domingo, 28 de febrero de 2016

DE OLVIDOS Y VIDAS PARALELAS: EL TREN DE LA ROBLA Y EL VIEJO CAMINO A COMPOSTELA

El ferrocarril de La Robla es la línea de vía estrecha más larga de Europa Occidental, con 335 km, que discurren entre Bilbao (Vizcaya) y La Robla (León).Fue inaugurado el 11 de agosto de 1894 con el objetivo principal de acercar la producción carbonífera de las cuencas mineras leonesa y palentina a la poderosa industria siderúrgica de Vizcaya. En 1972 la sociedad entró en quiebra y la empresa pública FEVE se hizo cargo de la línea. Bajo su gestión la situación no sólo no mejoró, sino que sus resultados empeoraron extraordinariamente. En 1991 cesó su utilización para el tráfico de pasajeros —restringido solo al de mercancías—, pero, gracias a distintos convenios con la Administración pública, en 2003 se reanudaron distintos servicios entre León y Bilbao. Su recorrido atraviesa las provincias de León, Palencia, Cantabria, Burgos y Vizcaya, y es considerado uno de los ferrocarriles más emblemáticos de España.


El trazado del ferrocarril es orgánico, se adapta al terreno evitando la construcción de costosas infraestructuras, como túneles y puentes. Se trata de un mágico recorrido, que tras salir de las Encartaciones vizcaínas, sigue el borde de la Cordillera Cantábrica hasta llegar a La Robla, cruzando las merindades burgalesas, pegado luego a la orilla del pantano del Ebro, atravesando de este a oeste la Montaña Palantina y luego las tierras de Cistierna y Boñar, siempre con la Cordillera al lado, en medio de espectaculares horizontes montañosos.


Desde que en el siglo IX se descubriera la tumba del Apóstol Santiago en Compostela, aumenta la devoción en todo el mundo cristiano, promovida por los reyes, Alfonso II el Casto, el gran difusor, o Alfonso III el Magno, el gran repoblador de las tierras leonesas, entre otros. Vienen peregrinos de todos los puntos de España y de la Europa Cristiana. En estos primeros tiempos se siguió el Camino al abrigo de las montañas, huyendo de la amenaza árabe, amparados los peregrinos por los nobles encargados de la repoblación, buscando la protección de las fortalezas, al calor de monasterios y hospitales. El Camino de Santiago se convirtió en la más importante ruta de peregrinación de la Europa medieval.

Los peregrinos recorren el Viejo Camino caminando sobre las calzadas romanas, trazadas durante las guerras contra cántabros y astures en la dominación romana y los cuatro siglos de su posterior estancia en la Península Ibérica. Este tránsito de peregrinos promovió desde sus inicios la aparición y desarrollo de un rico patrimonio artístico-monumental, social y popular, incluso económico. Aún hoy tenemos innumerables muestras que dan testimonio de ello. A Santiago se podía llegar por diferentes caminos, pero hasta entrado el siglo XII, sabemos que una de las rutas principales fue este Viejo Camino, el que transcurría por las montañas de Burgos, Cantabria, Palencia y León, siguiendo la línea de frontera entre los reinos cristianos y el territorio ocupado por la invasión musulmana, la línea de la repoblación cristiana, que avanzaba hacia el sur mediante la concesión de Cartas Pueblas y Fueros, como el de Brañosera, uno de los primeros, aquí, en tierras hoy palentinas.

Aquel viejo Camino de peregrinación a Santiago se anticipaba así al camino de hierro que seguiría nuestro “viejo” tren de la Robla más de mil años después... Bilbao, Valle de Mena, Espinosa de los Monteros, Aguilar de Campoo, Cervera de Pisuerga, Guardo, Puente Almuhey, Cistierna, Boñar, La Robla...y a partir de ahí, el tren tiraba para León y el camino de peregrinación lo hacía en dirección a Villafranca del Bierzo, enlazando allí con el más moderno Camino Francés, que a partir del siglo XII fuera impulsado por la corona de Castilla, más aún desde la publicación del Códice Calixtino, que promovió esa nueva ruta. Se inició así el declive del Viejo Camino de la montaña, que fue pasando al olvido...aunque yo creo que nunca fue olvidado del todo, ya que, como la antigua red de caminos medievales, los que seguían las preexistentes calzadas romanas, aún siguieron siendo utilizados por muchos peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela o se desviaban a Santo Toribio de Liébana (Ruta Vadiniense) o al Salvador en Oviedo (Camino de San Salvador) o a Valdorria para venerar los restos mortales de S. Froilán. No se explica, si no, el auge de monasterios, abadías y hospitales, con claras referencias a la peregrinación, como sucede en San Martín de Elines, en Santa María la Real de Aguilar de Campoo o en San Román de Entrepeñas.

Antes del Códice Calixtino, las rutas jacobeas eran imprecisas, no estaban claros los caminos que seguían los peregrinos. Será después, cuando se establecen hospitales, se construyen puentes y calzadas, cuando se fijan las rutas que seguirán los peregrinos. Alfonso VI en Castilla y León y Sancho Ramírez en Navarra y Aragón, serán los principales impulsores.


 Pues bien, desde hace unos años, diferentes iniciativas intentan recuperar del olvido esta primitiva ruta jacobea; gentes de la Montaña Palentina nos hemos incorporado a esa tarea colectiva desde el año pasado, cuando organizamos en Aguilar de Campoo un encuentro a tal efecto, con asociaciones, entidades y personas que compartimos el mismo empeño.

El Viejo Tren y el Viejo Camino son dos presencias históricas y paralelas, encontradas en el  paisaje común de nuestras montañas. Por eso creo que es buen momento para salvar a ambos del olvido, un industrial camino de hierro y un espiritual camino de peregrinos, hoy dos potenciales caminos turísticos y, en todo caso, dos elementos singulares de nuestro patrimonio histórico y cultural.

Estaría muy bien que FEVE nos ayudara en la recuperación del Viejo Camino, con ello nos ayudaríamos todos, también a recuperar el viejo tren hullero, que hoy languidece, amenazado de cierre...con pocos paisanos-viajeros que lo usan y sólo un puñado de turistas que lo cogen al año. El tren de la Robla es perfecto para los nuevos peregrinos, los del Viejo Camino, permite iniciar etapas, retomarlas, combinarlas...recorrerlas a pie o en bicicleta...Costaría muy poco, el intento merece la pena.








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