lunes, 20 de diciembre de 2010

NUESTRA LÍQUIDA IDENTIDAD


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En el haber de la globalización figura la naturaleza líquida de nuestra cultura, según la metáfora que hiciera Zigmunt Bauman, el célebre filósofo polaco, y que éste aplicara  como crítica de la modernidad en su conjunto –“Modernidad Líquida”- y en sus efectos disolventes, en diferentes contextos de la vida humana: amor líquido, vida líquida, miedos líquidos…En su planteamiento, la búsqueda de la identidad es la tarea y la responsabilidad vital del sujeto y esta empresa de construirse a sí mismo constituye la última fuente de arraigo, según Bauman.


Me parece una apropiada metáfora narrativa, útil para describir una imagen comprensible de los procesos de desmembración social y de radical individualismo que caracterizan lo que nombramos como "modernidad". Y, al mismo tiempo, me parece una metáfora insuficiente, puramente narrativa, que se queda en la cáscara de la cuestión, sin nombrar a la infraestructura del proceso, al capitalismo, esa infraestructura que desaloja a la gente de su propia identidad  social, que nos sitúa ante una elección comprometida, en un mundo que sólo admite compromisos líquidos, difusos, fugaces, momentáneos y fluyentes. La imposible elección es entre: 1, el gélido abismo de la intemperie (fuera del sistema, donde ya están tres cuartas partes de la humanidad); 2, entre la indiferencia huidiza y autista del  súbdito productor/consumidor y 3, entre la autocomplaciente militancia líquida: socialdemócrata, ecologista y feminista, en sus  diferentes grados y variables, más o menos  críticos en su narración de los acontecimientos..., pero que, como Zigmunt Barman, resultan mudos, sordos y ciegos ante la naturaleza  totalitaria/capitalista de la bestia que los produce y, por ende, incapaces de identificar la  estructura básica de su poder: la apropiación de la Tierra. Se trata de un autismo funcional que, aunque con algunas incomodidades e insatisfacciones, nos permite seguir estando a cobijo, resguardados del helado frío de la intemperie.  

Conozco a muy buena gente que piensa que el proceso para la superación del capitalismo es cultural y  que no hay otra vía para ello que la individual, como si se tratara de un camino místico y cuasi religioso de perfección, en la absoluta soledad y enmismamiento del ego. Piensan que eso producirá cultura y que  ésta provocará el cambio. Estoy en radical desacuerdo, porque considero probado  que es la infraestructura  del poder la que genera la cultura y no al revés, porque la cultura de las sociedades se ha producido siempre a partir de su estructura política (económica-social-ambiental).  

Y todo ésto viene a cuento de las reflexiones  que me ocupan estos días en torno a la rehabilitación del sentido de la identidad, en su doble cara, individual-colectiva, y que para mí se concretan en lo local y en lo común. Stepien y Barnó son dos arquitectos que he descubierto recientemente, gracias al  sitio web de Raquel y Diego( SIETEQUINCE ), que tienen un discurso interesante  sobre el concepto de identidad  desde su perspectiva de arquitectos y urbanistas, como resultado del diálogo  entre la cultura (civitas) y el lugar (urbis) : “…y para  que esta relación entre la “Civitas”  y la “Urbis”  sea posible, tenemos que dar al concepto de  identidad el papel que le corresponde. Así que,  intentáremos meter en juego ideas como la memoria colectiva, la colectividad, la vecindad o el sentido de pertenencia. Todo ello, incidirá en la idea que subyace detrás de la palabra equidad, y que no es otra cosa que la búsqueda de la igualdad social".

Cuando escribo ésto, suena en  radio 3 una canción del  recién fallecido  Enrique Morente, al que descubrí hace muy poco, por razón de mi  acusado analfabetismo  musical. Es un tema de Leonard  Cohen, el cantautor canadiense… música de fusión, música heterodoxa, con sonoridades de globalidad, pero que en la voz de  Enrique Morente me remite a una identidad local  y cultural  inequívoca, ubicada en los  paisajes  culturales de Andalucía.  Innovación, evolución sobre la tradición, rehabilitación de la identidad… Ah, también para no perderse, otro descubrimiento musical que debo a Radio 3: Mercedes Peón, en las antípodas geográficas y musicales de Morente  pero, que a mí me suenan mágicamente parecidos. Su música es genuinamente  global, a mayores de  gallega. Con  identidad, con sólida identidad.  

Enrique Morente

Mercedes Peón

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