La obra de Camatte tuvo repercusión directa en grupos de la ultraizquierda europea durante los años setenta, pero en general es muy desconocida, probablemente porque su abandono del marxismo clásico y la evolución de su pensamiento le convirtieron en "problemático", pero es indudable su influencia en un gran número de autores y organizaciones.
Sus escritos han interesado recientemente a corrientes de pensamiento contemporáneo, tales como el de "comunización", el "primitivismo" anarquista o el "aceleracionismo", y gracias a notables representantes de dichas tendencias, como Fredy Perlman y Jhon Zerzan, o los grupos franceses "Théorie Communiste", "Aufheben", "Endnotes" y, sobre todo, "El Comité Invisible".
Que yo sepa, sus últimos escritos datan de 2023. Son dos artículos titulados "Death
and Extinction" y "Nothing Is Resolved" (Muerte y extinción, Nada está resuelto),
incluidos en una edición especial de la revista "Insurgent Notes: Journal of Communist Theory and Practice" (Notas Insurgentes: Revista de Teoría y Práctica Comunista"), dedicada a analizar la guerra de Ucrania. En
castellano, sus textos han sido traducidos
principalmente por Federico Corriente, también por la agrupación comunista de izquierda "Barbaria"; y en Sudamérica han sido difundidos principalmente por el grupo argentino de los "Cuadernos de Negación".
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Jacques Camatte nació en 1935 en Plan-de-Cuques (Francia). Ejerció como profesor de Ciencias de la Tierra en una escuela de Rodez, en la que intentó aplicar métodos basados en el espíritu cooperativo que consideraba inherente a todo ser humano. Escritor y teórico radical, inicialmente vinculado al Partido Comunista Internacional (facción de la Izquierda Comunista Italiana liderada por Amadeo Bordiga), hasta su ruptura con ellos a mediados de la década de los sesenta. Esa facción era opuesta a participar en elecciones y al revisionismo estalinista, afirmando que la URSS era un estado capitalista. Si bien Camatte tuvo una relación cercana a Amadeo Bordiga, abandonó su militancia en el PCI en 1966, con una escisión nada amistosa.
Llama mi atención que coincidiera con Amadeo Bordiga en afirmar que "aunque los fascistas perdieron militarmente la guerra, lo cierto
es que el fascismo la ganó" (como sistema, se entiende).
En su última época vivió retirado en una granja de permacultura, junto con su hija y su nieto. Falleció recientemente, el 19 del pasado mes de abril de este año 2025. Considerado por quienes le conocieron como persona de calidad excepcional, con su abundante producción teórica Camatte se convirtió en referencia fundamental de la teoría comunista contemporánea, contribuyendo decisivamente a revitalizar la perspectiva crítica del comunismo radical. No sólo era un tenaz y concienzudo investigador, con una original visión de la existencia humana, sino que también se dice de él que estaba profundamente comprometido en "encarnar" la teoría a través de su modo de vivir.
En 2009 Camatte propuso los conceptos (diferenciados) de dominación formal y real del capital.
Marx se propuso demostrar que el capitalismo es un sistema históricamente transitorio, que se basa en la explotación de los trabajadores. El valor incorporado a las mercancías por el trabajo es superior al valor de la fuerza de trabajo expresada en salario. Gran parte de los marxistas actuales olvidan que esta básica desigualdad, concretada como plusvalía, es debida a un ancestral "derecho de propiedad" sobre los medios de producción, que otorga a los capitalistas el derecho a apropiarse del fruto del trabajo ajeno. Recordemos que, según Marx, el concepto de "valor" en el capitalismo es una categoría social resultante de las relaciones de producción, donde el trabajo humano es la fuente del valor y el capital busca su acumulación a través de la explotación de dicho trabajo. Camatte acertó a diferenciar las fases históricas que siguiera el proceso de autonomización del valor/trabajo, señalando que "sólo a través del proceso de las revoluciones proletarias y de las dos guerras mundiales, la civilización capitalista accedió a su dominación real en todas las esferas de la reproducción social, constituyendo un entramado de socialización totalizante que deviene en comunidad material del capital".
De un artículo escrito junto a Gianni Collu, con el título de "Transición: de la dominación formal a la dominación real del capital", transcribo:
"La dominación real del capital significa, además, que al proletariado no sólo le son expropiados su tiempo de vida y su capacidad mental, sino que el tiempo de la circulación ahora prevalece sobre el de la producción (a un nivel espacial). La sociedad del capital crea una población “improductiva” a gran escala, crea su propia “vida” en función de su propia necesidad: fijarlos a la esfera de la circulación y a las metamorfosis de la plusvalía acumulada. El ciclo se cierra en una identidad: todo el tiempo de los hombres es tiempo socialmente necesario para la creación y circulación/realización de plusvalor. Todo puede ser medido por las agujas de un reloj. Ya en "La miseria de la Filosofía", Karl Marx decía que "el tiempo es todo, el hombre es nada. La mayor parte del tiempo, él es el envoltorio del tiempo".
La autoemancipación, contra toda "dinámica de enemistad"
En su última época, el pensamiento de Camatte evolucionó para acabar rechazando toda dinámica de enemistad entre los seres humanos, consigo mismos y con el resto del mundo viviente, pasando a plantear la autoemancipación como discontinuidad con la milenaria domesticación de la humanidad, con la represión parental y la separación del resto de la naturaleza, todo aquello que en conjunto Camatte caracterizaba como "dinámica de la enemistad".
En el sitio web de la revista "Invariance", Jacques Camatte aparecía resaltado su lema «yo no tengo enemigos», como testimonio firme de su rechazo a prolongar la dinámica de la enemistad.
Los rackets y la gregaridad son los residuos aberrantes de la comunidad.
Camatte fue lector de Adorno durante la década de los 70. De hecho, su teoría de los "rackets" desarrollada en "Sobre la organización" o "Transición", que será fundamental en su posterior evolución teórica está claramente inspirada en la anterior teoría de los rackets de Horkheimer y Adorno, contribuyendo a ampliar críticamente esa teoría: al constituirse el capital en comunidad material desaparece el capitalista tradicional propio de la sociedad burguesa, siendo reemplazado por la banda económica, mafia o "racket", que yo entiendo en referencia a las grandes corporaciones tecno-financieras que controlan el flujo económico en esta fase tardía del capitalismo, actuando como verdaderos "señoríos" neofeudales que hoy mantienen una tensa relación de simultánea competencia y alianza con el moderno Estado-nacional, en modo similar al de los señoríos (feudos) respecto de las monarquías medievales.
"Tras la constitución del capital en ser material, y por tanto en comunidad social, el personaje tradicional del capitalista desaparece, el proletariado disminuye relativamente —a veces, de forma absoluta—, y las nuevas clases medias se expanden. El capital no puede valorizarse (…) a menos que una partícula de su ser, a la vez que se autonomiza, se enfrente al conjunto social y se ponga en relación con el equivalente socializado total, el capital. Tiene necesidad de esta competencia, porque no existe más que por diferenciación. A partir de ahí se constituye un tejido social basado en la concurrencia entre organizaciones rivales (rackets)" (Camatte & Collu, 1972, p. 2).
La causa de la gravedad de la enfermedad del Covid19 no es el virus: es la decadencia de nuestra especie.
En el ensayo titulado "Instauración del riesgo de extinción", decía Camatte que "la gran diversidad de síntomas está relacionada con el hecho de que la enfermedad revela en realidad las disfunciones anteriores al interior de la especie, así como su obsolescencia, y las causadas por ella dentro de la biosfera. Es más que una enfermedad porque, en tanto que operadora de revelaciones, se impone como un apocalipsis. Pero, vuelvo a repetirlo, la causa de su gravedad no es el virus, sino el estado (de decadencia) de la especie".
En ese mismo ensayo, escrito por Camatte en pleno confinamiento por la pandemia, que fuera traducido al castellano y publicado en 2021 por el grupo chileno "Vamos hacia la vida", leo ésto:
"Tal decadencia se manifiesta, en particular, a través del gran desarrollo de las enfermedades autoinmunes, debido a la desrregulación del sistema inmunitario, la multiplicación de los cánceres, la depresión (cf. La fatiga de ser uno mismo – depresión y sociedad de Alain Erhenberg, Ed. Odile Jacob), el odio a uno mismo (cf. Glosas X), el aumento de las enfermedades mentales, la obesidad cada vez más extendida, así como diversas enfermedades vinculadas a una mala alimentación o al uso de drogas, el descenso de la fertilidad masculina, la posible desaparición del cromosoma "Y", etc... Esto explica por qué algunas personas dicen que nadie murió por el Coronavirus, sino con él. Esta afirmación se hace a menudo después de que se hayan realizado las autopsias. Sin embargo, todavía existe el problema de la presencia del virus. ¿Cómo lo entendemos? Estas personas no dan una respuesta eficaz y tengo la impresión de que están minimizando el fenómeno, aunque sólo sea porque tienden a negar la existencia de una pandemia. Otros informan de una conspiración mundial, lo cual, una vez más, no explica nada".
Abandono de la perspectiva marxista, su "otro" concepto de comunismo.
Fue a principios de los años setenta cuando Camatte llegó a argumentar cómo el capitalismo había logrado acomodar a la humanidad a su forma, llegando a rechazar la noción de revolución tal como ha sido tradicionalmente concebida. Así, la clase proletaria, según Camatte, se convirtió en un aspecto del capital, carente de capacidad para superar su situación. En tanto el capital se había tornado totalitario en su estructura, no dejando a nada y a nadie fuera de su influencia -en un proceso que Camatte denominaba de "domesticación"-, todo movimiento revolucionario posterior ya no sería de lucha entre clases, sino basado en la lucha de la humanidad contra el capital.
La "visión comunista" de Camatte propone la necesidad de un
nuevo comienzo para la especie humana, una dirección contraria a la de su errancia en las sociedades de clase y a lo que Camatte
denominaba "su devenir fuera de la naturaleza”. La especie, decía,
está enferma de represión, Homo Sapiens ha devenido históricamente
a través de su errancia en una especie estructurada por la represión
que se perpetúa totalitariamente en la reproducción social y en la vida
de cada individuo. El comunismo, por tanto, solo podrá emerger a
través de una ruptura práctica con un devenir histórico de
milenios, como surgimiento de una Gemeinwesen (verdadera comunidad) en la que sea abolido el
antagonismo entre la especie y el individuo.
***
A modo de conclusión: la errancia, tan ideológica como estratégica, de las izquierdas de inspiración marxista.
Sin duda que Jacques Camatte es un eslabón perdido de la crítica social contemporánea, siendo su obra inspiradora -aunque con escaso reconocimiento- de algunos debates plenamente actuales, como la teoría de la comunización, que propone una visión radical del comunismo, donde la revolución social significa una transformación radical e integral de todas las relaciones sociales y económicas, en lugar de una transición gradual hacia un Estado comunista.
Si bien es cierto que tanto la obra de Camatte, como la actual corriente de "comunización" guardan gran parecido con el paradigma de democracia integral y comunalista que vengo elaborando y proponiendo desde hace más de una década, enseguida me rechina lo que yo considero el núcleo de esa proverbial "errancia propia", ideológico-estratégica, que Camatte comparte con el conjunto de las izquierdas de inspiración marxista: esa enorme sensibilidad social y capacidad para la crítica, junto a una fatal ignorancia del significado histórico de la Propiedad y del Estado como "condiciones previas" de la dominación capitalista. Eso es lo que a mi entender determina un sistemático fallo, su propia errancia de principios y estrategias, que ciega toda posibilidad de emancipación humana por esa vía comunista, la del "Estado-Partido", cuyas contradicciones han sido desveladas por la propia experiencia histórica, a lo largo de los "revolucionarios" siglos XIX y XX, que nos han situado en la misma casilla de salida, solo que ahora al borde de un autentico riesgo de autoextinción.
Y es que a pesar del inmenso conocimiento y experiencia histórica que acumula nuestra especie, predominan unas izquierdas propietaristas, proletaristas y proestatistas, que siguen erre que erre, atascadas en su carril de pensamiento y partido único, actuando así de tapón o freno de la rebelión humana contra el Sistema de Domesticación que directamente nos conduce a la extinción.
Por todo ello, encuentro gran contradicción en el pensamiento de quienes, aún con la mejor de las intenciones, como en el caso de Jacques Camatte, todavía son capaces de decir que "superar
emancipatoriamente la crisis actual, que remite a una larga historia
de
errancia
y auto-domesticación de la especie, requiere de una
inversión completa del camino hasta ahora recorrido por la especie,
lo que implicaría abandonar la dinámica de la enemistad en cuanto
modo básico de relación social sobre la que se funda la
perpetuación de la errancia de la humanidad y su camino acelerado
hacia la completa locura, cuya consecuencia lógica será en última instancia la
autoaniquilación de la especie".
1 comentario:
Gentile Antón Dké,
l'articolo è stato inserito nella nostra bibliografia:
https://www.ilcovile.it/V3_camatte_Recenti.html
Un saluto
Stefano Borselli
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