, con máxima prioridad  en la abolición de las más principales, de carácter político, militar y mercantil (Partidos, Ejércitos y Mercados), por constituir éstas el principal sustento de la fuerza y dominio totalitario sobre las comunidades y sobre el conjunto global de la población humana.  

*De la ética y la ecología como ciencias directrices de la relaciones de convivencialidad entre humanos, como de la especie respecto a  la naturaleza de la que somos parte inseparable y  más responsable en el cuidado de la biodiversidad y el equilibrio ecológico del ecosistema terrestre.

2.PROPIEDAD Y TRABAJO
-Son Comunales Universales: 1.La superficie terrestre, marítima y atmosférica que sustenta la Biosfera, así como los bienes producidos por la Naturaleza. 2.Los bienes producidos a partir del Conocimiento humano acumulado y trasmitido entre individuos, comunidades y generaciones.
-Son Comunales de Vecindad: los bienes producidos mediante trabajo comunitario-vecinal (local).
-Son Comunales de Paisanía: los bienes producidos con trabajo comunitario-territorial.
-Son Comunales domésticos: los bienes producidos con trabajo comunitario -doméstico (por los cohabitantes de cada casa)
-Son Bienes de propiedad personal: los producidos mediante trabajo individual.

3.RENTA COMUNAL
-Renta Comunal: es el conjunto de lo producido por cada tipo de comunidad (vecinal, paisana y doméstica).
-Renta  Personal: es la resultante de la distribución individual y equitativa de la renta comunal correspondiente en cada tipo de comunidad (doméstica, vecinal y paisana).

4.MERCADO SOCIAL
-Por principio, forman parte del mercado social todos los bienes y servicios comunales, que por estar al margen del mercado capitalista no son mercancías que se puedan vender, comprar, ni alquilar. Solo los excedentes del mercado social podrán ser objeto de intercambio comercial con el mercado capitalista,  mientras éste siga existiendo.

5.MONEDA COMUNITARIA
-Mientras perdure el mercado capitalista, las comunidades autónomas y soberanas manejarán  internamente (mercado social) su propia moneda comunitaria,  en equivalencia y alternancia con la  moneda circulante en el mercado capitalista exterior, solo  en las transacciones  con este mercado.

6.PROGRAMA ESTRATÉGICO BÁSICO
1.Redacción y divulgación del Pacto Global del Común junto con documento explicativo, traducido al máximo de idiomas y difundido masivamente mediante una página web y en redes sociales, bajo la cobertura legal de una asociación, que pudiera ser  la ya existente Asociación del Común.
2.Proceder a la autoconstitución de Consejos y Ayuntamientos Comunales donde ésto sea posible, por iniciativa autónoma de personas adheridas al Pacto Global del Común, cualquiera que sea su procedencia geográfica o ideológica.
3.Utilizar una cobertura “legal” mínima (asociación),  que proteja tanto a la comunidad como a sus componentes de las esperables y seguras agresiones por parte de las instituciones estatal-capitalistas.
4.Actuación política pública, en paralelo y al margen de las instituciones estatales, incluidas las municipales, construyendo espacios de autoformación comunitaria, de autogestión y de ayuda mutua, así como de cooperación con los movimientos sociales en la confrontación con las instituciones dominantes y en apoyo a todas las luchas populares que guarde coherencia con los principios del Pacto Global del Común.                                                                        5.Abordar, teórica y experiencialmente, un nuevo modelo de hábitat, de vivienda y urbanismo comunal, alternativo al modelo de vivienda y urbe estatal-capitalista
6.Ejercer la crítica política sin participación en la contienda electoral.
7.Participación en la contienda electoral exclusivamente local y solo cuando el censo del Ayuntamiento Comunal  sea mayoritario respecto del municipal-estatal, en cuyo caso el poder local estará tomado de facto y podrá ser proclamada la plena autonomía-soberanía de la comunidad, autoconstituida como Ayuntamiento Comunal.                                                   . 

 

Nota y epílogo 

(1) Esta propuesta es una teoría más humilde de lo que pueda parecer a primera vista,  porque admite de antemano su naturaleza de postulado, siempre discutible y perfectible, que reconoce, como entiendo que hace la buena ciencia, estar basada en verdades indemostrables. Sin pretender  dar respuestas imposibles a perennes incertidumbres, imposibles respuestas para el nivel de nuestro limitado conocimiento del universo y la materia, inútiles preguntas del tipo ¿qué hubo antes del Big-Bang, qué es la Nada o a quien se le ocurrió la idea de crear un Universo?. No, por ahí no va la cosa,

-------

En todo caso, pienso que una propuesta como ésta solo puede ser  posible a partir de que se cumplan estas condiciones mínimas: 1. Que quienes logren sobrevivir a la tecnología y a la medicina estatal/capitalista sean capaces de converger con personas y movimientos sociales de todo el mundo, con la suficiente contundencia, masa crítica y una  inteligencia estratégica tan proporcional a su finalidad revolucionaria como a la fuerza a la que se enfrentan. 

De no ser así, sepan quienes de todos modos sobrevivan, que tendrán una "feliz" y  cómoda existencia robótica, libres de memoria y preocupación, perfectamente integrados en el orden final que profetizara Francis Fukuyama como remate de la Historia, una república neolítica y global, tan liberal como socialista, por fin un Estado Perfecto para un tiempo futuro que parecerá siempre presente y perpetuo.  

 

 



 

 

domingo, 13 de junio de 2021

LOS EMPLEADOS O MANDADOS, QUE DICEN NO SER NADIE

 Son empleados los que vierten desechos tóxicos en ríos y océanos.

Son  empleados los que sacrifican vacas y realizan experimentos con monos.

Son empleados los que tiran camiones llenos de comida.

Son  empleados los que están destruyendo la capa de ozono.

Son  empleados quienes observan todos tus movimientos a través de cámaras de seguridad.

Son empleados los que te desalojan cuando no pagas el alquiler.

Son empleados quienes te ponen multas o te encarcelan cuando no pagas tus impuestos o por exceso de velocidad, son empleados los que se llevan tu coche con una grúa.

Son empleados los que te humillan cuando no haces tu tarea o no llegas a trabajar a tiempo.

Son empleados los que ingresan información sobre tu vida privada en algoritmos comerciales e informes crediticios, y los que procesan esa información en los archivos del Estado.

Son empleados quienes ponen exámenes estandarizados, quienes administran los centros de detención de menores y quienes ponen inyecciones letales.

Son empleados los soldados que matan en las guerras, eran empleados los que llevaban a la gente a las cámaras de gas en la Alemania nazi y son empleados todos los soldados que invaden y ocupan otros países.

Son empleados los muertos en todas las guerras, los que son asesinados por terroristas, que a su vez también son empleados, aunque lo sean de Dios, y aunque esperen ser pagados en el paraíso.

(A partir de un extracto de “La mitología del trabajo”, texto publicado en https://crimethinc-com)

 


 ¿A quién no se lo han dicho más de una vez?, cuando hemos protestado ante un funcionario de la administración pública o ante un dependiente de un comercio, de un banco o de cualquier otro tipo de empresa privada: “...oiga, que yo aquí no soy nadie, que solo soy un empleado, un mandado”. 

Y es probable que en nuestros trabajos más de una vez también nos hayamos visto forzados a excusarnos con ésta o parecida frase. Puede costar reconocerlo, pero las empresas o las administraciones para las que trabajamos conforman ese “Sistema” que indistintamente criticamos como Capitalismo o Estado, cuya existencia se sostiene gracias al trabajo de los empleados, sin olvidar que después de la jornada de trabajo seguimos sosteniéndolo, sea como clientes o como contribuyentes.

Trabajando y comprando, pagando facturas o impuestos, en el ocio como en el negocio, cada uno de nosotros ayuda a perpetuar las condiciones del Sistema, el que se nutre con nuestras actividades cotidianas, en el que invertimos prácticamente la totalidad de nuestra vida, con toda nuestra atención, con todas nuestras energías y con todo nuestro ingenio. 

La pregunta es: ¿seguiríamos haciéndolo si tuviéramos otra opción?

martes, 1 de junio de 2021

PISANUBES, SU ESTRATEGIA Y SUS FELICES DISTOPÍAS

 

Uno de los dibujos invisibles de Gervasio Troche

 

Pisanubes (*) es un término que utilizamos por aquí para referirnos a la gente que va de alternativa por la vida, obnubilada y ensimismada en su propio ensoñamiento ideológico, armada con la certeza de que el resto del mundo capitalista no sabe de qué va la cosa, porque están atrapados en su triste realidad cotidiana, comido el coco por la cultura dominante, pero que en cuanto despierten acaban ascendiendo a su idílico mundo etéreo, donde reina la concordia y la alegría y donde ellos, los pisanubes, les esperan con los brazos abiertos. No son solo esos patéticos tardohippies reconocibles por su estética “paz, amor y el plus pal salón”, la tropa es mucho más amplia e incluye, por ejemplo, a los nacionalistas independentistas, cuyo programa político consiste en ir contra el Estado para crear otro Estado, que será infinitamente mejor solo por ser su Estado

Incluye también a todos los urbanitas neoconversos, aquejados de furor hiperforestal e hiperhortelano, convencidos de que el mundo se arregla llenándolo de árboles y yéndonos todos a vivir al campo, uno a uno o en grupitos fraternales, hasta que llegue un momento en que todo el orbe sea mundo campesino, dedicado al trueque de zanahorias ecológicas, gozando de una vida plenamente sana y natural

Son también esa pléyade de tribus multiculturales, ciudadanas del mundo, pobladas por cándidos conspiranoicos y por  gaseosos espiritualistas de variado pelaje, mezcolanza de brutos patriotas cuarteleros, fundamentalistas religiosos y pacíficos practicantes del yoga, del feng shui, del poliamor y de todo lo que sea amor propio, masturbatorio y libre de impuestos; también por animalistas, veganistas y otros cultivadores de todo tipo de disciplinas de autorrealización personal, guiados por económicos tochos de autoayuda y por brillantes asesores espirituales, antes curas o vendedores de crecepelo y ahora llamados coachings. Y me quedo corto, porque son muchos más, ya que el catálogo de pisanubes sigue creciendo exponencialmente.

Confieso que el título que he puesto a este artículo es intencionadamente desacertado. Porque los pisanubes carecen de estrategia, pero es que creen tenerla, solo que el mundo no lo sabe, ni falta que hace, porque ellas y ellos piensan que la mejor estrategia es su propio ejemplo, el de sus virtudes personales y colectivas, que acabarán prendiendo en la mentalidad de las masas y transformando este feo mundo. En conjunto, son el antisistema ligth, como la mantequilla “verde” del sistema. Se sienten antisistema porque el sistema los saca poco por la tele. Los que más suerte tienen son los ecologistas, que gracias a Greta Thumberg salen con cierta frecuencia y no solo cuando el Pirulí recuerda anualmente el legado de Félix Rodríguez de la Fuente. Pero todos tienen bastante razón, su distopía feliz vende poco últimamente y menos aún desde que empezara la interminable pandemia coronovírica. Ahora lo que más se vende son las distopías globalistas y colapsistas, no hay más que ver los catálogos de Netflix y Amazon Prime. Y por algo será.

 

 

Coincido con Layla Martínez (con toda probabilidad, nadie de los que ésto lean sabrán quien es Layla): el neoliberalismo es profundamente antiutópico, ni siquiera defiende las utopías capitalistas; lo dice Layla hablando de su libro Utopía no es una isla (**), dice que todos los discursos sobre el futuro parten de la idea de que éste será peor que el presente.  El discurso hegemónico por supuesto, pero también los contrahegemónicos. Cuando daba charlas y talleres sobre la historia del futuro y la evolución de la ciencia ficción durante el siglo XX, una de las cosas que preguntaba a los asistentes era cómo veían su ciudad dentro de cincuenta años. Di los talleres en muchos sitios, desde asociaciones de ciencia ficción a universidades o centros sociales autogestionados y la respuesta era siempre la misma: deterioro de las condiciones laborales, pérdida de derechos, aumento de la crisis ecológica, capitalismo de megacorporaciones, tecnología mejorada pero aplicada al control social…me respondían eso incluso militantes de la izquierda radical, que en teoría se supone que deberían creer que lo que hacen puede conducir a otra sociedad. Y pensé que ahí había algo importante. Por supuesto no he sido la única, ni la primera, que lo ha pensado, pero creí que merecía la pena investigarlo”.

En efecto, las distopías reflejan nuestras ansiedades actuales y nuestra sociedad contemporánea se ha vuelto descreída respecto al futuro, ha dejado de creer que esté ligado al progreso y que vaya a ser necesariamente mejor. A propósito de la pérdida de la fe en el progreso, dice Layla que Fredric Jameson (***), como otros teóricos de la posmodernidad,  la sitúan precisamente en sus inicios, a finales de los años setenta y principios de los ochenta, en los que tienen lugar algunos hechos históricos que convergen, pero que, sin duda, el más significativo es el ascenso al poder del proyecto liberal en su versión  neo, con la llegada de Ronald Reagan a la Casa Blanca. El capitalismo previo, el de posguerra, sí fue utópico, con sus casitas adosadas en las barrios del extrarradio y sus espectaculares centros comerciales. El neoliberalismo no disimula, como hace la socialdemocracia con su estado de bienestar; no exhibe ningún proyecto colectivo, ni siquiera de tipo capitalista, solo ofrece un presente contínuo, a lo sumo aliviado por la tecnología. Lo que ahora vemos es que cuando se imagina el futuro, se escriben, sobre todo, guiones distópicos que ponen en mutua y contradictoria relación a la realidad con la ficción, un batiburrillo de agónicas aventuras rellenas de esperanzas y miedos colectivos, como si los guionistas quisieran provocar en el espectador un presentimiento, como preparación para una profecía autocumplida.

La utopía proletarista pensaba un mundo económicamente justo, basado en una naturaleza ilimitada, pensaba que la utopía sucedería tras una lucha de clases generalizada, que serviría para que las masas asalariadas nos apropiáramos de la producción capitalista, con lo que el desarrollo económico sería igualmente infinito, en alianza con la ciencia y la tecnología, sin que se llegara siquiera a vislumbrar la idea de un posible colapso. En la actualidad, los restos de esa utopía, básicamente ecosocialistas, se conforman con organizar los escasos recursos que quedan, para gestionar “éticamente” un colapso que ya dan por seguro. Y hasta nos dicen que el propio colapso es una gran oportunidad de “progreso”.

Resulta que la crisis ecológica es sólo una parte, no menor, del paquete, que no va a provocar un colapso de un día para otro, tal como nos enseñan en las series y películas de ciencia-ficción, la sociedad no se va a derrumbar un día concreto en el que unas masas zombis nos lancemos a saquear bancos y supermercados. Lo que tenemos por delante es un deterioro continuo y progresivo, que ya estamos experimentando con el avance de la actual pandemia. No comparto, sin embargo, la creencia de Layla en que la buena noticia sea que “estamos a tiempo de evitar las peores consecuencias de ese deterioro”, a tiempo de echar el freno y detener ese avance mediante “un esfuerzo enorme, que supone derribar el capitalismo en un plazo de tiempo muy corto y que también nos permite imaginar sociedades mucho más justas y una vida mucho más digna”. Se lía cuando piensa que la idea de colapso es negativa políticamente porque nos condena a gestionar ruinas y porque extiende la idea, muy paralizante, de que “si no se puede hacer nada, dado que el colapso es inevitable, ¿para qué voy a intentarlo?”. Ella cree que políticamente es mucho más útil la esperanza que el miedo, porque el miedo paraliza mientras que con esperanza, al menos será más fácil que nos movilicemos. Esto, ni de coña lo esperes, Layla, no estamos a tiempo de evitar el colapso si pensamos que éste es sólo ecológico, y la esperanza no es suficiente, no lo es ponerse a esperar que sucedan, al mismo tiempo, el colapso ecológico del capitalismo y una ilusoria movilización global de las masas esperanzadas. No tengo yo tan clara la utilidad política de la esperanza. Pienso que mucho mejor es una buena estrategia integral y no solo ecológica. Esto ya lo vende el propio sistema, ¿qué son, si no, la “Agenda 2030” y el New Green Deal” o Pacto Verde?

De mi experiencia como agente de desarrollo rural tirando a “alternativo”, aprendí mucho de la estrategia del “sistema", que con más inteligencia estratégica que nosotros (ahora lo veo), no solo nos copiaba, sino que, además, nos montaba enfrente una oficina paralela de desarrollo rural...¡increíble, el sistema copiando a la oposición!, ¿pero cómo iban a ir en contra de los principios y objetivos de desarrollo en territorios tan depauperados y victimizados como los rurales? No, la declaración de principios y objetivos es lo de menos, siempre son eso, nada más que declaraciones que se pueden cambiar o justificar. Lo realmente importante es la operativa, la estrategia. Y eso lo bordaron y lo siguen bordando. El asco que nos produce la política al uso, nos lleva a prescindir de la dimensión política de lo “alternativo”, a confundir el activismo con la operativa estratégica.

Ya no se me ocurrirá más eso de predicar a favor de luchar a cuerpo descubierto y expuesto a la intemperie. Hace mucho que dejé de pensar que el avance de la revolución era proporcional al número de seguidores en Youtube o al de las ostias repartidas por la poli en las manifestaciones. No pienso para nada en la utilidad política de la esperanza, ahora estoy a favor de montarles algo más que un pollo: un “estado” paralelo y enfrente de cada consistorio estatal; se trata de sobrepasarlos con un ayuntamiento comunal-asambleario, local, sí, pero a partir de un pacto global y unilateral por el que declaramos  a la tierra y al conocimiento humano como bienes comunales universales. Eso, utopía operativa: sin esperanza, con estrategia. Pero éste es tema para otro día... que lo tengo que pensar algo más.

Notas:

(*) Un tipo especial de pisanubes es el twitero ocurrente, por ejemplo: "Camino en círculos, no me sigas. Liberté, Egalité, Fraternité, Piqué. Lunes noche, los tuiteros comienzan a resucitar. ¿No hay nada en la tele que no me joda la digestion? Todo el mundo al suelo, tengo un lunes y sé como usarlo. Dame siesta y llámame tonto. Ahora que mi insomnio duerme, voy a aprovechar a meterle mano. Mi plan consiste en dejar que mi trabajo se acumule hasta que sea una torre lo suficientemente grande para que se derrumbe sola. Perdéis el tiempo buscando el truco o la explicación a todo, en lugar de simplemente creer y disfrutar de lo mágico".

(**) Utopia no es una isla es el título del libro editado por Episkaia en noviembre de 2020. Su autora, Laia Martínez, lo es también del ensayo “Gestación subrogada” (Pepitas de calabaza, 2019), así como de relatos y artículos que se han publicado en diversas antologías, como Estío. “Once relatos de ficción climática“ (Episkaia, 2018). Ha traducido ensayo y novela para diferentes sellos editoriales y escribe sobre música en El Salto y sobre series y televisión en La Última Hora. Desde 2014 codirige la editorial independiente Antipersona.

(***) Fredric Jameson es un crítico y teórico literario norteamericano, de ideología marxista, que define el postmodernismo como claudicación de la cultura ante la presión del capitalismo organizado, pensamiento que recoge en su “Teoría de la postmodernidad”.